Un grupo de países compuesto por Hungría, Polonia y República Checa amenaza con entorpecer la estrategia climática de la Unión Europea a largo plazo. Los tres estados se muestran reacios a adoptar el objetivo de “neutralidad climática” para 2050 previsto en el orden del día del próximo Consejo Europeo, la semana próxima.
Aunque Europa parece convencida, al menos sobre el papel, de que debe tener una economía descarbonizada en 2050, siguen existiendo voces discrepantes, según han contado fuentes del Gobierno español este lunes en la primera sesión de la Cumbre del Clima de Madrid. Cada estado miembro puede adoptar ese objetivo por su cuenta, pero una estrategia común obligaría a incorporarlo.
Los próximos 12 y 13 de diciembre, el Consejo debe completar la estrategia climática a largo plazo para entregar ese plan a la ONU a partir de 2020. “En este contexto, se centrará en particular en el objetivo de lograr la neutralidad climática para 2050”, según las explicaciones del Consejo. Eso supone que las economías de la Unión no aporten emisiones de gases efecto invernadero.
Se trata acoger en los planes de la UE, las recomendaciones del Panel de Expertos de la ONU sobre cambio climático y aumentar la ambición. El último informe sobre la brecha de emisiones entre el CO que se está lanzando y el nivel admisible para cumplir con el Acuerdo de París indica que esa diferencia no ha parado de crecer durante la última década. Tanto que el objetivo de limitar el calentamiento a 1,5C ya implica reducir en más de la mitad las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en los próximos diez años. Un tajo drástico.
Si en un principio la UE tiene establecida una reducción global de emisiones del 40% respecto a todo lo que emitía en 1990 en el punto intermedio que supone el año 2030, la situación global demanda que pueda llevarse ese objetivo al 55% de reducción como paso previo a esa neutralidad a mitad de siglo. Estos países reticente implican un claro freno a ese propósito.