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Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Biescas busca “restañar heridas” de una tragedia que cumple hoy 19 años

EFE

Huesca —

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La localidad oscense de Biescas quiere “restañar” las heridas aún abiertas con un espacio en memoria de las víctimas en el mismo lugar donde se produjo una riada que arrasó el camping Las Nieves y que causó la muerte a 87 veraneantes, una tragedia de la que se cumplen hoy 19 años.

Una riada que sorprendió a los clientes del camping la tarde del 7 de agosto de 1996, tras una insólita tormenta de proporciones colosales que llenó la cuenca del barranco del Arás en pocos minutos hasta provocar un caudal torrencial de agua y barro que barrió en cuestión de segundos parte de las instalaciones.

En la retina de los testigos quedó el recuerdo de las 87 víctimas que arrastró la riada mientras se refugiaban en sus tiendas de la tormenta, e “impregnada en el alma” de los supervivientes “la fría sensación del barro”, según manifestaba a Efe años después una de las afectadas, la médico barcelonesa Magda Ballcels.

La mañana siguiente reveló con crudeza la intensidad de la tragedia y la devastación de una zona casi de guerra por la que aún deambulaban, manchados de barro y aturdidos, algunos de los clientes del campamento en busca de familiares desaparecidos.

Mientras tanto, voluntarios, bomberos, Guardia Civil y agentes de protección civil se afanaban en buscar bajo el barro nuevas víctimas, agotados pero sin desfallecer tras una noche de trabajo continuo.

Ahora, afirma a Efe el alcalde de Biescas, Luis Estaún, el Ayuntamiento quiere sacar del olvido y de la degradación la zona donde se ubicaba el camping y habilitar un “parque de la memoria” en recuerdo de los afectados que se pretende inaugurar el año que viene en el 20 aniversario de la tragedia.

Estaún, que también era alcalde cuando ocurrió la riada, admite que algunas de las familias han solicitado un espacio de recogimiento en el que poder recordar a sus seres queridos.

A petición de estos familiares, el ayuntamiento proyecta crear un grupo de trabajo con la misión específica de valorar acciones a desarrollar ese lugar para el recuerdo.

“Se trata -asegura- de recuperar la dignidad de ese espacio tan degradado, que es un mal recuerdo para todas las personas que pasamos por la carretera”.

Pero el municipio no se conforma con este espacio para el recuerdo sino que trabaja en la puesta en marcha de un campo de tiro deportivo que permita una recuperación integral de la zona.

Una forma, insiste, de “restañar” una herida aún abierta entre los vecinos y de sacar del abandono la zona donde se asentaba el camping.

Diecinueve años antes, la zona afectada era un espacio turístico de acampada muy frecuentado, clientes habituales en muchas ocasiones que repetían todos los veranos debido a la belleza y tranquilidad del entorno.

Casi nadie conocía entonces un informe elaborado por un técnico del Gobierno aragonés, Emilio Pérez Bujarrabal, que diez años antes de la tragedia se opuso a la ocupación del terreno donde se asentaba el camping, el cono de deyección del barranco de Arás, debido al riesgo que suponía su ubicación en una zona inundable.

Este informe impulsó una causa penal que fue finalmente archivada en 2002 por la Audiencia de Huesca al entender que la tragedia fue “imprevisible”, pero que abrió al tiempo una vía civil en la Audiencia Nacional que se zanjó con una sentencia que condenó al Estado y al Gobierno aragonés al pago de 11,2 millones de euros a víctimas y afectados.

Todo este proceso ha dejado en el ánimo de algunos afectados la sensación de que no se llegó a hacer justicia al no sentarse en un banquillo los responsables de ubicar el camping en esta zona.

El Ayuntamiento de Biescas quiere ahora hacer justicia con las víctimas y “cerrar la herida” que supone el hecho de que los familiares carezcan de un espacio de recogimiento.

Una iniciativa reclamada por las familias que, no obstante, están agradecidas al pueblo por el cobijo, cariño y la asistencia que les dieron cuando buscaban sin descanso a sus desaparecidos.

Estaún mantiene el recuerdo de los instantes vividos, unos hechos que han quedado en la “memoria colectiva”, imposible de ser borrados.

Pero asegura a renglón seguido con orgullo que en sus viajes al exterior, la gente que le habla de la tragedia enfatiza con especial intensidad la solidaridad demostrada por sus convecinos.