Desde la llegada de la democracia a España, los obispos se cuidaron mucho de no apoyar oficialmente ninguna candidatura política. Los vínculos del régimen franquista con la Iglesia todavía hacen daño, y mucho, a las estructuras eclesiásticas (como prueba, la polémica en torno a la exhumación de Franco). Y, sin embargo, al menos una docena de obispos han mostrado su apoyo, más o menos público, a Vox, un partido que, según algunos eclesiásticos, defiende los “principios irrenunciables” de la moral católica tradicional. La defensa de la vida (no al aborto y no a la eutanasia), la familia tradicional (hombre, mujer e hijos) y la lucha contra lo que denominan “ideología de género”.
El único que se ha atrevido a alzar la voz en público ha sido el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, quien en su carta pastoral de esta semana se alegraba del “vuelco electoral” en el Parlamento andaluz, y advertía de que “no se puede ir contracorriente queriendo construir un mundo sin Dios, en el que caben todos menos el Dios que ha configurado nuestra historia”, ni “trocear España, sin que eso tenga un precio político”, introducir “leyes de ingeniería social que descomponen la persona y destrozan las conciencias” o “eliminar la vida inocente al inicio o al final de la vida, y esperar que encima los voten”. Un calco de muchas de las propuestas electorales de Vox.
Obispos pro-Vox, obispos anti-Francisco
Otros prelados, que hasta el momento no han saltado a la luz pública, comparten, en el fondo y en la forma, los postulados más radicales de la formación de ultraderecha. Son los mismos que coinciden con el grupo de obispos que se oponen a las reformas que el papa Francisco quiere implementar en la Iglesia. Se trata de prelados de la vieja guardia, muy conocidos por sus posiciones reaccionarias, como el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla; el de San Sebastián, José Ignacio Munilla, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz (considerado como el sucesor natural de Rouco Varela); o el arzobispo de Burgos, Fidel Herráez.
También, a título individual, docenas de miembros del Opus Dei y el Camino Neocatecumenal (los 'kikos'), que se han sentido atraídos por la defensa férrea de los valores “tradicionales” que hace Vox, según han apuntado a eldiario.es algunos de ellos, que han preferido omitir su nombre. Varios, añaden, ocuparán puestos destacados en sus listas de cara a las municipales, autonómicas y generales. Los principios morales son compartidos: no al aborto ni la eutanasia, sí a la familia numerosa formada por hombre y mujer. El Camino es, de hecho, uno de los movimientos ultraconservadores más potentes de la Iglesia católica, que considera el aborto un “invento del diablo”.
Desde la Conferencia Episcopal, se observa una cierta “preocupación”, en palabras del nuevo portavoz, Luis Argüello. En declaraciones a RNE, Argüello señalaba que “me preocupa el escenario con Vox y las reacciones ante Vox”, destacando la posición del partido de Abascal frente a la inmigración. “En este capítulo -ha admitido- el aspecto que plantea este partido nos preocupa si cabe más”, recalcaba el secretario general de la CEE, quien también advirtió de “la polarización y el extremismo” que se está viviendo en el ámbito de la política.
Abascal, Arsuaga... ¿El Yunque?
Pero, más allá del apoyo de algunos obispos, lo cierto es que el ascenso de Santiago Abascal a la cúpula de Vox no se entiende sin el apoyo decidido de HazteOir. Sin esta asociación ultra, conocida por sacar los autobuses tránsfobos, el vuelco que el político vasco logró dar a la formación en 2014, haciéndose con el poder de la misma, no hubiera sido posible.
Santiago Abascal es amigo íntimo del presidente de HazteOir, Ignacio Arsuaga, quien en 2012 le concedió el premio de su asociación, y no ha dudado en poner todo el entramado de esta institución al servicio de Vox en la campaña para las autonómicas andaluzas. Abascal es socio de HazteOir desde hace años.
Según apuntaba en ETB Álvaro Delgado, investigador mexicano especializado en el grupo ultracatólico secreto El Yunque, al que se atribuyen vínculos directos con HazteOir, tanto Vox como la asociación presidida por Arsuaga podrían tener vínculos con este grupo surgido en México. “España es quizá el país donde más fuerza tiene”.
Para Delgado, “los miembros de El Yunque ven a los partidos políticos como arietes para conseguir sus objetivos, y Vox responde a ese perfil”. El investigador mexicano asegura que El Yunque “ha financiado a asociaciones afines, como HazteOir”. “No estoy diciendo que Abascal sea miembro de El Yunque. Pero no tengo duda de que Ignacio Arsuaga es uno de los líderes de El Yunque en España”, concluía Delgado.
Pero no solo es Abascal quien tiene sintonía, Rocío Monasterio, portavoz de Vox, aparece junto a Alicia Rubio, otra de las líderes, junto a Arsuaga encabezando una pancarta por la libertad de expresión. La foto preside el Twitter del líder de HazteOir, quien esta semana, en su perfil, señalaba algunas de las razones del éxito de Vox.
Entre ellas, destacaba el líder de HazteOir, “la persecución” del Gobierno del Partido Popular “contra los que nos atrevimos a disentir contra los dogmas de lo políticamente correcto, el marxismo cultural y la ideología de género”. Para Arsuaga, “Vox triunfó en Andalucía y tiene un futuro brillante por el divorcio entre la clase política y mediática (que imponen lo políticamente correcto y persiguen al disidente) y los españoles (que no tragamos con las ruedas del molino del marxismo cultural)”.