Lisboa, 28 jun (EFE).- Vestidos con traje, los ojos vendados y un pescado muerto en la boca, activistas reclamaron hoy a las puertas de la II Conferencia de los Océanos de la ONU, en Lisboa, que el mundo pare ante la emergencia climática como lo hizo con la pandemia de la covid-19.
A pocos metros del Altice Arena, recinto en el que se celebra este evento hasta el 1 de julio, piden la protección de los océanos mientras guardan silencio y sostienen maletines con los mensajes “Guerra a los peces”, “Ecocidio” y “Parad la sobrepesca”.
Con esta crítica a la “ceguera” de la ONU y las naciones, el objetivo es denunciar los intereses económicos de corporaciones y Gobiernos que impiden llegar a acuerdos de forma “urgente”.
Sophie Miller, miembro del grupo de activistas Ocean Rebellion y una de las participantes de esta protesta, explicó a EFE que, aunque ve “discursos adecuados” dentro de la conferencia, no son suficientes para revertir la degradación de los océanos, por lo que pide que la sociedad pare para protegerlos como lo hizo cuando estalló la pandemia.
“Lo que necesitan ver es que estamos en una emergencia climática. Esto es una emergencia ahora y si paran ahora y son valientes y se levantan y hacen lo necesario, podemos hacer un cambio”, afirmó.
Criticó además que estos diálogos deberían haber tenido lugar “hace 30 años” y que, aunque es bueno hablar de esta crisis, las acciones no son suficientes.
“Si no paramos todo ahora, no tenemos ninguna oportunidad, no tenemos esperanza”, insistió.
TIBURONES PARA PROTEGER LOS OCÉANOS
A pocos metros de ahí, cerca de una decena de personas disfrazadas con trajes de tiburones ensangrentados pedía la prohibición de comercializar con las aletas de los tiburones al recordar que estos animales son como los “doctores” de los océanos, ya que tienen una función reguladora del ecosistema como “limpiadores” de los fondos marinos.
Alex Hofford, miembro de la organización ambientalista Shark Guardian, criticó en declaraciones a EFE la falta de protección contra esta especie, explotada en Asia y Europa, y comercializada principalmente por España, que los pesca y los exporta después a Asia.
“Lo que intentamos conseguir es que España, Portugal y todos los países de la UE prohíban la aleta de tiburón. Necesitamos que la UE lo haga”, porque está estimulando el consumo de carne de tiburón en países como Italia y Brasil, demanda “que no existía antes”, denunció.
Puso el foco también en la falta de acción por parte del enviado especial de la ONU para los Océanos, Peter Thomson, que no ha respondido a los intentos de contacto de Shark Guardian, y en protesta lleva una máscara con su cara.
Sin embargo, no todo son críticas, como reconoce su colega Nicole Mueller, quien ve “mejor empezar poco a poco” frente a “no hacer nada” en un momento en el que las medidas van “tarde” pero siguen siendo necesarias.