Dos meses después de un congreso del PP de Sevilla que desgarró el partido, evidenciando de paso un indisimulado choque entre las direcciones regional y nacional, los populares sevillanos han sellado por fin la paz. Lo han hecho con un acuerdo de integración, por el que el candidato derrotado en la cita congresual se incorpora como vicepresidente ejecutivo, una tregua que ha contado con el aval directo del PP andaluz para así enterrar un conflicto que amagó con acabar en los tribunales.
El pacto, por el que la candidatura perdedora se incorpora a la dirección provincial, se ha rubricado en la propia sede del PP regional y en presencia de su secretaria general, Loles López. Con este telón de fondo, la reelegida presidenta, Virginia Pérez, y el que fuera su rival en las urnas, Juan Ávila, alcalde de Carmona, han puesto fin a un litigio cuya resolución, en un gesto más, ha sido comunicada por el PP andaluz y no por el sevillano.
El “acuerdo de incorporación” por el que ambas candidaturas han acordado la representación en los distintos órganos del partido acaba con un duro enfrentamiento que se inició cuando Virginia Pérez se presentó a la reelección con el apoyo de Génova, lo que llevó al PP-A a lanzar a la carrera la candidatura de Juan Ávila para contrarrestarla. La colisión entre la dirección de Pablo Casado y la de Juan Manuel Moreno Bonilla por el control del PP sevillano alcanzó tal intensidad que el presidente andaluz no asistió al congreso en el que Pérez fue reelegida.
Reconciliación y nueva crisis
Una vez pasado ese trance las aguas se recondujeron, hasta el punto de que Casado y Moreno Bonilla escenificaron una reconciliación que, poco después, volvía a saltar por los aires. El detonante en estas ocasión fue la maniobra de Pérez para eliminar como portavoz en el Ayuntamiento de Sevilla a Beltrán Pérez, uno de los principales apoyos de Ávila en un proceso congresual en el que contó con el respaldo de dirigentes del PP regional y del Gobierno andaluz.
La nueva crisis, que amenazó con partir al grupo municipal al no contar la destitución del portavoz con el aval de la mayoría de concejales, se capeó dándole a Beltrán margen para decidir el momento de una renuncia ya inevitable al saber que no va a ser el próximo candidato del PP a la Alcaldía de Sevilla. El propio Beltrán, por cierto, era uno de los que estaba negociando un acuerdo entre Pérez y Ávila que quedó de nuevo estancado, hasta que este lunes se ha desliado la madeja.
Con este pacto, además, se conjura la amenaza que mantenía latente Juan Ávila de denunciar en los tribunales el proceso congresual, alegando un pucherazo en toda regla. Su incorporación a la dirección provincial, así como de otros miembros de su candidatura, es un primer paso para intentar que cicatricen las heridas y centrar al partido en su siguiente tarea, que es elegir candidato para intentar arrebatarle al PSOE la Alcaldía. El alcalde de Tomares y senador popular José Luis Sanz es hoy por hoy el mejor colocado en esta carrera.
Celebración de la tregua
Como no podía ser menos, el PP-A celebraba este lunes que se enterrara el hacha de guerra y destacaba la “enorme generosidad” demostrada por Pérez y Ávila a la hora de cerrar este acuerdo con el que “tenemos un PP de Sevilla unido y centrado en las necesidades de la provincia”. “Por encima de discrepancias, se ha antepuesto, por ambas partes, el objetivo común de trabajar por la provincia de Sevilla y por los sevillanos”.
Este paso, se resaltaba, es fundamental para “seguir trabajando para consolidar el cambio que ha traído a Andalucía el gobierno de Juan Manuel Moreno y conseguir el cambio necesario en el Gobierno de España que tiene que venir de la mano de Pablo Casado”.