Proteger una joya del barroco sevillano de las sombras de la invasión turística, la misión de una nueva plataforma vecinal

Los representantes de las entidades que respaldan la plataforma se han reunido frente a las puertas del templo para concretar los objetivos y acciones a emprender

Sara Rojas

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El “miedo” a perder una joya del barroco sevillano –y con ella, una parte “muy valiosa” del patrimonio y la identidad de la ciudad– ha llevado a diversas entidades sociales y vecinales de Sevilla a conformar una plataforma para recuperar la capilla de San Pedro de Alcántara. Este templo del siglo XVII y de enorme valor patrimonial, según los expertos, ha quedado cubierto de un velo de misterio desde que las Esclavas del Sagrado Corazón –la congregación que figuraba como propietaria– abandonó sus dependencias el verano pasado.

El “oscurantismo” y la “falta de transparencia” en torno a su futuro que denuncia la plataforma han alimentado las sospechas de que este bien patrimonial ubicado en la céntrica calle Cervantes ha sido desacralizado y posiblemente vendido a un fondo inversor, que podría destinarlo a un hotel u otro tipo de alojamiento turístico. Más allá de los rumores, lo cierto es que no hay certezas sobre el propietario actual ni sobre el uso que se le pretende dar al templo.

Sí se sabe, a tenor de la información que manejan las asociaciones patrimonialistas, que a finales del siglo XIX el Arzobispado de Sevilla cedió este templo a las Esclavas del Sagrado Corazón. Entonces, las religiosas destinaron parte del recinto a una residencia de estudiantes, que posteriormente derivó en el colegio mayor La Luz. La capilla, por su parte, se destinó a acoger diferentes actividades religiosas y culturales, tales como conciertos, especialmente por parte del IES San Isidoro, que colinda con esta joya del barroco.

A partir de ahí, solo quedan incógnitas sin resolver en torno a una de las iglesias más “interesantes” y “desconocidas” de la ciudad, que alberga pinturas de Domingo Martínez y tallas del círculo de Pedro Roldán. Con todo, los temores que anidan entre los vecinos del Casco Antiguo no son infundados. La hilera de candados y de carteles indicativos de hoteles y alojamientos turísticos que colonizan el centro de Sevilla hasta llegar a la calle Cervantes evidencian el avance imparable de la “invasión turística” que sufre la ciudad y que ha conquistado poco a poco el centro, expulsando a los vecinos y despersonalizando la capital hispalense.

Hoja de ruta

Pese a las insistencias de entidades en defensa del patrimonio histórico y artístico de Andalucía como Adepa, ni las monjas ni el Arzobispado de Sevilla aclaran qué ha pasado con este bien patrimonial. SevillaelDiario.es también ha contactado con la archidiócesis, pero fuentes de la institución se limitan a señalar a las Esclavas como propietarias, sin resolver las dudas en torno a su futuro.

Ante este panorama “incierto”, la hoja de ruta que se ha marcado la plataforma en su nacimiento recoge como primer punto “reclamar la titularidad del inmueble”. Una vez despejada este incógnita, exigen a la Junta de Andalucía –como administración competente– que proteja a la iglesia de San Pedro de Alcántara de los intereses privados declarándolo Bien de Interés Cultural (BIC).

A partir de ahí, se dirigen a otras instituciones como el Ayuntamiento de Sevilla o la Diputación Provincial para proponerles que asuman la titularidad del templo, en aras de blindar su destino como bien de interés público al servicio de los distintos colectivos educativos, sociales y culturales de la ciudad. Para el resto del recinto, sugieren que se destine a albergar una residencia pública, ya sea para estudiantes o de mayores. En este punto, recuerdan también que se están incumpliendo los acuerdos firmados con el Ayuntamiento hispalense después de que la Gerencia de Urbanismo acometiera en 2007 obras de rehabilitación a cambio de que la iglesia ofreciera mínimo una visita cultural y religiosa a la semana.

Todo ello en un contexto en el que los vecinos del centro llevan meses movilizándose para evitar que la ciudad “se muera” al paso de la turistificación. Para este próximo miércoles han convocado una nueva concentración a fin de alertar a los sevillanos de “las dramáticas cotas que está alcanzando la turistificación depredadora que sufre Sevilla”. En el blanco de sus reivindicaciones está precisamente la limitación de los pisos turísticos, que ha crecido exponencialmente los últimos años debido a la rentabilidad del negocio turístico.

Una joya desconocida

“El patrimonio de la ciudad no se puede perder, una joya del barroco del siglo XVII como esta tiene que dedicarse a un uso cultural”, defiende frente a las puertas del templo Puri Huertas, la representante de esta plataforma nacida con el cometido de “defender nuestro patrimonio frente a la privatización y la turistificación”. Junto a esta sevillana que representa también a la asociación vecinal La Revuelta, se encuentran otros miembros de entidades sociales y vecinales como la asociación de profesores para la Defensa y Protección del Patrimonio Histórico Ben Baso, el colectivo vecinal Pulmón Verde, la asociación Centro Social Casco Antiguo o integrantes del AMPA del instituto San Isidoro.

A todos ellos les une el objetivo común de “que un edificio histórico del siglo XVII de muchísimo interés en Sevilla no se privatice y que pueda aceptar el acceso, conocimiento y el uso de los sevillanos”, como apunta José Manuel Baena, presidente de Ben Baso. De acuerdo con este experto en patrimonio histórico, la iglesia de San Pedro de Alcántara encierra “un valor importantísimo para Sevilla”. “Es una iglesia del siglo XVII con planta de cruz latina, pero que sobre todo destaca porque mantiene completa la decoración barroca que en la mayor parte de las iglesias se ha perdido”, explica Baena en conversación con este periódico.

A pesar del valor artístico y cultural de este bien patrimonial, Ben Baso lamenta que sea una joya desconocida para buena parte de la ciudad y de los investigadores. La bibliografía en torno a ella, de hecho, es muy “parca”, según la asociación que preside José Manuel Baena. Siguiendo los estudios del historiador del arte Enrique Valdivieso, las pinturas murales al temple que decoran las paredes de la Iglesia datan del siglo XVIII y podrían ser obra de figuras tan destacadas como Domingo Martínez y Gregorio Espinal.

Quienes han tenido oportunidad de ver su interior definen la capilla de San Pedro de Alcántara como “una maravilla”. Es el caso de Manolo Carrión, profesor de Geografía e Historia y uno de los miembros de la asociación Ben Baso que han acudido este lunes a la puesta en marcha de la plataforma. “Yo estudié Bachillerato en el San Isidoro y vivo aquí al lado, así que me siento muy vinculado emocionalmente a esta iglesia”, confiesa Carrión en conversación con este periódico.

Aun así, no fue hasta el año pasado cuando tuvo oportunidad de contemplar su interior y quedar sobrecogido por su belleza: “Es una preciosidad, una iglesia que realmente rompe con la tónica de las iglesias del entorno y aunque se ve que no está bien conservada y que necesita protección, tiene una decoración muy profusa y pinturas murales magníficas”.

La opacidad que rodea hoy su futuro alimenta “el miedo a que se privatice” que verbaliza Manolo Carrión y que comparte el resto de compañeros que respaldan la plataforma. No obstante, frente al secretismo y las dudas, los vecinos responden con planes de futuro luminosos para el templo, soñando con que la iglesia de San Pedro de Alcántara termine siendo un espacio “abierto” para la ciudad. Una especie de oasis en mitad de ese “decorado de cartón piedra, sin alma y sin vida” en el que se está convirtiendo el Casco Antiguo a ojos de los sevillanos.

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