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La COP29 cierra en medio del caos un acuerdo mínimo sobre financiación climática para salvar la cumbre

Raúl Rejón

23 de noviembre de 2024 23:40 h

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La Cumbre del Clima COP29 ha cerrado, tras una prórroga caótica, un acuerdo que salva la cara a la diplomacia climática: los países ricos han admitido aportar 300.000 millones anuales a partir de 2035 para que los países pobres recorten emisiones de CO2 y se adapten a la crisis del clima. Son 50.000 millones más que la propuesta inicial. El texto reconoce que estos países precisan de 1,3 billones de dólares anuales.

La cumbre ha amenazado ruina este sábado. Los estados insulares como las Islas Marshall y el grupo de países menos desarrollados se han levantado de la mesa de negociaciones al ver que la cantidad de ese fondo no se movía de la primera versión. El incremento de ese quantum y la inclusión de una vaga mención a que se desarrollará un plan para llegar al 1,3 billones: lo han llamado Hoja de ruta hacia los 1,3 billones. Esa hoja debería contener, expresan, “transferencias e instrumentos que no generen más deuda”, una de las preocupaciones capitales de los países del sur global.

Lo cerca que ha estado el abismo ha sido subrayado por el largo aplauso en el plenario. Sin embargo India ha mostrado su absoluto rechazo de esta manera de adoptar el acuerdo.

Irene Rubiera, del área jurídica de Ecologistas en Acción, considera que “la jugada que hemos visto en último texto del quantum económico, es una muestra más de la falta absoluta de respeto al proceso, al multilateralismo y al derecho climático internacional en su conjunto la COP es el único espacio legal en el que el Sur y los más afectados pueden mirar al Norte a la cara y exigir responsabilidades y respuestas por sus actos”

Otros textos cruciales de este acuerdo, los que tocaban cómo recortar emisiones de combustibles fósiles (la mitigación), no han incluido finalmente las palabras tabú, de nuevo, en la COP: combustibles fósiles. Las directrices para implementar las conclusiones del año pasado sobre cómo va el Acuerdo de París (el Balance Global) se “reafirman” en lo que se logró en Dubai, [transicionar fuera de los combustibles fósiles], pero no mencionan el petróleo, el carbón o el gas: los combustibles que provocan la mayoría de las emisiones de CO2, es decir, la causa del cambio climático.

Estas directrices deberían orientar los nuevos planes climáticos nacionales que los países deben presentar el año que viene. Esos planes son los compromisos que los estados realizan para cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a menos de 2ºC,

Durante las dos semanas en Bakú, la delegación de Arabia Saudí ha dejado claro que no admitirán más menciones a los combustibles fósiles. En la COP les han llamado “bola de demolición” de las conversaciones. El propio presidente del país anfitrión, el azerí Ilham Aliyev, dejó bastante claro el tono que tomaría la cumbre el primer día: en su discurso inaugural denominó a estos combustibles “regalo de dios”.

La COP debía haber terminado este viernes, pero las propuestas del presidente Babayev para un acuerdo provocaron una estampida de quejas. Muchas delegaciones de los estados empobrecidos preguntaron si el texto era “una broma”. A su juicio el quantum de 250.000 millones de euros desde 2030 era totalmente insuficiente teniendo en cuenta que los expertos económicos han calculado que necesitan un billón de dólares.

Pero a los países ricos no les gusta mucho hacer transferencias directas de dinero porque prefieren tener algún control sobre el destino de los fondos. Lo decía la directora de la Ofician Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui, al decir que ese “dinero público sea útil para los países en desarrollo y nuestro compromiso es aumentar esa contribución”, es decir, que se emplee en despliegue de renovables frente a los combustibles fósiles o programas de adaptación a los efectos del cambio climático.

Ese ha sido el tira y afloja de toda la cumbre. Y este ha sido el resultado.