Rabia: f. Ira, enojo, enfado grande
La gente espera en la plaza como si fuera el comienzo de algo. Como si algo importante fuera a pasar, pero no pudieran todavía ponerle nombre. La misma atmósfera del 7 de noviembre de 2015, en la gran marcha que introdujo la violencia de género en el debate público, la misma que el pasado 8 de marzo y también que hace una semana, en la convocatoria de apoyo a la víctima de la violación de Sanfermín. El feminismo está fuerte y llena las calles como no lo hace ningún otro movimiento social.
Lo cree Marta, que avanza a paso lento y da los pocos pasos que le permite la gran afluencia de la manifestación contra la violencia machista de este 25N. “Ayer hicimos un encierro en la Universidad Autónoma y cada una escribimos en un papel alguna situación que habíamos vivido como mujeres para después quemarlo. Ahí te das cuenta de que todas tenemos algo que contar. Y eso que éramos todas chicas blancas, con acceso a la universidad...con cierto privilegio. Imagínate lo que sufren otras. ¿Cómo no nos va a enfadar eso?”.
Andrea viene con Carmen. Las dos sonríen cuando ven el goteo incesante de gente que no deja de llegar a la Plaza de la Villa. Pasada una hora desde el inicio, hay grupos que ya han alcanzado el destino, la Puerta del Sol, mientras una masa de gente todavía espera en el punto de inicio. “Mira –dice Andrea– tenemos presencia y somos cada vez más. Estamos creando una manada”. Después, el aullido: “No tenemos miedo, tenemos rabia”, gritan.
Coraje: m. impetuosa decisión y esfuerzo del ánimo, valor
Los tambores de la batucada que da ritmo a la marcha no ahogan los gritos, que son los de muchas. “No es un caso aislado, se llama patriarcado”. Sofía viene en grupo. Está emocionada. “No se recuerdan manifestaciones tan multitudinarias como las que está habiendo estos últimos dos años. Pero tampoco hay que bajar la guardia, todavía tenemos que ser más”.
Sofía piensa que en estas últimas marchas no solo hay mujeres manifestándose por la igualdad de género, sino que tienen coraje. Cree que las que lo hacen han transformado el miedo en valentía para ocupar las calles y nombra a las que viven maltrato en el seno de sus parejas, a las que han sufrido agresiones sexuales o a las que han salido de la violencia. “También están aquí”, reflexiona.
Luego matiza. “Estamos aquí”. Utiliza el plural porque su anterior novio la maltrató durante cuatro años. Se acuerda “de las que no pueden”, de las que no vienen porque su situación se lo impide. Prefiere no seguir hablando, así que gira la cara y se une al grito. Después, el aullido: “La calle y la noche también son nuestras”, cantan.
Hermandad: f. amistad íntima, unión de voluntades
A Marta también la vimos en la convocatoria contra el cuestionamiento de la víctima de Sanfermín. La protesta, que superó las expectativas, fue una de esas que incitan a las asistentes a mirarse unas a otras por la emoción de la multitud en el cuerpo. También fue una manera de reapropiarse de una palabra para cambiarle el sentido: 'la manada' ya no serían los cinco hombres acusados de violar a una joven en las fiestas de Pamplona de 2016. La manada era ahora feminista.
“Cuando hablamos las mujeres nos damos cuenta de que lo que nos ha pasado no es solo cosa nuestra, que no es que estemos locas o que tengamos mala suerte. Por eso nos unimos y nos apoyamos. Es lo más importante, que sepamos que no estamos solas”. Este 25N la presencia del procedimiento judicial de Pamplona estaba muy presente en carteles y en lemas. Casi como si las que gritan “yo sí te creo” estuvieran pensando en la joven mientras lo hacen.
Dos horas y media después del inicio de la manifestación, la calle sigue llena. Marta dice que quieren parar la ciudad porque el objetivo es cambiarlo todo. Después, el aullido: “Escucha hermana, aquí está tu manada”, claman.