El mural en un polideportivo municipal de Ciudad Lineal (Madrid) era un homenaje feminista desde su concepción, con los rostros inspiradores de quince mujeres pioneras que llegaron muy lejos, como la primera mujer en el espacio, Valentina Tereshkova, o la activista del barrio Rosa Arauzo quien, sin despegar los pies de la tierra, transmite la fuerza de 40 años de activismo feminista y LGTBI a sus espaldas. Esos rostros han amanecido tachados con pintura negra el Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo.
Era un homenaje en su concepción hace tres años, pero se ha convertido en un potente símbolo cuando, a propuesta de Vox, el pleno municipal del distrito aprobó su borrado para pintar otra cosa encima. Tras una fuerte oposición ciudadana de defensa del mural, Ciudadanos cambió su voto y el peligro parecía haber pasado, hasta que esta vandalización lo ha destrozado. “Esto es no respetar el arte, ni la historia de las mujeres, ni la lucha por la igualdad. La lucha sigue y nosotros seguiremos pintando en honor a ellas”, ha dicho en su cuenta de Twitter el colectivo UNLOGIC, que fue quien lo pintó, con la ayuda de vecinas y vecinos a los pinceles.
El día anterior, la pintura mural de Alcalá de Henares que replicaba la de Ciudad Lineal, también apareció escupida de pintura amarilla, borrando los rostros de las mujeres, pocas horas después de que fuera visitado por la vicepresidenta Carmen Calvo. En una ola de apoyo al mural, este está siendo replicado en diversos lugares, como en una plaza de Getafe, por encargo del Ayuntamiento y realizado por los mismos artistas que el original, en la puerta del Ministerio de Igualdad (también por los autores originales), carteles en colegios, camisetas o una exposición con reproducciones promovido por el Ayuntamiento de Coslada.
El cuidado de la herida
Alrededor del mediodía ha comenzado a concentrarse un grupo de unas 20 personas del barrio, que ha crecido hasta aproximadamente el medio centenar, gritando consignas como “Madrid será la tumba del fascismo”, “fuera fascistas de nuestros barrios”, “aquí estamos las feministas”. Forman parte de la plataforma vecinal en defensa del mural, que han acudido también la Junta Municipal para pedir “que el mural sea restaurado” y la Junta “cumpla con lo prometido, que es proteger y salvaguardar el mural”, según explica a elDiario.es Jorge Nuño, uno de los artistas de UNLOGIC. Carmen Barrios, una de las defensoras del mural, acudió a la puerta de la Junta y allí “dejaron constancia del rechazo”, aunque no fueron recibidas. Carmen señala al concejal Ángel Niño como “reponsable” aunque “las pintadas las hayan hecho los fascistas, él también es culpable por no haberlo protegido”. Detrás de Carmen, uno de los muchos carteles pegados en el muro, también llamaba la atención sobre la responsabilidad de la Junta.
“Se veía venir”, dice Agnnely, “mal y triste”, delante de las pintadas. Agnnely fue la primera persona que impulsó la creación del mural. En un viaje a Vigo junto a su pareja, Pedro, en mayo de 2016, pasaron por el polideportivo de O Berbés y vieron un mural con el lema “Ni una menos”. Dijeron: “esto lo necesitamos nosotros en nuestro barrio”. Agnnely era vocal vecina en la Junta de Distrito por Ahora Madrid. Lo propuso y la primera respuesta que le dieron fue: “eso es imposible”. Después de una larga negociación —y “de ceder en muchas cosas”—, siguiendo los cauces de los extintos Foros Locales y la Mesa de Igualdad, se consiguió el objetivo. Paz era la coordinadora de esta mesa, a última hora de la mañana aparca un momento el coche en doble fila y baja de él, con los ojos muy abiertos y sin conseguir retener las lágrimas ante el mural vandalizado. “Es que no lo entiendo —dice—, con lo que se ha trabajado para sacar esto adelante”.
“Estoy indignada”, dice Agnelly junto al mural, recordando paso a paso todas las reuniones, llamadas telefónicas, trabajo de difusión. Cuando en la Junta les dijeron que un mural así era muy caro —“200.000 euros, decían”—, su compañero, que trabajaba como jefe de obra, se recorrió las tiendas del barrio y les presentó un presupuesto de 34.000 euros. “Estábamos dispuestos a que se hiciera, fuese como fuese, si no decían 'esto no se puede', les preponíamos otra cosa, hasta que lo conseguimos”. Por su parte, Pedro señala que “tanto ruido al final ha sido perjudicial para el mural, ha atraído esto”, dice señalando la mancha negra que ahora emborrona la cara de Lilia Brik en el famoso póster de Ródchenko.
Este 8 de marzo es festivo en Chapinería. Una mujer con sus tres hijos han decidido aprovechar y venir a esta calle del barrio de la Concepción para pegar, sobre el fondo negro, una cartulina violeta en la que han pegado los dibujos de varias de las mujeres representadas en la obra; “el mural es de todas”, han escrito. “Esta es nuestra actividad de hoy, hemos pensado que era lo mejor que podíamos hacer un día como hoy”, explica la madre. Una persona que ha traído barreño, cola y pegamento, tres herramientas imprescindibles este día, les ayuda a fijarlo a la pared.
Bajando por la calle José del Hierro, en dirección al corazón del barrio, hay un acto de justicia poética: una multitud de cartulinas moradas expresan ideas claras y directivas que se sobreponen al acto vandálico: “queremos ser libres, no valientes” o “sin lxs personxs trans, no hay feminismo”. Un poco más abajo, Ángela y unas amigas se hacen una foto con escobas, rodillos y cinta de embalar, después de haber terminado el trabajo de encolar los enormes carteles de casi las mismas mujeres que lucían en la pared. “Todas menos Rosa Parks, por un problema con el archivo, pero he añadido a Alice Guy-Blaché, una pionera del cine olvidada”. Ángela no es de este barrio ni había pensado en utilizar estas imágenes, que tenía preparadas para otra cosa, en algo así, pero cuando vio por la mañana lo que había pasado, buscó una reprografía cercana y las imprimió. “Al llegar aquí, mucha gente se ha puesto a ayudarnos”, explica.
A medida que avanza la mañana la Policía se va pero llegan los nubarrones. Amanaza una tormenta de granizo que dispersará a los últimos defensores del mural. La fotógrafa e ilustradora Sara Batuecas intenta pegar las partes que componen un dibujo suyo sobre la pared, pero la densidad de la cola y el viento se ponen en su contra. Batuecas, que firma su obra como TETABÚ aprovecha para, al mismo tiempo, fotografiar frente al mural a muchas de las mujeres que se han congregado hoy en Ciudad Líneal.
Carmen Barrios no quiere irse, sigue al pie del mural. Lleva una camiseta con una fotografía de la obra y una de las frases que lo integran: “las capacidades no dependen de tu género”. Pedro recuerda que ya habían sufrido vandalizaciones anteriores, como la pintada que tachó ese “género” y lo cambió por “sexo”. Los artistas de UNLOGIC restauraron la pintura original. “No podemos permitir que el fascismo campe a sus anchas”, dice Carmen, enfadada.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha confirmado en el acto institucional del 8M que el Ayuntamiento lo devolverá al estado original después de que los dos partidos que lo forman, PP y Ciudadanos, avalaran inicialmente la idea de Vox de borrarlo. El regidor ha condenado “sin paliativos el vandalismo”, pese a que puede haber “discrepancias” con el mural, y se ha definido como un “hombre feminista”. Vox ha sido el único grupo municipal que no ha acudido al acto argumentando que se trata de “propaganda”.
La izquierda señala al Gobierno por “blanquear” a Vox
El mural, que ya generó una amplia movilización para evitar su retirada, se ha convertido en el protagonista del 8-M en el Palacio de Cibeles. La izquierda ha acusado al Gobierno de Almeida de ser “cómplices” de estas acciones vandálicas por “blanquear” a Vox, según la concejala socialista Emilia Martín. “El machismo crece con la complicidad de quienes lo blanquean”, decía también esta mañana la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre, frente al mural atacado, que pidió hace unas semanas al Gobierno municipal que protegiera la pintura ante las amenazas de Vox. “Frente a su sectarismo, nuestra brocha”, escribió la diputada Macarena Olona.
Por su parte, el concejal de Igualdad, Pepe Aniorte, ha vinculado lo sucedido a que no existe un “feminismo sin exclusiones” y la vicealcaldesa Begoña Villacís, ha situado en los “extremos” a quienes vandalizan los murales pero también a las vecinas que han abucheado al concejal de distrito, Ángel Niño, en el acto realizado en el barrio. El edil votó a favor de borrar el mural y después tuvo que ser corregido por Villacís tras la movilización feminista y vecinal en contra de su retirada. Este lunes decía a primera hora en su cuenta de Twitter. “El vandalismo es vandalismo, venga de donde venga. La discrepancia debe hacerse desde la democracia y el respeto”.
A primera hora de la mañana, el artista Jorge Nuño explicaba que hoy las vecinas harían “que podamos ver en este 8M sea morado y no negro”, y así ha sido. llegado un determinado momento, dos mujeres abrieron dos botes de espray morado y la calle se tiño de humo de este color. Cuando se evaporó, es verdad que la pintura negra seguía allí, pero la contestación en forma de carteles y pósteres era rotunda.
Al poco de iniciarse esta concentración, llegaron hasta tres furgones de Policía Nacional que antes de las dos de la tarde se retiraron sin incidentes. La Policía, según ha informado Efe, está investigando y realizando trámites y gestiones para esclarecer e identificar a los culpables de la vandalización de ambos murales.
En otra parte del muro hay unas fotos en color del propio mural, acaban de ser positivadas con acabado brillante, en el tamaño de los viejos álbumes de recuerdos. Forman un ahilera llamativa. Las fotografías son de ayer mismo, probablemente las últimas para las que la obra posó, arquitectónica y rotunda, efímera sin saberlo. Alicia Gómez había llevado allí a una amiga para que lo viera y aprovechó para hacer fotos. “Estuve muy involucrada para que se protegiera y lo que más me duele es que los niños del barrio vean esto, me parece bochornoso”, dice Alicia. Es la hora de la salida de los dos colegios que lindan con el polideportivo y un hilillo de niños uniformados pasan por delante, manteniendo el orden y la distancia. Alicia está pegando unas cartulinas e hinchando unos globos morados, que no paran de estallarse. Su compañero le ayuda, mientras se pregunta “a qué clase de mentalidad puede ofender esto”. “Se puede aportar, pero no borrar”, añade Alicia. “Esto da idea del empoderamiento de los grupos fascistas”, añade el chico.
Efectivamente, alumnas y alumnos del colegio público San Benito han ido a ver, expresamente, lo sucedido. Ya tenían esta mañana una visita programada al mural, con motivo del 8M y, tras conocerse la vandalización, decidieron en un primer momento cancelarla para, tras una reflexión, mantener la visita porque así sería “una lección mucho más grande”. Con la voz ahogada, una asociada de la AMPA explicaba que “[los niños y niñas] van a poder aprender que por desgracia tenemos que seguir luchando contra pestes como estas que nos siguen atacando a día de hoy”.
Uno de los “grupos fascistas” a los que se referían varias de las personas que se han congregado junto a la obra es uno llamado Revolutio, que en un comunicado se ha atribuido la autoría de la pegada de unos manifiestos pero “sin dañar el mural en modo alguno”. Los primeros vecinos en llegar por la mañana retiraron las hojas con ese escrito, que estaban bien visibles. Al parecer, y según las fotografías publicadas en redes sociales, suyos son también los carteles con las acusaciones de “terrorista”, “abortista” y “comunista” que aparecieron en el suelo por la mañana, junto a los rodillos y las cubetas manchadas de pintura negra.