Hipertensión, diabetes tipo II, hipercolesterolemia, hipertrigliciridemia, evaluación psicológica y pruebas auditivas, cardiológicas y dermatológicas a través de una aplicación de móvil. Aseguradoras como Sanitas han empezado a ofrecer a sus pacientes un nuevo servicio para que controlen, a través de un análisis facial, diferentes “riesgos metabólicos”, según la descripción que se hace en su página web. Los chequeos periódicos a personas sanas –también los que se realizan en las consultas, mucho más si lo hace una IA– forman parte de un debate recurrente en medicina y responden al cuestionado mantra de “cuanto más, mejor” para prevenir enfermedades.
Pero no hay una evidencia clara de que sean útiles. Un grupo de investigadores de Dinamarca hizo una revisión en 2019, publicada en Cochrane, de 17 ensayos clínicos que comparaban a adultos sanos que se habían sometido a chequeos generales con otros que no. No vieron diferencias sobre el riesgo de muerte por cáncer, enfermedades cardiovasculares, cardiopatías o ictus y concluyeron que, aunque pueda parecer un contrasentido, “es poco probable que los chequeos sean beneficiosos, y pueden dar lugar a pruebas y tratamientos innecesarios”.
“Todo lo contrario –asegura Valle Coronado, médica de familia y vocal de la Sociedad Española de Salud Pública–, los pacientes pueden tener una extraña percepción de enfermedad y dispararse los miedos”. “La idea de que si me miran más o me hacen más pruebas voy a estar más segura es errónea. La gente no es consciente de que hay intervenciones sanitarias que no aportan beneficios y pueden conllevan riesgos”, añade Isabel Aguilar, especialista en Medicina Preventiva y profesora de la Universidad de Zaragoza.
Si no hay patologías, si no hay síntomas y tampoco antecedentes familiares, coinciden las doctoras, estos chequeos no tienen mucho sentido médico. “Si empezamos a hacer pruebas desordenadas para atraer a población al seguro entramos en otro ámbito que es el del negocio”, sostiene Coronado.
Si empezamos a hacer pruebas desordenadas para atraer a población al seguro entramos en otro ámbito que es el del negocio
A diferencia de la sanidad pública, subraya Aguilar, se busca “por lo general productos rápidos y baratos”, alimentando un “arma de doble filo” que es la preocupación por la salud. “Hacerte una analítica al año es barato y una revisión a través de una app, mucho más. Ponemos mucho el énfasis en factores individuales como comer bien, ir al psicólogo o hacer más ejercicio físico. Todos ellos conllevan un consumo de productos y están bien, pero perdemos el foco de que la salud es una cuestión social que va más allá del individuo. Si tengo un trabajo precario y no puedo pagar el alquiler mi salud se va a deteriorar da igual lo bien que coma”.
“Un motivo para la falta evidente de efecto puede ser que los médicos de atención primaria ya identifican e intervienen cuando sospechan que un paciente presenta un riesgo alto de desarrollar enfermedades al consultar por otros motivos”, argumentan los científicos responsables de la revisión hecha en 2019, que sugieren “más énfasis, sin embargo, en los efectos de las intervenciones estructurales para reducir las enfermedades, como los impuestos mayores sobre el tabaco y el alcohol o la restricción de las publicidades institucionales para los productos nocivos”.
Sanitas puso en marcha la herramienta para los chequeos a través de una app en junio de 2024 “para conocer una primera indicación del estado de salud”. “Utilizando tu móvil o tablet, se puede obtener en unos minutos un diagnóstico sobre la capacidad auditiva, lesiones dermatológicas, salud cardiológica, diabetes, hipertensión o estado emocional. Gracias a la Inteligencia Artificial que incorpora, se consiguen resultados fiables, detectar problemas de salud y redirigir a un profesional en caso necesario”, explican a preguntas de este medio.
La compañía sostiene que el objetivo es “ofrecer herramientas de diagnóstico digital a personas con síntomas”, como lesiones cutáneas, palpitaciones o pérdida de audición, aunque asegura que “existe evidencia científica” sobre que realizar algunas pruebas periódicas (como revisiones cutáneas, chequeos de salud mental, hipertensión o salud cardiovascular) en “población sana permite prevenir y detectar de forma precoz ciertas patologías”.
Los cribados que sí se sostienen
Otra cosa son los cribados, que sí han probado su eficacia para detectar enfermedades de manera temprana, como los de cáncer de colon (para ver la posible presencia de sangre en heces), de mama (a través de una ecografía) o de cérvix (con una citología). En otros tipos como el de pulmón, hay más discusión.
No son muchos en España y están establecidos para un perfil poblacional concreto: mujeres mayores de 25 años en cérvix o partir de 50 en mama. Las directrices pueden variar para personas con especial riesgo por antecedentes familiares u otros motivos.
“Está todo perfectamente estructurado, basado en evidencia y protocolizado”, recuerda Coronado, que añade a estas herramientas preventivas otras para detectar enfermedades cardiovasculares como la toma de la tensión arterial. La médica de familia, no obstante, asegura que por el momento no hay una demanda en la sanidad pública de lo que consideran pruebas “indiscriminadas” y normalmente quien las realiza lo hace con un seguro privado.