El pasado 25 de junio, un grupo de organizaciones civiles presentó en el Congreso de los Diputados una iniciativa legislativa popular (ILP) para mejorar la transparencia en el sector sanitario. El objetivo de esta medida legislativa es el de poner freno a algunos problemas que amenazan con desestabilizar el Sistema Nacional de Salud, como el continuo aumento del gasto farmacéutico.
Entre las organizaciones encargadas de desarrollar la propuesta se encuentran la Fundación CIVIO, Salud por Derecho o la Asociación por un Acceso Justo al Medicamento. Hablamos con el vicepresidente de esta última, el especialista en medicina familiar y comunitaria Juan José Rodríguez Sendín, sobre los motivos que han llevado a estas asociaciones a impulsar esta propuesta.
¿Por qué ha surgido esta iniciativa?
Lo que se pretende es resolver algunos agujeros del mundo sanitario y farmacéutico que están generando muchos problemas. Lo más llamativo es el precio excesivo que están alcanzando algunos fármacos, así como la falta de transparencia en la negociación de los precios o en la relación entre la industria y los profesionales sanitarios.
Todo esto es un gran vacío que está creando bastantes casos de irregularidades y de corrupción y que va a determinar el futuro del sistema sanitario, especialmente porque da la sensación de que no hay límite a la hora de ponerle precio a las nuevas moléculas. Al final, el objetivo es resolver todos estos puntos negros del sistema y que todo esto no quede impune, porque estamos hablando de salud.
¿Por qué exigen que las negociaciones de los precios que paga el estado a las farmacéuticas sean públicas?
A pesar de que la inversión en sanidad ha bajado, el gasto farmacéutico no deja de crecer. Ahora mismo está por encima del 25% del gasto sanitario y por encima del 30% en algunas comunidades autónomas. Esta es la situación y lo que se pretende es entender por qué sucede y ponerle límites.
Además, no tiene sentido que el sistema público, que es el mayor cliente de las farmacéuticas, no diga claramente cómo se negocian esos precios, que en algunos casos son exagerados. No hay ninguna razón para que los contratos públicos con la industria farmacéutica no se conozcan y sean transparentes. Solo puede haber razones oscuras para ocultarlo, lógicamente basadas en intereses económicos.
¿Puede la publicación de los costes de desarrollo de un fármaco poner en riesgo la propiedad intelectual, como asegura la industria?
Es absurdo, porque el sistema ya le da una protección de 20 años a una patente para recuperar la inversión realizada. El problema es que se está utilizando la patente para dar vía libre a que se pongan precios abusivos en cualquier condición. Además, se sabe que gran parte de la investigación básica utilizada para desarrollar un fármaco está financiada con fondos públicos, pero en el resultado final esto tampoco se está teniendo en cuenta. Si se quiere seguir manteniendo la patente, las empresas tendrán que demostrar lo que han gastado de forma transparente y, a partir de ahí, calcular un beneficio razonable. El problema es que la industria está muy bien como está y no quiere que esto cambie.
En la propuesta también se habla de la “sobreprescripción” ¿qué relación tiene con todo lo demás?
Los estímulos de la industria no solo van destinados a que los médicos prescriban lo que le interesa a las farmacéuticas, sino también a que prescriban más. Hoy en día todo está dirigido a recurrir por defecto a un fármaco, sin pararse a pensar que parte de la solución está en la prevención, en la que apenas se invierte, y no tanto en el diagnóstico y el tratamiento.
También se pretenden abordar los conflictos de intereses de la comunidad médica ¿es esto un problema?
Es evidente que es un problema, entre otras cosas porque se ocultan y esa información se debe conocer. Que un profesional médico trabaje o reciba fondos de la industria no supone ningún problema, pero eso lo deben saber todos los pacientes y los compañeros. Hay que decir lo que se entrega a cada profesional o a cada institución y en concepto de qué se recibe ese dinero.
Recientemente se ha sabido que los principales miembros del Comité Asesor de Vacunas se repartieron más de 200.000 euros de las farmacéuticas en dos años ¿qué le parece?
No parece prudente que alguien que esté en un comité que toma decisiones sobre un medicamento tenga conflictos de intereses con la empresa que vende ese medicamento. Esto no creo que haga falta explicarlo mucho porque es de sentido común.
¿Cree que hace falta más sensibilización con este tema en la comunidad médica?
No, lo que hace falta es más transparencia y menos permisividad por parte de las administraciones. Y esto lo digo en un sentido amplio, porque también hay responsables políticos que ocultan cosas.
Otro de los puntos negros señalados en la propuesta es la formación continuada de los médicos ¿por qué es problemática?
Porque es la mejor manera de hacer propaganda y comprar voluntades, puesto que el contenido y el gobierno de esa formación está totalmente en manos de la industria, que es el intermediario, y eso es algo muy grave y con lo que hay que terminar. El problema realmente no es la actitud de la industria, que está aquí para ganar dinero, el problema real es que los sucesivos gobiernos no han querido abordar la cuestión y se ha permitido que lleguemos a esta situación.
¿Es posible conseguir una formación independiente de la industria?
Hay muchas asociaciones y sociedades científicas que han decidido que no les interesa recibir dinero de las farmacéuticas, así que lo lógico es que creemos un fondo para que estas entidades que se comprometen a no recibir dinero de la industria puedan desarrollar actividades de formación y de investigación independientes.
¿Qué le parece la polémica surgida por los conflictos de intereses en el mundo de la divulgación? conflictos de intereses en el mundo de la divulgación
Creo que entra todo en el mismo paquete. Son canales de comunicación distintos, pero para cubrir lo mismo. No hay que olvidar que alguien hace divulgación está utilizando el prestigio de su profesión, porque la reputación puede ser personal, pero el prestigio lo da la profesión, y cuando un médico habla, la gente escucha por el prestigio social que tiene, por eso debemos ser transparentes y decir claramente si tenemos algún conflicto de interés.