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La angustia de los familiares en las residencias: “Me enteré por televisión del brote del virus en el centro de mi madre”

Una residente de un centro de León utiliza el sistema de videollamada con su familia para combatir el aislamiento. / Europa Press

Sofía Pérez Mendoza / Belén Remacha

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“Me enteré por televisión de que en la residencia de mi madre había un brote de contagios y nadie me ha contado todavía cómo está”. Nieves describe la angustia que la acompaña a todas horas desde el jueves, cuando supo a través de los medios de comunicación que en el centro de mayores de Moratalaz en el que está confinada su madre con Alzhéimer habían muerto varios residentes y hasta 40 más tenían síntomas compatibles con el Covid-19. Asegura que nadie de la residencia le ha explicado en qué situación está su familiar tras varios intentos fallidos de contactar por teléfono. Lo último que supo a principios de semana es que su madre tenía fiebre, cuenta. “Necesito que me llamen. Una amiga que vive cerca ha visto coches funerarios en la puerta y ambulancias”. A última hora de la tarde, la residencia contactó por fin con Nieves. Su madre ya no tiene fiebre.

La situación desesperada que relata se reproduce a lo largo y ancho del país, aunque con especial incidencia en Madrid, donde se concentran el mayor número de casos, de ingresados graves y también de fallecimientos. La lista de residencias con el virus dentro es cada vez más extensa: primero fue Monte Hermoso, con casi una veintena de fallecidos; después Moratalaz, con cuatro fallecidos en el hospital y otros cinco dentro del centro. Los contagios se expandieron también en una residencia religiosa del centro de Madrid, Santísima Virgen y San Celedonio, donde han muerto en los últimos días diez personas, cinco con coronavirus confirmado y otros tres posibles.

A la Plataforma Pladigmare, que reúne en Madrid a 300 personas entre usuarios, familiares y trabajadores, le constan contagios en 18 residencias de la Comunidad de Madrid y al menos 70 fallecidos. La Comunidad de Madrid dará previsiblemente datos oficiales sobre las personas afectadas que viven en residencias en las próximas horas. Hasta la fecha no hay datos oficiales. A la asociación le llega un “goteo constante” de casos, ya sean fallecimientos o confirmados: lo último, este viernes, una persona muerta en la residencia de Usera a cuya familia, denuncian, “no han dejado pasar y no le saben decir si ha sido coronavirus o no. Además del dolor que supone, no se puede informar bien. Tampoco hacer autopsia, porque nos dicen que los juzgados están bajo mínimos”, lamenta Miguel Vázquez, su presidente.

La Comunidad de Madrid ha pedido este fin de semana que el personal sanitario del Ejército ayude a las plantillas de estas residencias, donde la “crisis está teniendo consecuencias devastadoras”. El consejero de Políticas Sociales se ha dirigido por carta al vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias. En la misiva, Alberto Reyero admite que las dificultades que atraviesan estos centros para que trasladen a “las personas más vulnerables y con pluripatologías” a los hospitales. “En muchos casos deben permanecer en las residencias, recibiendo una atención médica para la que la mayoría no están preparadas”, afirma el consejero. Desde este viernes los efectivos del Ministerio de Defensa ya entran a limpiar las residencias. Ciudadanos es partidario desde hace días de pedir auxilio a la UME, pero la idea no fue bien recibida por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Los directores de los centros de mayores llevan días denunciando esta situación desesperada. “Se solicitó desde el primer momento el traslado de los pacientes que por su delicada situación necesitaban una atención más especializada. Solo ocho han dado positivo y han podido ser ingresados”, lamenta la residencia Santísima Virgen y San Caledonio en una comunicación oficial.

En Tielmes, un pequeño pueblo de la periferia madrileña, Laura (nombre ficticio) recibe a cuentagotas noticias de su madre, que ni habla ni se mueve por sí misma por un estado avanzado de Alzhéimer. No le informan sobre la situación dentro “por protección de datos”, según su testimonio. “Yo no he pido los nombres y apellidos, por favor, solo que nos cuenten cómo están las cosas, cuántos casos hay, si hay un médico atendiéndoles”. En la última comunicación que tuvo con la residencia, este viernes, le dieron la posibilidad de sacar a su madre de allí. “Pero, ¿qué hago yo con ella aquí sola? No puedo, ojalá pudiera, pero estoy sola”, responde Laura. La residencia, La Solana, no tiene médico desde hace días y las enfermeras están gestionando la situación por teléfono con el centro de salud del pueblo. Aquí, un centro concertado con la Comunidad de Madrid, tampoco ha llegado la “medicalización” anunciada por parte de la Consejería de Sanidad.

En otros centros, la mayoría, ni siquiera están haciendo test, de modo que “es imposible aislar y controlar la contaminación”, alerta una trabajadora de la residencia pública de Alcorcón que pertenece al sindicato MATS. Hasta el martes, según su relato, la dirección no permitió a las empleadas ponerse mascarilla porque “genera una sensación de alarma entre los residentes”. Tampoco las que algunas trajeron de casa. En esta residencia, los mayores han estado comiendo en los turnos habituales hasta este jueves, “pegados y en la misma mesa, sin distancia de seguridad”, continúa la representante de MATS. Este viernes han abierto un módulo de aislamiento para los posibles contagiados, según las trabajadoras que se ponen bolsas de basura a modo de bata protectora.

Los familiares se pasan los días sin apartar la mirada del móvil, esperando noticias que no llegan. “La angustia es monumental. Esta semana nos cogían el teléfono y nos decían que el médico nos llamaría, pero nada. La otra mañana mi tía volvió a llamar para decir que no sabía si su madre estaba viva o muerta”, recuerda Cristina, nieta de una residente de Monte Hermoso, un centro que desde hace varios días está lleno de cámaras de televisión y familiares que deambulan perdidos por las inmediaciones en busca de respuestas. Unas horas después de contactar con eldiario.es la residencia les informó que su ser querido estaba bien.

Videollamadas y mails, ejemplos en positivo

Desde Pladigmare critican que, hasta ahora, la gestión de la información ha venido determinada por cada residencia. “Hasta ahora ha habido protocolos, pero ha dependido de la profesionalidad de cada dirección y su gestión. En positivo: la Adolfo Suárez, por ejemplo, ha tenido una comunicación muy buena, cada noche envía un correo a los familiares indicando cuántos casos hay en aislamiento, cuántas altas, envían videos, tienen un canal de Telegram…”. “En la residencia de mis padres, en Leganés, no tenemos problemas. Cada día puedo hablar con ellos. Usamos el servicio de videollamadas y eso te da tranquilidad”, cuenta Rubén como ejemplo de que hay lugares donde la gestión con las familias está siendo modélica.

Lo que pide la plataforma es unificación para que haya “comunicación, transparencia, equipos de protección individual (EPIS) y pruebas para trabajadores de servicios sociales, como se hace a los sanitarios”. “El coronavirus no ha surgido en las residencias de la nada, ha venido de fuera. Si llegasen las protecciones y los tests rápidos para los trabajadores, se reduciría el riesgo de contagio”, sigue Vázquez, el presidente de Pladigmare.

Sanidad y la Vicepresidencia de Derechos Sociales han presentado este viernes una orden que estará vigente durante el estado de alarma, que viene a superar todos los protocolos puestos en marcha hasta ahora. Busca dar directrices claras a los centros sobre todo en cuanto a la prevención, aislamiento y tratamiento de los pacientes de coronavirus. Este sábado, el Gobierno publicaba una nueva orden con la que obliga a partir de ahora a residencias y centros socio-sanitarios a separar a los mayores en cuatro grupos, según los síntomas que tengan y el contacto que hayan mantenido con casos sospechosos o positivos de COVID-19.

El director del Imserso, Luis Barriga, llamaba a la calma en conversación con eldiario.es dentro de la gravedad de la situación: “Donde han fallado los protocolos y ha habido cadenas de contagio ha sido noticia, pero en la inmensa mayoría de las residencias en España está habiendo profesionalidad”. Barriga se hacía cargo de que la crisis ha llegado con mucha carencia de material, imposible de prever hace 15 días: “Se han priorizado (las mascarillas) en las UCIS, y se entiende, pero si llegan millones de China, ojalá vayan cayendo ya en servicios sociales”.

En rueda de prensa de este viernes, el Secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, y el propio Barriga, han especificado que llegarán a estos centros “tan pronto lleguen a las comunidades autónomas”. Los 'tests rápidos' que incluyan a pacientes leves todavía no han llegado a toda España, aunque los haya prometido Sanidad para los próximos días, y desde el Imserso también reconocían que hacérselos a todos los profesionales de servicios sociales, como se hace a los sanitarios, sería lo ideal pero por ahora “hacer tests masivos es inviable”.

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