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Cinco datos sobre la pandemia en las Navidades de 2020 y las de 2021: qué ha cambiado

“Estas navidades van a ser mejores”. La afirmación que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo el pasado mes de noviembre no ha acabado de envejecer bien. La aparición de la variante ómicron ha catapultado a la sexta ola por encima de las previsiones de los epidemiólogos, que apuntaban a repuntes de la pandemia con cifras inferiores a las de anteriores picos.

Y aunque es cierto que la alta contagiosidad de esta nueva cepa ha provocado unas celebraciones navideñas muy parecidas a las de 2020 –si no peores, porque la ola del año pasado empezó pasadas las fiestas y este 2021 explotó justo antes, por lo que han sido muchos los que han tenido que quedarse aislados en sus casas–, la situación general del país es mejor, a decir de los epidemiólogos. La incidencia acumulada a 14 días y los datos de contagios diarios rompen récords, pero el alto número de contagios no se ha traslado en los mismos términos a los ingresos hospitalarios y fallecidos. Las vacunas funcionan aunque no sean perfectas, recuerdan los expertos, y suponen una protección que ha llevado a la clase política a no decretar apenas restricciones, aunque hay comunidades que ya han comenzado a implementarlas, si bien con menor intensidad que el año pasado.

No es el único factor diferencial respecto a las celebraciones de hace justo un año, cuando Araceli Hidalgo se convertía en la primera española en recibir la vacuna, iniciando un camino que ha llevado a que España sea de los países del mundo con mejor cobertura vacunal. Estas navidades hay más movilidad de los ciudadanos, se hacen más test, se detectan más positivos, en consecuencia. Además de estos factores, la aparición de ómicron ha cambiado la situación del país. Repasamos, con datos, estas claves.

Y llegó ómicron

Junto a la vacunación, una de las grandes diferencias entre la Navidad pasada y esta, o más bien otro de los factores que ha hecho estas fiestas distintas de las anteriores, es la presencia de la variante ómicron. Esta cepa tiene un comportamiento distinto de la alfa, predominante en la tercera ola que protagonizó el final de 2020 (con la información disponible, ya que entonces apenas se secuenciaba), y otra, que se secuenció en España primero pero ni siquiera llegó a tener nombre griego que la definiera.

Ómicron, sabemos ahora, es más contagiosa que sus predecesoras, si bien aparentemente también tiene efectos menos adversos. Sin embargo, conviene ser cauto con esta información, ya que esta variante está operando en un contexto en el que, según de qué país se trate, hay mucha población vacunada. “Tenemos claro que es mucho más contagiosa. Las curvas de expansión con respecto a delta son muchísimo peores. Va a ser más contagiosa que delta”, explicaba la secretaria de la Sociedad Española de inmunología, Carmen Cámara. “Ya supone un 30% en España y seguro que, en el próximo mes, se hace la mayoritaria”.

Más contagiosa, pero con síntomas menos graves y distintos a otras variantes. Entre lo más llamativo, quizá, que ya no resulta tan habitual perder el sentido del gusto o del olfato, un claro síntoma de estar contagiado en anteriores cepas, y que ahora se parece más a un resfriado común. Si bien, esto también puede estar asociado a la alta cobertura vacunal. “Predomina el dolor de garganta, el cansancio, la fiebre y la mucosidad, sobre todo rinorrea, que es muy característica”, explica el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, Lorenzo Armenteros. También puede presentar otros síntomas como estornudos, picor de ojos y, en menor medida, manifestaciones digestivas, como náuseas o diarreas que, si ya se detectaron con otras variantes, en este caso lo hacen “en menor grado de intensidad”, señala el experto.

Hacemos más tests

La primera vez que oímos hablar de la tasa de positividad fue en agosto de 2020. Este indicador mide el porcentaje de personas que dan positivo de entre todas a las que se les ha hecho prueba PCR o de antígenos durante un tiempo determinado. Actualmente, los datos de Sanidad indican que hacemos muchos más tests que en la última oleada y que la positividad es mayor.

En la semana del 17 al 23 de diciembre de 2021 en España se realizaron 4.705 pruebas PCR y de antígenos por cada 100.000 habitantes, y la tasa de positividad fue del 18%. En la misma semana del año pasado, se realizaron 2.059 pruebas diagnósticas por cada 100.000 habitantes y la positividad era del 9%. Poco después, del 10 al 16 de enero, tras las navidades, esta tasa escaló hasta el 18%. Fue el máximo de la serie histórica desde que Sanidad proporciona estos datos, hasta esta semana, cuando la positividad ha alcanzado esa misma cifra. A principios de octubre de 2020, la positividad llegó a ser de poco más del 2%.

La tasa de positividad es una variable útil para medir si el esfuerzo diagnóstico está siendo suficiente para el incremento de la transmisión. Pero hay que tener en cuenta que está muy ligada a la cantidad de test que se realicen: tanto si no se hacen suficientes pruebas diagnósticas como si se hacen cribados masivos sin lógica epidemiológica, bajará la positividad. Por eso, hace ya más de un año que Sanidad recomendó no bajar este indicador “artificialmente”.

Cuando en plena escalada de la segunda ola la Comunidad de Madrid cambió su protocolo para dejar de hacer test a contactos estrechos de personas infectadas, algunos expertos consideraron que esta estrategia era “contraproducente” y “preocupante” para el seguimiento de la epidemia.

Muchos más contagios sin efecto grave en la mortalidad

La curva de casos de coronavirus está en aumento desde principios de noviembre, y crece de una forma vertical desde la vuelta del puente de la Constitución. En solo dos semanas se han triplicado los contagios: se ha pasado de detectar cerca de 12.000 a más de 56.000 de media al día. Esta cifra supera ya el pico de la pandemia que, sin contar la primera ola, cuando muchos casos quedaron sin contabilizar, fue a finales de enero, cuando se superaron los 37.000 casos diarios.

Sin embargo, al menos de momento, esa subida no se ha traducido paralelamente en la curva de mortalidad. En la última semana se han registrado, de media, 49 defunciones al día, muchas menos que las que se llegaron a registrar durante el pasado invierno. En la tercera ola, la única en la que se habían superado los 30.000 casos al día hasta ahora, se rozaron los 500 fallecidos diariamente, una cifra 11 veces por encima de la actual. 

En los hospitales la subida de contagios sí que se empieza a notar, pero sin llegar aún a las cifras de ingresos de un año atrás. Hace doce meses, en España se había conseguido bajar la curva de la segunda ola pero estaba a punto de afrontar la tercera. En ese momento de inflexión el mínimo de hospitalizaciones por COVID-19 no bajó de las 10.000 y a las UCI, en el mejor momento, había 1.900 pacientes. En el pico de la ola, con incidencias inferiores a las que hay hoy, había 32.000 hospitalizados y 4.700 personas en la UCI. Actualmente, hay ingresados en los hospitales 9.500 pacientes con coronavirus y 1.700 están en la UCI. Sin embargo, en las próximas semanas estas cifras podrían seguir aumentando como consecuencia de la subida de los contagios.

El efecto de la vacunación

Pero sin duda, el principal elemento diferenciador de estas navidades respecto a las del año pasado son las vacunas. El 27 de diciembre de 2020, Araceli Hidalgo, de 96 años, se convirtió en la primera persona en recibir una dosis contra la COVID-19 en nuestro país. A partir de ese momento comenzó un intenso proceso de vacunación por fases que en ocho meses alcanzó el objetivo de vacunar al 70% de la población.

Actualmente, casi el 80% de los españoles cuentan con la pauta completa de vacunación, desde principios de octubre se están administrando dosis de refuerzo, y el pasado 15 de diciembre comenzó el proceso de vacunación en menores de 5 a 11 años.

Las vacunas contra la COVID-19 no eliminan el riesgo de contraer la enfermedad y transmitirla, pero sí de desarrollar síntomas graves y de la letalidad. La vacunación se ha notado claramente en las cifras de mortalidad. Tanto la quinta como la sexta ola de la pandemia en España, ambas súper explosivas, dejaron cifras de contagios que no se veían desde la tercera ola (la que estalló tras las Navidades pasadas). Aunque como consecuencia se produjo un aumento tanto de las hospitalizaciones como de las muertes, el efecto de la vacunación ha frenado en gran medida este impacto, y la mortalidad alcanzada en las dos últimas etapas no es comparable a la de ningún otro momento de la epidemia en nuestro país.

Esto se ve claramente en el siguiente gráfico: cada curva es una franja de edad, y está ajustada al pico máximo que llegó a registrar ese grupo en la tercera ola. Puedes explorar el gráfico para ver más detalle.

Hay más movilidad

La eliminación de las restricciones a la movilidad ha hecho que ésta sea mayor que hace un año en prácticamente todos los ámbitos. Con una salvedad: la movilidad en zonas residenciales. Son algunas de las curiosidades que revelan los datos de movilidad de Google, que comparan cómo han aumentado o disminuido las tendencias de desplazamientos de las personas cada día respecto a la situación anterior a la pandemia.

El año pasado por estas fechas, los desplazamientos a tiendas, locales de ocio y restauración era del -21%; los últimos datos disponibles (a 24 de diciembre) muestran que se ha recuperado hasta el -9%. Durante los meses duros del confinamiento fue el indicador que más cayó (hasta un 91% menos) y actualmente sigue un poco por debajo del de antes de la pandemia.

La movilidad en zonas residenciales, en cambio, es el único indicador que era más alto hace un año que ahora. En pleno pico de la tercera ola, y con Filomena dejando nevadas y temporales históricos en buena parte del país, los movimientos en zonas residenciales eran un 15% por encima de antes de la pandemia. Este año, por el contrario, a pesar de la explosión de casos de la sexta ola, este indicador se encuentra en el 5% y 6%, prácticamente a los mismos niveles que antes de la pandemia.

Los datos de Google muestran que en los últimos días en nuestro país ha aumentado notablemente la movilidad hacia supermercados y farmacias: un 20% y hasta un 30% más que antes de la pandemia. Hace justo un año, los desplazamientos a supermercados y farmacias eran un 16% superiores al periodo de referencia.