Comienza en Madrid el cierre perimetral más grande desde la desescalada con 4,8 millones de afectados

Viernes, 22.00 horas. Madrid y otras nueve ciudades de la comunidad autónoma inician el cierre perimetral más amplio que se produce en España desde el final del estado de alarma. En total, son casi 4,8 millones de habitantes de Fuenlabrada, Parla, Alcobendas, Torrejón de Ardoz, Madrid capital, Getafe, Alcorcón, Leganés, Móstoles y Alcalá de Henares. Todas estas ciudades tienen más de 100.000 habitantes; una incidencia acumulada en 14 días de casos de COVID-19 que supera los 500 casos (están ordenadas de mayor a menor incidencia); y presentan una tasa de positividad de las pruebas de más del 10% del total. Además, las camas UCI de la comunidad están a más del 35% de su capacidad (en concreto al 42,12%). Por lo tanto, cumplen los tres criterios establecidos por el Ministerio de Sanidad, y aprobados por una mayoría de las comunidades autónomas, para iniciar un confinamiento perimetral.

¿Qué significa esta nueva situación? Para la mayoría de las zonas afectadas implica una limitación mayor de movimientos: no se puede entrar ni salir de los municipios concernidos salvo por razones como el trabajo, los estudios, ir al médico, tener una motivación legal o judicial, cuidado de personas dependientes y “otras causas de fuerza mayor o situación de necesidad debidamente acreditadas”. Estas condiciones son de cumplimiento para quien quiera llegar a Madrid desde Parla o desde Berlín a través del aeropuerto de Barajas, según se desprende de la orden del Ministerio de Sanidad, a pesar del tuit con el que la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, ha querido expresar su desacuerdo con las medidas impuestas. No es ajeno a la insistencia con la que el gobierno autonómico ha responsabilizado a la infraestructura aeroportuaria de competencia estatal de la escalada del virus en la comunidad, aunque el número de casos importados por esta vía detectados haya sido “ridículo”.

Precisamente algunos ciudadanos de Parla están entre quienes con las nuevas normas ven ahora algo menos restringidos sus movimientos. Esto es así porque de las 45 zonas básicas de salud en las que el ejecutivo regional había aplicado medidas no se podía salir ni para ir a otra parte del propio municipio (como siempre, con salvedades de trabajo, sanitarias, educación, etcétera). Esta era la situación en la que estaban los vecinos parleños de San Blas e Isabel II, que como el resto de los 'confinados' por Ayuso, tienen una tasa de incidencia de más de 1.000 casos por cada 100.000, es decir, el doble de lo que ha marcado ahora Sanidad como umbral y cuatro veces lo que señala como peligroso la OMS. Otra de las diferencias que vivirán a partir de este sábado, como las demás áreas afectadas hasta ahora excepto tres, es que encontrarán parques y zonas verdes abiertos, incluidas zonas de juegos infantiles.

Uno de los lugares de preocupación de transmisión del virus son los parques debido a las concentraciones de personas (botellones). Pero por otro lado, los expertos insisten en que este tipo de espacios deben permanecer abiertos porque son lugares seguros y beneficiosos para la salud, ya que el virus se transmite mucho menos al aire libre que bajo techo.

Las excepciones

Hay tres singularidades territoriales con una incidencia de más de 1.000 casos, y son los pueblos de Humanes, Villa del Prado y la zona de Reyes Católicos (San Sebastián de los Reyes). Estos lugares no caen dentro del paraguas de la orden de Sanidad porque tienen menos de 100.000 habitantes. El Ejecutivo de Ayuso ha decidido mantener en estas zonas las restricciones que empezó a introducir hace dos semanas. Entre ellas el cierre de parques y la limitación de horarios de hostelería hasta las 22.00 (en Madrid y el resto serán las 23.00).

En realidad, había expectación por saber si estas medidas específicas de la Comunidad de Madrid se mantendrían en las 45 zonas más tensionadas, ya que Sanidad deja claro en su orden que las suyas son restricciones de mínimos. Pero el gobierno de la Comunidad Autónoma ha preferido unificar criterios en todos los municipios mayores y dejar solo en vigor las órdenes del Gobierno central. Ha habido una excepción: el aforo en terrazas que Sanidad situaba en el 60% ha sido adaptado al 50% por parte de la Comunidad en su traslación de las normas, con lo que queda igual que en el interior de los establecimientos hosteleros. Un detalle que hace aún más llamativo que la CAM mantenga que elimina mayores restricciones por obligación y que arremetan contra Salvador Illa por supuestamente forzarles a aplicar unas medidas más laxas.

En todo caso, los epidemiólogos, apuntaban a que las medidas por zonas no eran eficaces, debido a que el resto de distritos también estaban muy afectados y el umbral de los 1.000 era demasiado alto. Solo con 250, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya lo considera un escenario de gravedad. Además, la densidad de población y la movilidad en toda la comunidad hacen de la región un lugar que hay que vigilar muy de cerca por el riesgo de que se convierta en un foco explosivo, advertían.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

A la espera de que se resuelva el recurso presentado por la Comunidad de Madrid ante la Audiencia Nacional para paralizar las medidas aprobadas en el movido Consejo Interterritorial de Salud del pasado miércoles (votaron en contra las comunidades del PP menos Castilla y León, que se desmarcó), en las próximas semanas se podrá ver si realmente están surtiendo efecto. Por el momento desde que España entró en la nueva normalidad tras el confinamiento general, la Comunidad de Madrid se ha ido convirtiendo, semana a semana, en el foco y centro principal del rebrote de la pandemia de COVID-19 en toda Europa. En dos meses ha pasado de una incidencia acumulada en 14 días de 9 casos por 100.000 habitantes el 15 de julio a 647,91 a día 2 de octubre. Es verdad que hay un ligero descenso en este indicador en los últimos días desde los 782 casos del 29 de septiembre.

Lo que tampoco ha dejado de crecer es la presión hospitalaria por el ingreso de enfermos de COVID. En la Comunidad ya son el 42% de las camas UCI las dedicadas a los casos más graves de la enfermedad. En cuanto a la ocupación hospitalaria, ha pasado del 9,5% de las camas ocupadas el 20 de agosto al 18% el 10 de septiembre y el 22,9% a 2 de octubre. Esto tiene una derivada sobre la atención a los enfermos de otro tipo de dolencias, cuyos controles y cirugías ya se están resintiendo: “la segunda pesadilla hospitalaria ya está aquí”, alertan los médicos y enfermeras madrileños.

No es ni mucho menos más halagüeño el panorama en Atención Primaria, fundamental para la detección precoz del COVID y el resto de las enfermedades. Aunque se ha desconvocado la huelga que tenían previsto iniciar en Madrid la semana pasada tras llegar a un pacto con Ayuso para la mejora de sus condiciones retributivas y organizativas, los profesionales se declaran desbordados. Según relatan estos facultativos, el 90% de sus agendas está dedicado a la pandemia, tanto en la detección como en el rastreo de contactos, seguimiento y cura de las dolencias. El Gobierno de Ayuso incumplió el plan de control de la enfermedad necesario para iniciar la desescalada del confinamiento y mantener la nueva normalidad: no fue capaz de contratar los rastreadores comprometidos.

“Un 87% de los pacientes de la primera oleada de COVID no tuvieron que ir al hospital. Si dejamos de tratarles porque físicamente no podemos, acudirán a urgencias y vendrá la saturación”, advierte el doctor José María Molero, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria. Una saturación que según denuncian sus compañeros de los hospitales ya se ha vuelto a extender por los centros sanitarios madrileños, que normalmente en estas fechas se preparan para la campaña de gripe, más temida este año que nunca.

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