Para muchos puede ser un simple aventurero, alguien diferente a los demás, que se cansó de vivir de forma estandarizada; que un buen día se lío la manta a la cabeza y se marchó a conocer mundo en su bicicleta. Pero detrás de Álvaro Neil, el biciclown, hay una alta dosis de valentía, de un trabajo social excepcional y un personaje rico en vivencias. Tras completar su proyecto “Kilómetros de sonrisas”, por Sudamérica (2001-2003), 31.547 kilómetros y 49 espectáculos de magia y malabares, regresó a casa con una idea bien clara: dar la vuelta al mundo en 8, 9 ó 10 años. Comenzaba el proyecto “Miles of smiles Around the world”, la aventura duro 13 años. Concluyó el pasado fin de semana en Asturias, su tierra natal. En su largo caminar ha regalado espectáculos interactivos a favor de los más humildes. Más de 50.000 personas han disfrutado de este payaso en los cinco continentes pues como él afirma “payaso no es una profesión más, es una forma de ver la vida”. Es el primer español que más tiempo ha estado en bicicleta recorriendo el mundo, tan sólo le supera un alemán que lleva 51 años. Abogado de profesión, trabajo cinco años en una notaría en Madrid. Ahora busca un poco de silencio para escribir, dar charlas de educación y seguir viviendo como un nómada. www.biciclown.com es su proyecto. Una forma de trasmitir el sentido de la vida.
¿Vive a la velocidad de las mariposas?
Somos producto de los que vivimos. Hubo un momento en que sentí que se me escapaba la vida y decidí cambiarlo. Lo que he hecho muchos lo desean, pero no lo hacen por miedo. Miedo a salir de su situación de confort. Es muy difícil vivir continuamente con incertidumbre. Cruzar una frontera sin saber si te van a dejar pasar, levantarte sin saber dónde vas a dormir, llamar a una puerta para que te ayuden, vivir con apenas un presupuesto de 300 euros mensuales. Nos apegamos a cosas materiales, nos volvemos sedentarios y construimos nuestros propios palacios para estar a salvo. Pero, cuando estamos al filo de la muerte, son pocos los que dicen ¡tenía que haber trabajo más! Nuestro remordimiento se centra en ¡deberíamos haber disfrutado más! Yo no puedo decir los mismo. He tenido una vida intensa. Vivir mucho no es vivir más, sino vivir intensamente.
Su fidelidad a la bicicleta rezuma en todo su atuendo. En una silueta, en forma de pendiente en su oreja, hecho por una mujer en EEUU, en su chaqueta, estrenada para su entrada a meta…. y su pensamiento puesto en la nueva compañera de viaje que le acompañará estos días en su casa. Una nueva bicicleta plegable, que está por llegar desde Barcelona. Un nuevo regalo que se unirá a las cuatro que utilizó en estos largos años de pedaladas por el mundo.
Cuatro bicis, cuatro aventuras.
Sin duda. La primera fue la de la experiencia. La segunda me la regalaron unos patrocinadores; pero me duró poco. A los dos meses tuve un accidente con ella. La tercera la llamé Karma, por un amigo mío de Bután. Y, la cuarta, Utopía, con la que llegué, me la hizo un amigo holandés con piezas de Karma. La bicicleta es el medio de transporte más inteligente. Además, es como un descapotable, todo el mundo te ve llegar y es más amigable, porque no escondes nada. Yo llevaba toda la casa a cuestas, 80 kilos.
¿Da por finalizada su aventura?
No veo que Asturias sea el fin de mi viaje. Siempre seré un nómada, aunque también soy consciente de que somos una máquina con una energía limitada. Y, reconozco que, por el momento, he llegado a casa en cuerpo, que no en espíritu. Ahora busco un poco de silencio para centrarme en escribir y llevar mis experiencias, mis charlas educativas allí donde pueda. Pero creo que me voy a quedar poco tiempo en casa. Oviedo está igual que cuando la dejé hace 13 años. Un amigo me ha ofrecido un alojamiento en Barcelona y allí me iré una temporada. Pero tendré cuidado con la hospitalidad. He aprendido que las visitas y el pescado al tercer día huelen. Cuando pueda me compararé una autocaravana y seguiré mi periplo. Ahora solo necesito motivación, pararme y escribir un nuevo libro. Además, mis pertenencias en Asturias se han esfumado. Las tenía en un contenedor en una nave. Su propietario la vendió y me quedé sin lo poco que dejé.
¿Es consciente que se puede encontrar con una Cataluña diferente?
Me enteré hace unos días que había muerto Fidel Castro, bromea. Pero me mantengo más o menos al día de la información -en alusión a Catalunya-. Pasé por allí antes de llegar a Asturias. Para mí el mal de la sociedad no son los nacionalismos es el ego. Ni tan siquiera el dinero o la cuota de poder. Para unos, el ego de no permitir la independencia bajo su mandato y, para otros el ego de pasar a la historia por haberlo conseguido. He llevado la bandera de Asturias por 117 países. Una bandera hecha artesanalmente por mujeres del Centro Asturiano de Rosario (Argentina) y si a alguien le hubiera molestado la hubiese quitado. Se trata de tender puentes, no levantar muros. De la que venía hacia Asturias, por Aragón vi una bandera española reposar sobre el mástil, y desde lejos no se sabía bien si era de la comunidad o de la nación y pensé: Si una bandera no se ondea, no sé sabe bien a quien pertenece…. Y creo que esa es una reflexión que se deben hacer los países.
¿Es ese el trasfondo real que ha palpado en las decenas de países en los que ha estado?
Paradójicamente, los países más hospitalarios en los que he estado han sido Irán, Sudán y Siria, en éste estuve antes de la guerra y el que más me ha costado EE.UU. La policía me paraba cada poco par pregúntame quién era y qué hacía… Llegó un momento en que me cansé y opté por callarme y me limité a decir: soy español, no hablo inglés… Fue entonces cuando empezaron a dejarme en paz. Los idiomas están bien para conseguir información; pero el viajero se comunica con la mirada y el corazón, con eso le es suficiente. Y sin duda, África es el continente más hospitalario. En Europa, cuanto más al norte más difícil y más al sur más fácil. Los ricos dicen si no tienes dinero para comer, haber hecho un plan. Pero en otros países la vida no se cuestiona bajo esos principios. Unos se creen que les estás dando y otros que les estás robando. Hoy tendría miedo de dejar en mi propia casa la bicicleta fuera por si me la roban.
En África también tuvo sus riesgos.
Bueno, el camino te va preparando. Superé cuatro malarias cerebrales. En una estuve al límite por pocas horas, pero no era momento. Por eso digo que África es uno de los continentes más hospitalarios, me cuidaron y aquí estoy. En la inmensa mayoría de los países africanos, un blanco o es un misionero o un diplomático. Hay más personas que me han hecho bien que me han hecho mal. Mi balance es un 95 por ciento positivo y un 5 malo. Porque el respeto está antes que la religión.
¿Es eso lo qué trasmite en sus espectáculos?
Mi proyecto sólo pretender sacar una sonrisa allí donde otros no llegan. Muchos de los espectáculos se han hecho en colaboración con la familia salesiana. Su favor llega allí donde otros no pueden llegar, donde no existe cooperación y donde las ONG dejan de operar por falta de financiación de los estados. En definitiva, en los barrios más pobres. Allí donde es difícil salir y hacer algo bueno. Y a veces no se trata de decirlo todo, también hay que callarse y simplemente hacer sonreír. Cuando estás por el mundo sin nada y llevas felicidad a alguien, esa persona se queda en deuda contigo. Y si les dejas bien, seguro que ese día hace algo bueno.
¿Por eso amigos de tantas partes del mundo le hayan acompañado en su etapa final?
Han venido de distintos puntos del mundo, hasta de Hawái, y estoy muy agradecido. Han venido a verme a mí, a compartir ese momento y ese es el verdadero valor de la vida. Reuní a unas 100 personas en mi fiesta de bienvenida y fu maravilloso.
Se alarga el silencio y es el momento de callarse. El brillo de sus ojos se dispersa un poco, baja la mirada y se aprecia todavía el esfuerzo en su rostro, la piel de la cara quemada por tantas horas, días y años recorriendo los caminos de la tierra. Está inquieto, su nueva compañera de viaje no acaba de llegar y se va.