Las fuertes tormentas que han azotado en los últimos días a gran parte del centro y el este de la península han provocado importantes inundaciones en varios puntos de las provincias de Toledo, Castellón y Tarragona. Este jueves todavía se esperan lluvias importantes en las Islas Baleares, Catalunya, Aragón y Navarra. El meteorólogo del Centro Meteorológico de Dinamarca e investigador de la Universidad Complutense de Madrid, Daniel Santos, y el experto en hidrología y profesor de Ingeniería Hidráulica de la Universidad Politécnica de Madrid, Luis Mediero, explican en qué consiste la DANA, qué consecuencias puede llegar a producir y también qué herramientas se pueden utilizar en zonas erosionadas o propensas a inundarse.
¿Qué es una DANA?
DANA es el acrónimo de depresión aislada en niveles altos. Este fenómeno meteorológico suele producirse con la llegada del otoño, cuando una bolsa de aire frío queda aislada, estática, y una bolsa de aire caliente y húmedo asciende y choca desencadenando una precipitación virulenta.
“Internacionalmente, existe un concepto parecido que se llama cut-off low. Se trata de un sistema en niveles altos de la atmósfera que se queda aislado del movimiento; es decir, si el viento mueve ese sistema, lo normal es que siga avanzando, pero al quedarse aislado del flujo en la parte alta de la atmósfera lo que pasa es que se queda como quieto. Se queda parado. Al quedarse aislado puede o no puede generar precipitaciones muy fuertes, pero eso depende de lo que pasa en niveles bajos”, explica el meteorólogo Daniel Santos. No siempre que se produce una DANA llegan a producirse lluvias torrenciales, esto depende de lo que suceda en las partes más bajas. “Si hay alimento suficiente para que se active la precipitación o las tormentas, sucede lo que ha pasado estos días”, añade Santos.
¿Estos fenómenos meteorológicos y sus consecuencias se pueden prever?
Sí y no. Lo que se puede predecir es que se va a producir una DANA, pero no qué consecuencias puede llegar a tener. Entiéndase consecuencias en forma de lluvias, tormentas e inundaciones.
“Las predicciones meteorológicas se realizan mediante modelos por ordenador que luego analizan los predictores. Los predictores humanos analizan esas predicciones y son los que comprobando –no solo los modelos, sino los últimos datos de radar– sacan una adaptación para decir que esa DANA va a ocurrir en el plazo de dos, tres, cuatro, cinco o seis días”, apunta el experto, que asegura que estos fenómenos “se predicen bastante bien”.
“Otra cosa son las consecuencias. Que esa depresión se iba a aislar y que los modelos y los predictores la detectaron se sabe perfectamente. Las consecuencias que eso tenga en cuanto a precipitaciones es otra cosa. El fenómeno se puede predecir. Las consecuencias dependen de lo que pase en niveles bajos”, añade el investigador.
¿Qué pasa en los niveles bajos cuando se produce una lluvia torrencial?
Que hay humedad, aire caliente cargado y vientos ascendentes. “En el momento que el aire asciende se encuentra con la DANA y esa combinación de factores genera nubes de evolución, nubes altas, que luego generan tormentas. Con la presencia de la DANA arriba, todo esto es como que has puesto la olla a cocer y tienes arriba puesta la tapadera y llega un momento que empieza aquello a borbotear y empieza a llover, y llueve muy fuerte”, ejemplifica el meteorólogo.
¿Cómo influye el cambio climático en la formación de la DANA?
No está claro. Lo que sí confirman los científicos es que en los escenarios en los que se ha producido cambio climático los fenómenos extremos, como son estas lluvias torrenciales, se multiplican. “Cuando se hacen los estudios de atribución, la precipitación extrema es bastante difícil de asignar directamente al cambio climático. Sabemos que tiene una responsabilidad en el aumento de frecuencia, pero no podemos decir que esta DANA ha sido producida por el cambio climático, sino que el cambio climático ayuda a un aumento de las DANAs y muy posiblemente al aumento de la virulencia de la precipitación”, apunta Santos.
“Si tu modelizas y utilizas un escenario en el que no ha habido efectos del gas invernadero, las DANAs aparecen cinco veces en diez años, por poner un ejemplo, y con gases de efecto invernadero te aparecen ocho veces en diez años”, añade.
El experto en hidrología, Luis Mediero, también considera que el efecto del calentamiento global hace más frecuente que estas bolsas de aire frío se independicen. “El cambio climático tiende a debilitar la corriente del chorro, por lo que lo más probable es que estos eventos tipo DANA y en esta época al final del verano y principio de otoño cada vez sean más frecuentes”, dice el profesor. “Donde hay evidencias claras es en el aumento de temperaturas. A mayor temperatura el aire es capaz de almacenar más vapor de agua y más humedad, eso quiere decir que estas tormentas van a ser más virulentas”.
¿Por qué en esta ocasión las tormentas de este tipo también han afectado al centro peninsular y no solo al Levante?
Según las palabras de Santos, La DANA se puede situar en cualquier lugar y, si encuentra esas bolsas húmedas y calientes, pueden producirse tormentas. “Mientras haya esos precursores que alimenten y generen esas nubes, al final, no tiene por qué caer solo en el este. Tiene que haber esos ingredientes adicionales a la DANA, ingredientes a niveles bajos. Como los había, puede caer en Portugal, en Extremadura, en Toledo, en el Levante o en Zaragoza”. Localizar los precursores sería “muy difícil”. La localización exacta de una tormenta es algo muy complejo debido a las pequeñas dimensiones de las mismas y a la velocidad a la que se activan. “Lo podemos ver casi en los últimos instantes porque es un fenómeno muy pequeño y local”.
¿Influye el cambio climático en que este año se haya producido la DANA sin que ni siquiera haya terminado agosto?
“Todo esto empieza a ocurrir cuando hacemos la transición entre el verano y el otoño. Que sea en agosto o a principios de septiembre climáticamente no es significativo. De hecho, para los climatólogos el día 1 de septiembre empezó el otoño”, apunta Santos.
¿Las inundaciones que arrasan calles y casas se pueden prever?
“Sí, se puede”, defiende Mediero. Y explica que el Ministerio para la Transición Ecológica cartografía esas zonas inundables. “En los últimos años, si se consulta esta cartografía, en la mayoría de los casos estas inundaciones se producen en puntos que ya se han identificado como territorios que potencialmente pueden acabar inundados”.
¿Por qué España es un terreno vulnerable a las inundaciones?
Por su clima, por la erosión del suelo, por haber construido en zonas inundables. “La erosión del suelo también es importante. Por una parte, cuando cae una tormenta hay una parte del agua de lluvia que no inunda y que es absorbida por el terreno. Cuanta menos vegetación tenga el suelo, menor será la proporción de agua de lluvia absorbida por el terreno y más propenso es a las inundaciones. Cuanto más boscosa es una zona, el propio árbol absorbe una parte del agua y el suelo, de esta forma, es menos erosionable que un suelo desnudo”, explica Mediero.
“Una zona árida con un suelo desnudo será más propenso a la erosión. Cuando el agua arrastra sedimentos se produce un mayor volumen de la masa que se mueve y que, junto con el arrastre de sólidos como troncos de árboles, al llegar a un estrechamiento del cauce como un puente, puede obturarlo y que aumente así el nivel del agua o llegar a romper incluso puentes, produciendo una onda de avenida mayor que la natural hacia aguas abajo”, añade .
¿Qué soluciones hay?
Hay diferentes soluciones. Desde aplicar medidas de mitigación, hasta desplazar a toda una población, algo que no suele suceder y a lo que solo se recurre en situaciones extremas. A lo que se tiende es a crear ciudades verdes con arbolado, suelo permeable o tejados verdes para que el volumen de lluvia que se transforma en escorrentía disminuya.
“En algunos casos eso no es suficiente, sobre todo para tormentas como las que hemos tenido estos días. El segundo paso es aplicar medidas de mitigación en edificios, es decir, lo que hacemos es proteger el edificio, por ejemplo, poniendo unas compuertas portátiles en la finca urbana o en la propia casa, de tal manera que se evita que el agua entre en la casa”, apunta Mediero, que ha participado en la puesta en marcha de una plataforma llamada Saferplaces que sirve para evaluar qué zonas son más propensas a inundarse y tiene la opción de aplicar medidas de mitigación edificio por edificio.