Decenas de organizaciones feministas han convocado concentraciones para este lunes por la tarde en más de 40 ciudades españolas para manifestarse en contra de la sentencia de la Audiencia de Barcelona sobre la violación grupal de Manresa. Bajo el lema “No es abuso, es violación” volverán a poner sobre la mesa los asuntos que ya saltaron en el caso de 'la manada' de Pamplona: que la intimidación o la violencia dejen de ser requisitos para que una violación sea considerada agresión sexual y que la interpretación de esos conceptos por parte de la justicia se haga con perspectiva de género.
La primera convocatoria, que será este lunes a las siete de la tarde, surgió en Madrid, de la mano de la Plataforma 7N. Después se han sumado otras ciudades, hasta 40. Entre ellas, Barcelona y Girona, Zaragoza, Segovia, Valladolid, Salamanca, Toledo, Alicante, Sevilla, Cádiz o Málaga.
El manifiesto de la Plataforma 7N pide la modificación urgente del Código Penal para adaptarlo al Convenio de Estambul, la norma internacional de referencia, y que los delitos sexuales giren únicamente sobre el consentimiento de la víctima, sin que la intimidación o la violencia sean necesarios para que unos hechos sean calificados como agresión sexual.
El manifiesto menciona también la necesidad de que las mujeres que logren acceder con pruebas a un juzgado “no queden expuestas a interpretaciones anti-igualitarias del derecho a la libertad sexual, es decir, que no sufran una revictimización o violencia institucional”. También piden integrar la perspectiva de género en la justicia y una educación afectivo sexual “con valores de igualdad y de placer mutuo”, que contrarreste una industria de la pornografía “que trivializa la violencia hacia las mujeres”.
La Audiencia de Barcelona dictó sentencia el jueves y condenó a cinco hombres que violaron a una menor de 14 años a penas de entre 10 y 12 años por abuso sexual y no por agresión sexual. Para justificar la decisión, el tribunal alegó que “ha quedado acreditado que la víctima, mientras que se producían los hechos, y desde el momento antes hasta horas después de lo sucedido, se encontraba en estado de inconsciencia, sin saber qué hacía y qué no hacía, y, consecuentemente, sin poder determinarse y aceptar u oponerse a las relaciones sexuales que con ella mantuvieron la mayor parte de los procesados, los cuales pudieron realizar los actos sexuales sin utilizar ningún tipo de violencia o intimidación”.
Sin embargo, a juicio de la fiscala Elena Contreras, la violación de Manresa tuvo seis aspectos que fundamentaban la “intimidación ambiental” necesaria para condenar por agresión: el lugar –una caseta pequeña, de menos de 10 metros cuadrados–, el alcohol y la marihuana que víctima y condenados tomaron en la fiesta, la edad de la menor, la actuación en grupo “orquestada” por Bryan A.M. –quien lideró la violación por turnos–, la existencia de una pistola de fogueo con la que uno de los acusados amenazó a otros menores para que callaran y las quejas de la menor durante la violación descritas por una de sus amigas y en los mensajes posteriores tanto de la víctima como de los acusados.