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El cardenal Osoro se desmarca de los obispos y exige públicamente investigar los abusos antes de reunirse con el Papa

Jesús Bastante

en religiondigital.com —
14 de febrero de 2022 10:33 h

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“Los casos del pasado son casos del presente (…). El dolor de las víctimas no prescribe. Es necesario investigar y denunciar los posibles casos de abusos”. El Arzobispado de Madrid, a través del Proyecto Repara, ha roto la dinámica de silencio y negativas a investigar los abusos a menores en la Iglesia en el pasado, una lamentable constante en la Iglesia española.

La diócesis, liderada por el cardenal Osoro, ha lanzado un vídeo para “desmentir falsas creencias sobre los abusos y sus consecuencias”. Y lo hace en mitad de una profunda división en el seno de la Conferencia Episcopal sobre cómo actuar ante las comisiones de investigación que se han propuesto tanto en el Congreso como en el Defensor del Pueblo. Y, esto no es baladí, lo hace pocos días antes de que el arzobispo de Madrid sea recibido por el Papa Francisco para, entre otras cuestiones, abordar el drama de la pederastia clerical en España.

Y es que la diócesis de Madrid es una de las pocas que atiende, investiga y acompaña a las víctimas. De su territorio, y de otros obispados. Bajo la premisa de que “un solo caso de abusos ya son demasiados”, desde Repara denuncian que “los prejuicios de la sociedad y la estigmatización de las víctimas obstaculizan las actuaciones que son necesarias y urgentes”.

No hay “causa contra la Iglesia”, las denuncias ayudan

“Para dejar atrás las falsas creencias se requiere una información veraz, comunicación y transparencia”, constatan desde la oficina, que en 2021 atendió a 103 víctimas de abusos, en la Iglesia y en otras realidades. Frente a los que sostienen que las denuncian dañan a la Iglesia, o que existe una suerte de 'causa general' contra la institución (postura defendida, entre otros, por el secretario general de la CEE, Luis Agüello), el Arzobispado de Madrid recalca que “en realidad, las denuncias por posibles abusos ayudan a afrontar y prevenir que se produzcan este tipo de situaciones”.

“Lo que realmente le perjudica es el silenciamiento y la desconfianza respecto de las víctimas”. O, como más recientemente ha comentado a sus íntimos el cardenal Osoro, “las denuncias son una oportunidad para la Iglesia para mejorar y para apoyar a las víctimas”. “La denuncia ayuda”, constata el vídeo de Repara.

“Que no haya denuncias no significa que no haya casos”, señalan los responsables de la lucha antiabusos de la diócesis de Madrid, que subrayan que “los casos del pasado son casos del presente, sobre todo cuando la herida de las víctimas sigue abierta y aunque quien abusó haya fallecido”. Por eso, afirman que “es necesario denunciar los posibles casos de abusos”.

Los abusos en la Iglesia, “una monstruosidad”

Repara, con el amparo del cardenal Osoro, sostiene que defender que “el porcentaje de abusos en la Iglesia es mínimo” no es justificable, porque “cuando se dan en la Iglesia es todavía más grave y más escandaloso porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética. Si en la Iglesia se descubre un solo caso de abuso, representa ya en sí mismo una auténtica monstruosidad”.

Frente a la dinámica de ocultación y no informar a los denunciantes, Repara sostiene que “no creer a las víctimas implica doble dolor”. “No hay denuncias falsas, sino difíciles de probar, porque quien se declara víctima de abuso y denuncia tiene poco que ganar y mucho que perder”, pues supone revolverse de nuevo y resucitar el dolor. Las víctimas “pocas veces inventan historias relacionadas con su intimidad”, defiende.

Es más: el Arzobispado de Madrid desmiente que las víctimas quieran dañar a la Iglesia, sino “sanar unas heridas” tan profundas que les hacen muy difícil “dar el nombre de quien abusó de ellas” o “nombrar lo que han sufrido” hasta “30 o 40 años después”. Pese a lo que afirman los negacionistas de la pederastia, “el paso del tiempo no cura las heridas. El dolor no prescribe”.

“No hay edad mínima ni máxima para las víctimas” porque “en una relación asimétrica basada en el abuso de poder, y que acaba en abuso sexual, no hay consentimiento”, dado que “la libertad de la víctima ha quedado comprometida por el tipo de relación que tiene con quien abusa de ella”, concluye Repara.

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