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La plaza es para una “amiga”: anulada una adjudicación universitaria por perjudicar a quien frustró el 'dedazo'

Cartel de la facultad de CCII en la Complutense.

Deva Mar Escobedo

16 de diciembre de 2023 22:21 h

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Miguel Álvarez Peralta ya se había enfrentado a presiones por WhatsApp, documentos sustraídos y algún intento de descalificación cuando se presentó a un proceso de selección para conseguir una plaza de profesor ayudante doctor en la Universidad Complutense (UCM). Sucede en ocasiones en los campus cuando alguien aspira a una plaza para la que el departamento que convoca tiene ya otra persona favorita. Pero Álvarez Peralta no se resignó, dio a conocer las maniobras y tras la publicación de estas irregularidades, la otra aspirante, supuesta favorita del departamento, acabó retirándose.

Esa renuncia no significaba que Álvarez tuviera la plaza ganada. En la segunda fase del proceso, la entrevista oral en la que se juzga el currículum de la persona aspirante, Peralta suspendió. Dado que su contrincante se había retirado, la plaza quedó desierta. Pero Álvarez no se quedó conforme y llevó el caso a la Justicia. Sentía que la entrevista no había sido lo que debía ser.

Ahora, dos años después, el juzgado obliga a repetir la prueba. “En caso contrario se causa una indefensión al aspirante”, expone la sentencia a la que ha tenido acceso elDiario.es, que considera que se vulneraron los “principios de igualdad, mérito y capacidad”.

El fallo se centra en las últimas fases del proceso de selección, que se compone de una primera evaluación de currículum y méritos y, después, una entrevista oral en la que la comisión encargada de seleccionar a la persona idónea pregunta por el CV de quien aspira a la plaza.

La Universidad Complutense no ha respondido a las preguntas de este diario, aunque ha dejado pasar el plazo previsto para la presentación de recursos.

“Presiones e irregularidades”

El puesto en disputa era una plaza de profesor ayudante doctor en el departamento de Periodismo y Nuevos Medios, el más grande y con más recursos de la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM. Un contrato fijo y retribuido con 1.250 euros netos mensuales. Una plaza menos precaria en la universidad, en la que abundan los profesores asociados, obligados a ganar su plaza cada cuatro años y pagados entre 100 y 800 euros según su carga lectiva.

El caso, complejo y con idas y venidas, empieza en julio de 2020, cuando se convoca la plaza. Ya desde la publicación de la lista de admitidos hubo “presiones e irregularidades”, denuncia Álvarez Peralta, quien quería dejar su puesto en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) para volver a la ciudad donde se crio.

“En cuanto me presento a la plaza me escribe por WhatsApp el jefe de departamento: que me retire, que la voy a ganar, que no se puede competir conmigo y que es para su amiga, que necesita la plaza ‘como el comer’”, cuenta Álvarez. Tras estos mensajes, que ha podido consultar elDiario.es, el director de Periodismo y Nuevos Medios le pide que borre la conversación.

A pesar de esto, Álvarez decide luchar contra el bicho ―como se conoce en el mundillo a la persona a quien el departamento pretende dar una plaza― y sigue adelante con el procedimiento. Consigue unas décimas más que su oponente en la fase de valoración de currículum y méritos. Aunque considera el proceso amañado, Álvarez tiene “muchos aspectos en los que ella sencillamente no tiene nada”, sostiene.

Un informe pericial encargado por su abogada ahondaría después en la subjetividad de las puntuaciones otorgadas a ambos candidatos. El texto, presentado ante el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Madrid, expresa “incomprensión” ante las puntuaciones y valora que la oponente de Álvarez ―la aspirante favorecida― no debería haber superado esta primera fase de evaluación del currículum porque su perfil no se adecuaba a la plaza.

Aun así tanto Álvarez como la favorita del departamento pasaron a la fase de la entrevista. De algo más de una decena de aspirantes, quedaba solo ellos dos. Y aquí –la parte más subjetiva de estos procesos selectivos– la rival de Álvarez le dio la vuelta a la puntuación y quedó por delante. La plaza parecía decidida.

Pero Álvarez denunció al Rectorado, adjuntando las capturas de pantalla de WhatsApp con las presiones y otras irregularidades. El máximo órgano de gobierno de la universidad le dio la razón, pero por un defecto de forma: uno de los profesores había llegado tarde, perdiéndose la entrevista a Álvarez, pero firmó la evaluación igualmente. El Rectorado manda que se repita la entrevista.

Indignado, el profesor decidió hacer público su caso. “Se monta el pollo porque yo lo publico en InfoLibre. Ella renuncia a la plaza, se repite la entrevista, voy yo solo y aunque en la entrevista anterior yo había tenido la puntuación mínima, al repetir la entrevista me dicen que no, que no llego. Y declaran la plaza desierta”, cuenta Álvarez. Es entonces cuando decide acudir a la justicia ordinaria.

Este octubre, la Justicia le da la razón. La entrevista, con él como único aspirante, debe repetirse ajustándose a la normativa. La jueza considera que la que le hicieron no se atenía a la normativa: esta debería preguntar por investigación, docencia y experiencia profesional. “Es el motivo por el que la jueza les obliga ahora a repetirla, pues ellos prácticamente me hicieron un examen. Me preguntaron por contenidos de la asignatura cuando por normativa de la Complutense solo debería hablar de mi currículum”, denuncia Álvarez.

No obstante, el aspirante a ayudante doctor no es optimista: “Estoy satisfecho, sí, porque es una victoria moral. Ahora, ellos van a volver a hacer alguna otra trapacería. Se sienten totalmente impunes y van a encontrar la manera de no dármela, estoy casi seguro”.

“Toda persona que trabaje un tiempo en la universidad pública conoce casos”

Esta dedocracia es relativamente habitual en la Universidad española. Sin salir siquiera de esta misma facultad, en 2018 la Justicia obligó a la Complutense a repetir un proceso de selección. Los ejemplos se repiten por los campus de todo el territorio, desde Murcia hasta Oviedo pasando por Salamanca.

Álvarez, hoy en excedencia de la UCLM y trabajando en la Universidad Rey Juan Carlos, asegura que este tipo de corrupción está muy generalizada: “Toda persona que trabaje un tiempo en la universidad pública conoce casos; es un reino de taifas”.

Él mismo había agachado la cabeza ante situaciones similares en el pasado. En su propio relato en infoLibre afirma haber dejado pasar varias plazas, por lo que cuando el jefe de departamento implicado en su caso le presiona para que no concurra contra la favorita, Álvarez escribe: “No era la primera vez que yo oía algo así, cualquiera que conozca la universidad conocerá esta melodía. Ya antes se me había pedido que no echase tal plaza, porque era para fulanito, y no echase aquella otra, porque era para menganita”. Y había obedecido. No tenía prisa.

¿Qué cambió en esta situación? Querer estabilizar su situación y poder dejar la UCLM para volver a su ciudad natal, Madrid. Ahora, haberlo sufrido directamente en sus propias carnes en la Complutense lo ha sensibilizado más contra los dedazos de las universidades: “Es imprescindible levantar alfombras en la universidad, y este caso se ha convertido en simbólico para toda España. Según cómo termine enviará el mensaje de que los tiempos han cambiado o bien que todo puede seguir con el business as usual medieval”, sentencia Álvarez.

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