Barcelona, 29 sep (EFE).- El proceso de reindustrialización de las plantas de Nissan en Barcelona se acelerará este próximo viernes, cuando la comisión integrada por administraciones, empresa y sindicatos seleccione los 3 o 4 proyectos que reúnen los criterios para hacerse con los activos que dejará la multinacional a final de año.
Como claros aspirantes a reactivar las instalaciones de Zona Franca, Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca se encuentran la compañía belga Punch, la firma de ingeniería catalana QEV Technologies y el fabricante de motocicletas Silence, que han dado ya muestras públicas de su interés.
Aunque se trata de iniciativas independientes, todas ellas podrían tener cabida física en las instalaciones que dejará Nissan, por lo que podría ser que prosperasen todas.
En paralelo a estos tres proyectos, continúa también vivo un cuarto impulsado por una gran compañía asiática que no enseña aún sus cartas a la espera de que avancen las sigilosas conversaciones que mantiene con algunos de los integrantes de la comisión, según fuentes conocedoras de los contactos.
De los tres primeros candidatos, el que presenta un proyecto de mayor envergadura, a priori, es Punch, que plantea producir hasta 46.000 vehículos en las plantas de Nissan en 2025 y 75.600 en 2030.
La compañía prevé invertir hasta 650 millones de euros en el horizonte de 2027, que se convertirían hasta en 1.000 millones en 2030, para producir vehículos de hidrógeno reutilizando los modelos 'pick-up' y la furgoneta eNV200 de Nissan, y aprovechando la misma plantilla.
Estos 650 millones incluyen 50 millones de ayudas públicas y un crédito de otros 100 millones respaldado por el Estado.
El grupo belga asegura que su propuesta generaría 2.000 empleos directos hasta 2025, sin contar a los proveedores, a los que también ha manifestado su voluntad de mantener.
En caso de que la propuesta fuera la aceptada, la compañía ha asegurado que los prototipos de los vehículos estarían listos a mediados de 2023 y se podrían empezar a producir a mediados de 2024.
Los sindicatos de Nissan han acogido con cautela el proyecto de Punch y han instado a aprovechar la nueva fase que se abrirá ahora para acabar de definir su viabilidad y su dimensión real.
Por su parte, QEV Technologies, especializada en soluciones de movilidad eléctrica, ha presentado un proyecto mediante el nuevo Hub de Descarbonización de Barcelona (D-hub), un consorcio en el que tendría un papel de liderazgo y del que formarían parte otras empresas como las suecas Inzile y Volta Trucks.
Este proyecto plantea la posibilidad de desarrollar y producir un coche eléctrico pequeño, orientado al uso privado, carsharing y reparto de última milla, así como desarrollar plataformas de tracción eléctrica alimentadas con pilas de hidrógeno para camiones, autobuses y autocares, entre otros productos.
El D-Hub es un centro productivo de fabricación multimarca y multi-tipología de vehículos basado en la economía colaborativa, que permite maximizar el uso compartido de los activos disponibles.
La otra opción que está sobre la mesa y que parece cumplir los criterios exigidos es la del fabricante de motos eléctricas Silence, que algunas fuentes del sector apuntan que podría llegar a fabricar un modelo para Seat.
“A partir del viernes queremos que se empiece a negociar de verdad sobre ayudas públicas, sobre qué deja y qué no Nissan y sobre las condiciones salariales y de empleo de la plantilla”, ha explicado a EFE el secretario general de CCOO en Nissan, Miguel Ángel Boiza.
Boiza ha señalado que los alrededor de 2.000 trabajadores de la plantilla están nerviosos por ver en qué se concreta la reindustrialización, aunque confía en una buena salida.
Nissan anunció el cierre de los centros catalanes a finales de mayo de 2020 y la comisión para la reindustrialización se constituyó el 2 de septiembre con el objetivo de evaluar y seleccionar los proyectos con opciones de desarrollar una nueva actividad industrial.
Cuando la multinacional paralice por completo su actividad en Barcelona el próximo 31 de diciembre, se quedarán en el aire unos 20.000 empleos directos e indirectos del sector de la automoción, que supone el 10 % del PIB en España.
Los representantes de los trabajadores reclaman que el 31 de diciembre no se plantee como una fecha límite para terminar el trabajo de la mesa, que cree no debería acabar hasta que se cierre la negociación de todos los flecos, incluido el plan social.