Refugiado en Sevilla por liderar una entidad LGTBI en Colombia: “Las amenazas eran una realidad diaria”
En el Día Mundial de las Personas Refugiadas, SevillaelDiario.es conversa con el activista colombiano Hugo Ronald Ramos que, gracias a Accem, está gestionando su asilo. “Aunque no ha sido fácil adaptarse a un nuevo país y empezar de cero, el apoyo recibido me ha permitido superar muchas de las barreras iniciales”
En el Día Mundial de las Personas Refugiadas que se conmemora este jueves 20 de junio, el activista colombiano Hugo Ronald Ramos Hernández se convierte en la voz de miles de solicitantes de asilo: “Dejar atrás a tu familia, tus logros, y reducir tu vida a 32 kilos en una maleta es sin duda un acto de valentía; no es fácil, pero a veces es la única opción para sobrevivir”. Fundador de Sucre Diversa, una organización LGTBIQ+ en una de las zonas más violentas de Colombia, esta activista por los derechos de las personas homosexuales ha dedicado su vida a defender a su comunidad hasta que las amenazas de muerte le obligaron a abandonar su país.
Tras un 2023 en el que España ha registrado cifras récord en solicitudes de protección internacional con un total de 163.000 (de ellas, 25.948 en Andalucía), Hugo Ronald Ramos recuerda la importancia de “brindar apoyo a esas personas que ante la imposibilidad de continuar en su país buscan una nueva oportunidad”. Él lo tuvo gracias a Accem, desde donde destacan a SevillaelDiario.es el retroceso en materia de asilo en el seno de la UE, con políticas como el Pacto de Migración y Asilo, o las propuestas dirigidas a externalizar la gestión migratoria a terceros países. La entidad resalta la necesidad de promover la cultura de la paz como única vía posible para consolidar y avanzar en materia de derechos humanos, especialmente en un contexto global cada vez más convulso y que está provocando grandes movimientos de personas que huyen de situaciones de conflicto, persecución o inestabilidad social y política.
¿Qué podría contarnos sobre usted y su realidad antes de llegar a Sevilla?
Nací en Barranquilla, Colombia, y desde muy joven me interesé por la formación en las áreas de trabajo social y la psicología. También he trabajado como apicultor y repostero profesional. Antes de llegar a Sevilla, fundé y lideré Sucre Diversa, una organización LGTBI en una de las regiones más violentas de Colombia. En esta organización nos dedicamos a apoyar a líderes y lideresas y a las víctimas del conflicto armado. La situación en la región era extremadamente peligrosa, y nuestra labor incluía desde brindar apoyo psicológico hasta la defensa de los derechos humanos en contextos de alta adversidad.
¿Qué le motivó a fundar o liderar una asociación LGTBI?
La motivación surgió de la necesidad urgente de visibilizar y apoyar a la comunidad LGTBIQ+ en Sucre, una región caracterizada por la violencia y la discriminación. Vi de primera mano cómo muchas personas de la comunidad eran marginadas y atacadas sin ninguna protección. Fue entonces cuando decidí crear Sucre Diversa, una plataforma mediante la que ofrecer un espacio de apoyo y lucha por los derechos humanos, con el objetivo de dar voz a quienes eran silenciados y proporcionarles las herramientas para vivir dignamente. Además, la falta de representación y las pocas organizaciones que trabajaban abiertamente por los derechos LGTBI me impulsaron a tomar acción y hacer visible nuestra causa.
¿Cómo surgió la idea de fundar Sucre Diversa y cuál fue el contexto de su creación?
Era el año 2010 cuando vi la necesidad de tener una organización que no solo apoyara a la comunidad LGTBI sino que también abordara los problemas de violencia y discriminación que enfrentábamos diariamente. Empezamos con pequeños proyectos como marchas, o la creación de una discoteca LGTBIQ+ que yo mismo administraba. Poco a poco fuimos creciendo, ganando reconocimiento y enfrentando mayores riesgos.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos que abordó al liderar esta asociación en su país?
Enfrenté múltiples desafíos. Las amenazas eran una realidad diaria, hasta el punto de que me vi obligado a moverme con escolta policial. Además, liderar una organización visible en un contexto tan hostil implicaba riesgos no solo para mí sino para todos los colaboradores. La violencia era tan extrema que en ocasiones tuvimos que cancelar eventos por amenazas de muerte. A pesar de todo, seguimos adelante porque sabíamos que nuestra labor era crucial para la comunidad. También lidiamos con la falta de recursos y el apoyo limitado del gobierno local, lo que nos obligó a buscar alianzas con organizaciones nacionales e internacionales.
¿Podría compartir algunas historias o momentos que le impactaron durante su trabajo con la comunidad LGTBI en Colombia?
Uno de los momentos más impactantes fue cuando organizamos la primera marcha del Orgullo LGTBI en Sincelejo. Éramos solo 30 personas, pero la segunda marcha tuvo que ser cancelada por amenazas de muerte. A pesar de esto, seguimos adelante organizando eventos como el reinado nacional del fandango trans, que ayudaron a visibilizar nuestra causa. Ver a las mujeres trans participar en estas actividades fue profundamente conmovedor.
¿Qué tipo de actividades y proyectos llevaba a cabo su asociación en Colombia?
Sucre Diversa realizaba una variedad de actividades y proyectos. Desde apoyo psicológico y legal hasta campañas de sensibilización y educación en derechos humanos. También organizábamos eventos culturales y educativos para visibilizar y fortalecer a la comunidad LGTBI. Uno de los proyectos más significativos fue 'Mi escuela, un espacio libre de prejuicios hacia la diversidad sexual y de género', que trabajaba en la inclusión de temas LGTBI en los manuales de convivencia escolar. Además, desarrollamos talleres de formación para líderes comunitarios, servicios de salud específicos para personas LGTBI y actividades culturales como festivales de cine y arte que promovían la inclusión.
¿Qué le llevó finalmente a dejar su país y buscar asilo en España?
Después de implementar políticas públicas para la protección de los derechos LGTBI, las amenazas se intensificaron. Un evento en particular, donde un comandante de policía me amenazó directamente mientras trabajaba en un proyecto artístico, fue el detonante. Estábamos pintando una mariposa en el patio trasero del Teatro Municipal de Sincelejo como parte de la Semana de la Diversidad. De repente, un agente conocido por su actitud hostil apareció, comenzó a insultarnos a mí y a dos compañeros más y me llamó “la mariposa de Sucre”. La situación me pareció tan indignante que decidí denunciar al oficial por discriminación ante la Defensoría del Pueblo. Sin embargo, días después, el mismo comandante pasó frente a mi casa en una motocicleta con pasamontañas, apuntándome con un arma y exigiendo que retirara la denuncia. Este incidente, entre otros, me hizo darme cuenta de que mi vida estaba en grave peligro ya que aquellos encargados escoltarme eran los primeros interesados en matarme, lo que me llevó buscar asilo en España para protegerme, y más concretamente en Sevilla.
¿Cómo ha sido el proceso de solicitud de asilo en Sevilla? ¿Se ha encontrado con alguna dificultad particular?
El proceso es largo y con momentos de incertidumbre, pero he recibido un apoyo constante de organizaciones como Accem, lo que ha facilitado mi integración y adaptación en Sevilla. Aunque no ha sido fácil adaptarse a un nuevo país y empezar de cero, el apoyo recibido me ha permitido superar muchas de las barreras iniciales.
¿Qué mensaje le gustaría transmitir a otras personas en situación similar a la suya que aún no han buscado ayuda?
Les diría que no tengan miedo de buscar ayuda. Organizaciones como Accem están ahí para apoyarnos y guiarnos. Es crucial dar el paso y no enfrentar estos desafíos solos. Hay recursos y personas dispuestas a ayudar, y es importante aprovecharlos para encontrar la seguridad y la paz que todos merecemos.
¿Cuáles son sus expectativas y planes para el futuro ahora que está en Sevilla?
Espero continuar mi activismo LGTBI en España y seguir apoyando a la comunidad. Mi objetivo es establecer una sucursal de Sucre Diversa aquí y ayudar a otros líderes sociales que, como yo, han tenido que huir de sus países. Quiero seguir trabajando por los derechos humanos y contribuir a una sociedad más justa y equitativa. A largo plazo, espero obtener el asilo y poder traer a mi familia aquí para que estén a salvo.
¿Cómo podemos, como sociedad, apoyar mejor a las personas refugiados LGTBI?
Debemos promover una cultura de paz, ofrecer vías legales y seguras, y garantizar el respeto y la igualdad de derechos. La sensibilización y la educación son fundamentales para erradicar la discriminación y apoyar la integración de los refugiados LGTBI. Es esencial que las políticas públicas reflejen estos valores y que la sociedad civil se involucre activamente en este proceso.
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