La lluvia no ha sido impedimento para las miles de mujeres que han inundado las calles de la ciudad de Sevilla con motivo del viernes 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Dos manifestaciones han teñido de morado las calles de la capital hispalense con una asistencia que, según los colectivos organizadores, la Asamblea Feminista Unitaria y el Movimiento Feminista, respectivamente, ha sido superior a la prevista, dadas las previsiones meteorológicas.
La primera de las manifestaciones convocada por la Asamblea Feminista Unitaria de Sevilla (AFUS) ha partido a las 18:00 de Torre Sevilla con las primeras gotas de lluvia de la tarde. Bajo el lema “Ni las mujeres ni la tierra somos territorio de conquista. Viva palestina libre”, más de 4.500 personas han atravesado el Puente del Cristo de la Expiración rumbo al Palacio de San Telmo, según fuentes de la Policía Nacional y de la Subdelegación del Gobierno.
“Israel asesino del pueblo palestino”, “ni sumisa, ni callada, mujer empoderada”, también son culpables, jueces y fiscales“, ”sin las trans no hay feminismo“, han sido algunos de los cánticos que junto a las miembros de la batucada, han acompañado y animado a las asistentes y transeúntes que, sin temor alguno, han marchado contra la lluvia. A este respecto, Heidi, una de las manifestantes, afirma que para ella la lluvia no ha sido un inconveniente, sino más bien lo contrario: ”Aquí se muestra de verdad las personas que están interesadas por la causa. Otros años muchas personas vienen a posturear porque el día lo permite, hoy se ve quién quiere estar de verdad“.
Las organizadoras de esta primera convocatoria se habían guardado un as bajo la manga antes de llegar al destino final, una parada frente al McDonald's de Puerta Jerez. En este enclave han acusado a la multinacional de “apoyar al estado de Israel y masacrar al pueblo palestino”. Este grito de denuncia ha sido acompañado por el despliegue de una gran pancarta en uno de los edificios vecinos al establecimiento y bengalas de dos colores: el morado, en alusión a la mujer; y el verde, para homenajear al pueblo palestino.
Finalmente, en el Palacio de San Telmo han leído el manifiesto del colectivo en el que se ha destacado, una vez más, el apoyo al pueblo y las mujeres palestinas. Junto a estas referencias, otras reivindicaciones tradicionales como la denuncia a la trata de mujeres con fines de explotación sexual, la defensa del colectivo LGTBIQA+ y la lucha contra el racismo y las narrativas coloniales.
Paralelamente, a las 20:00 daba comienzo la segunda manifestación en Plaza Nueva, encabezada por el Movimiento Feminista de Sevilla. En el transcurso de la tarde, la lluvia –acrecentada por otros factores meteorológicos como el viento– acompañó también a esta segunda marcha, de forma más notoria incluso. La marea morada recorrió las calles céntricas de la ciudad hasta culminar en el destino final, la Alameda de Hércules.
Pese a que la estrechez de las calles y la aglomeración de personas bajo cientos de paraguas han dificultado las estimaciones oficiales de las fuerzas de seguridad, las participantes coincidían en destacar una asistencia elevada. Cánticos como “alerta que camina la lucha feminista por las calles de Sevilla” o “el feminismo camina para delante, el machismo camina para detrás” han retumbado las calles del centro de la capital hispalense. Asimismo, colectivos sindicales como CCOO, y el Sindicato de Estudiantes de Sevilla acompañaron también la movilización con pancartas específicas.
Ana, asistente a la manifestación, ha resaltado que la lluvia no debería de ser un impedimento para ninguna mujer a la hora de asistir al 8M: “No es un día de felicidad, ni un día para que te den un clavel, sino una oportunidad para mostrar la posición en la que nos encontramos las mujeres”, sentencia.
Al llegar a la Alameda de Hércules, el colectivo leyó rápidamente el manifiesto alentadas por las inclemencias meteorológicas. Entre sus reivindicaciones, destacaban “la desigualdad estructural del sistema patriarcal”, “la involución democrática y su plasmación en presupuestos para las políticas de igualdad” y, de nuevo, “la solidaridad con el pueblo palestino”. “Hartas de promesas y excusas”, exigían una “igualdad real y la unión” entre las mujeres en la lucha por las “agresiones sexuales y la igualdad de oportunidades”. De esta manera, Sevilla ponía broche final al un 8M “distinto, pero igual de especial”.
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