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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

COVID-19

La Atención Primaria encara sin refuerzos su peor verano tras 15 meses de pandemia

El verano pasado fue un impasse entre los dos peores momentos de la pandemia de COVID. España salía de una primera ola traumática sin saber que, seis meses después, la tercera ola sacudiría con la misma fuerza. Sin embargo, este verano es aún más duro que el anterior para los profesionales de Atención Primaria, porque lo encaran con las plantillas igual o más mermadas que entonces, pero retomando las consultas presenciales, diagnosticando contagios y sumando en muchos casos la vacunación. Y todo ello sin apenas planes de contingencia previstos por las comunidades autónomas.

A menos un mes de empezar con el período estival, muchos centros de salud han recurrido a la autogestión para hacer frente a lo que se viene: semanas de vacío por vacaciones, goteo de bajas por estrés y cansancio, plazas de residentes sin cubrir y una doble carga de trabajo a causa de la crisis. El Foro de Médicos de Atención Primaria ha denunciado el abandono, la pasividad y los “inútiles planes de mejora” de las administraciones. Algo que empieza a repercutir en la gestión a corto plazo, como la de los meses de julio y agosto.

La Comunitat Valenciana sí que ha previsto renovar 6.500 contratos de refuerzo COVID de los 9.000 que se hicieron por la pandemia, y contratar a 3.000 personas más para parchear los contratiempos del verano. Canarias, donde la vacunación avanza a gran velocidad, no se plantea cerrar centros de salud ni consultorios en verano –a diferencia de años anteriores–, y además va a mantener unos 4.500 contratos para cubrir bajas y vacaciones. 

Al otro lado del espectro, Madrid elabora un “plan de contingencia” que contempla cerrar ambulatorios si en última instancia no hay personal suficiente para cubrir las plazas, como adelantó El País. Este “eventual problema” se saldaría en caso extremo con el cierre de 41 de los 49 ambulatorios del área sanitaria Centro, una de las siete de la región. En Cantabria aseguran que esa opción ni se plantea por el turismo, pero tampoco tienen un plan detallado para desahogar a sus plantillas. Navarra no cerrará sus centros de salud, pero reconoce que necesita una reorganización de la Atención Primaria para garantizar “el descanso de los profesionales”, aunque aún se encuentran trabajando en ella.

Por su parte, Aragón admite que “no hay un protocolo específico para verano” porque “los centros de salud son autónomos y en cada uno se organizan las vacaciones entre ellos, como sucede en la mayor parte de los trabajos”. Castilla-La Mancha tampoco da detalles sobre ningún plan de contingencia. Ocurre igual en Galicia, donde las esperas en los centros de salud ya superan las dos semanas.

“Las gerencias han tirado la toalla y parecen haber aceptado que tienen que dedicarse a gestionar la miseria”, lamenta el Foro de Médicos de Atención Primaria. Su portavoz describe a los sanitarios como “leones dirigidos por ovejas”, porque las consejerías y sus planes de contingencia “siempre van por detrás de las necesidades”, critica Ángel Carrasco, representante también de la AEPap (Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria). 

Carrasco reconoce que suelen carecer de un protocolo de vacaciones, pero que esta vez es diferente porque se enfrentan al “verano más difícil” de sus carreras. “Cuando parece imposible que la situación de la Atención Primaria esté peor, lo consiguen”, dice refiriéndose al verano pasado e incluso a los meses de invierno, cuando las epidemias de virus respiratorios ponen a los servicios al límite. “Es imposible asumir la vacunación, las consultas presenciales, los brotes de COVID, las pruebas diagnósticas y los efectos de la liberalización de las medidas en verano”, asume.

En el área pediátrica, además, tienen el hándicap de estar incluso más mermados que en la de atención a adultos. “En ocasiones somos profesionales únicos en un centro de salud y, o nuestros pacientes se quedan sin ninguna consulta en verano, o tenemos que asumir el 100% de las agendas de los compañeros”, explica. La Confederación de Sindicatos Médicos de España ha calculado que haría falta incorporar a 5.000 médicos de familia para paliar las necesidades del sector, y no solo durante las vacaciones.

Es imposible asumir la vacunación, las consultas presenciales, los brotes de COVID, las pruebas diagnósticas y los efectos de la liberalización de las medidas en verano

Las súplicas de Atención Primaria se remontan a mucho antes de la pandemia. Los recortes acometidos durante años por las administraciones salieron a flote con la crisis del coronavirus, pero los sanitarios creen que un año después los dirigentes no han aprendido la lección. “Era un sistema robusto y ahora es un esqueleto”, define Ángel Carrasco. 

“La inversión de los fondos europeos se está dirigiendo a otros lugares que lucen más, como la tecnología hospitalaria, pero si no cuidas a la Atención Primaria, que son los cimientos del sistema, es como cortar el tronco a un árbol: da igual lo bonitas que tuviese las ramas”, compara. El gasto sanitario público es de 75.000 millones de euros, el 6% del PIB, pero solo el 16% de ese presupuesto se dedica a Atención Primaria. La media europea es del 25%. “Parece mentira que no sepan que nuestro sistema es como una pirámide y que cada euro invertido aquí redunda en beneficio de todo lo demás”, se resigna el pediatra.

“Llevamos más de diez años denunciando esta precariedad, pero en los últimos cinco ha sido criminal”, comparte María Fernández, vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), organismo firmante del comunicado del Foro. “Estamos agotados, llevamos año y medio en primera línea y necesitamos vacaciones”, reclama. Ella también es directora de un ambulatorio en el centro de Madrid, donde la situación este verano es aún más delicada que en el resto de España. La comunidad presidida por Isabel Díaz Ayuso está dejando escapar en masa a sus médicos de familia debido a las precarias condiciones laborales que se les ofrece en esta región. “Formamos a grandes profesionales, pero se van al extranjero o a comunidades autónomas con mejores contratos”, suscribe Carrasco.

El gasto sanitario público es de 75.000 millones de euros, pero solo el 16% se dedica a Atención Primaria. La media europea es del 25%. Las ratios por habitante son un médico por cada 1.342, un pediatra por cada 980 y una enfermera por cada 1.485.

Madrid se encuentra a la cola de la inversión en Atención Primaria por habitante, lo que afecta al estado de sus profesionales, solo por delante de Canarias. No obstante, un médico de familia puede cobrar en verano hasta 600 euros más al mes en el archipiélago que en la capital, donde además se les ofrece plazas de horario de tarde mal pagadas. “La gente joven quiere conciliar con su vida”, entiende el portavoz del Foro de Médicos. “Por eso, casi todos acaban yéndose a las urgencias de un hospital o a cubrir las guardias”, describe. En Madrid, solo 17 sanitarios de los 224 que acaban de terminar su especialidad se quedarán a trabajar en la sanidad madrileña. En el caso de los pediatras, 5 de 68. “Hay una pérdida de talento increíble y sería imprescindible que se quedaran este verano”, dice Carrasco. “Pero no va a ocurrir un milagro”.

No ocurre solo en Madrid, ni en el caso las vacaciones, sino que los sanitarios temen que no haya suficientes profesionales “para cubrir las jubilaciones”, como prevé María Fernández. “Necesitamos un plan estratégico”, reclama. Las ratios en Atención Primaria por habitante son las siguientes: un médico por cada 1.342, un pediatra por cada 980 y una enfermera por cada 1.485. Y eso, con las plantillas al completo. De forma que los sanitarios también piden paciencia a la población.

“Se va a adecuar la actividad de los centros de salud, pero con un margen de entendimiento por parte de los ciudadanos”, dice la portavoz de semFYC. “Que sean conscientes y que vengan con motivos razonables, que nosotros les atenderemos lo mejor posible”, reclama. Por su parte, promete hacer todo lo que esté en su mano para no cerrar su centro de salud. Mientras tanto, pide no alarmar antes de tiempo. “Se han hecho muy mal las cosas, pero hay que construir. Si no cuidamos nuestra Atención Primaria, nos vamos a la UCI”, concluye.

Con información de Candela Canales (Aragón), Rodrigo Saiz (Navarra), Carlos Navarro (Valencia), Iván Suárez y Dácil Jiménez (Canarias), Rubén Alonso (Cantabria) y Francisca Bravo (Castilla La-Mancha).

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