La contaminación del aire es el cuarto factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, por delante del colesterol, del sobrepeso o del sedentarismo. Solo causa más mortalidad tener alta la tensión, fumar o alimentarse mal, según el estudio Taking a stand against air poluttion - The impact on cardiovascular disease, publicado en 2019. A esta evidencia se aferra la Sociedad Española de Cardiología (SEC), en el arranque de su congreso anual, para urgir a crear una nueva subdisciplina en los hospitales: la “cardiología ambiental”.
El 50% de las muertes atribuibles a la polución del aire en 2019 se produjo por motivos relacionados con el corazón o los vasos sanguíneos, ha recordado en una rueda de prensa el presidente de la SEC, Ángel Cequier, acompañado de tres especialistas. Una de ellas, Ana Navas-Acién, epidemióloga y profesora en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia York, ha llamado con “urgencia” a un “cambio de paradigma” para “incluir las exposiciones ambientales como factor de riesgo y desarrollar estrategias de salud pública”.
“En la actualidad el tratamiento y la prevención de la enfermedad cardiovascular se centra básicamente en el control de los factores de riesgo clásicos: la hipertensión, el colesterol elevado, la diabetes, el sedentarismo, el sobrepeso y el tabaquismo”, ha explicado Navas-Acién. “Respirar aire contaminado es como comer mal. E incluso comer, comemos menos pero respirar, hay que respirar”, ha indicado por su parte el doctor Julián Pérez Villacastín, del hospital Clínico San Carlos y presidente electo de la SEC, otro de los participantes en la rueda de prensa previa al inicio del Congreso.
La Organización Mundial de la Salud estima que el 31% de las enfermedades cardiovasculares se podría evitar si se eliminaran los contaminantes ambientales. La Sociedad Española de Cardiología quiere empujar para que los problemas de contaminación sean el objetivo de las políticas de salud pública, como hasta ahora, pero también se incorpore a “los ámbitos hospitalarios”.
Crear una subespecialidad para abordar específicamente este factor de riesgo es algo pionero en el mundo, más allá de “grupos pequeños” que están trabajando en Estados Unidos en “intervenciones clínicas que puedan atajar problemas ambientales”, como la quelación, una terapia para eliminar los metales pesados del organismo.
Un estudio realizado con 1.700 pacientes de Estados Unidos y Canadá concluye que este tratamiento redujo un 18% las posibilidades de infarto y los beneficios se dispararon especialmente en los pacientes diabéticos, según la doctora Navas-Acién. Se realizaron 55.222 infusiones a lo largo de 55 meses, entre placebos y fármacos quelantes. La FDA ha solicitado, ha añadido la epidemióloga, un segundo análisis.