Los recortes de un gran laboratorio en la producción de la vacuna de la hepatitis A se han traducido en problemas de suministro en España y otros países. El resultado es que cuando ha llegado la época de alta demanda de este suero, recomendado por el Ministerio de Sanidad para viajeros, se ha hecho difícil de conseguir.
En la primera semana de agosto, un madrileño que necesitara ponerse esta vacuna para visitar zonas donde el virus de la hepatitis A es endémico recibía esta respuesta: “No hay”. Ni en el centro del viajero y vacunación internacional del hospital Carlos III, ni en el del hospital 12 de Octubre. Tampoco en algunos centros de salud. La solución más inmediata era rastrear las farmacias en busca de alguna dosis “lejos del centro de la ciudad”, señala un afectado por esta escasez.
Unos días después, la Consejería de Sanidad madrileña contestó a eldiario.es que “no tenemos problemas de abastecimiento”. Sin embargo, la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) sí reconoce “ser consciente” de que existen contratiempos en el suministro.
El principal proveedor de la vacuna contra la hepatitis A es la farmacéutica Glaxosmithkline (GSK). La de adultos se llama Havrix 1440. El laboratorio informó, en enero de 2015, de que iba a restringir el abastecimiento a un tercio debido a “dificultades en la producción”.
Esta situación ha ido generando una falta de disponibilidad en oficinas de farmacia y en algunos hospitales. Las complicaciones se derivaron del hecho de que se trataba de “la única vacuna tipo adulto financiada por el Sistema Nacional de Salud”, según detallaba el Gobierno de Aragón en una circular sobre medidas para gestionar el “desabastecimiento de vacunas frente a la hepatitis A” emitida ya en febrero del año pasado.
La situación no se ha aliviado. De hecho, GSK repetía en su estado de cuentas del primer cuatrimestre de 2016 que “el crecimiento” de su división de vacunas se ha visto contrarrestado por la disminución de ventas de sueros contra la hepatitis A “debido a las restricciones de suministro”.
Del mismo modo, la AEMPS ha advertido a las comunidades autónomas de que “desde el punto de vista de la sanidad exterior, pueden tener problemas”. De hecho, hace meses que emitió una nota informativa en la que reseñaba que las unidades existentes solo permitían cubrir los concursos comprometidos con ciertas regiones y que “el reabastecimiento” no se produciría hasta “finales de año”.
La demanda de este producto aumenta en verano por el consejo que el Ministerio de Sanidad da a los viajeros al extranjero. “Se recomienda a todos los no inmunes” que planean pasar un tiempo en áreas donde el patógeno es endémico. La hepatitis A es una enfermedad infecciosa que se transmite por un virus “de persona a persona y por la ingestión de alimentos y bebidas contaminadas”, detalla el Ministerio. Aunque su distribución es mundial, es más frecuente “donde las condiciones sanitarias son deficientes y la seguridad del agua de bebida no está bien controlada”.
Mercado copado
La mezcla de problemas en las plantas de GSK y la llegada del, previsible, pico de demanda ha puesto demasiada tensión al suministro. Este cóctel es consecuencia parcial de la concentración del mercado de vacunas que se ha ido experimentando en las últimas décadas.
Un análisis del Grupo Asesor Estratégico de Expertos (SAGE) de la Organización Mundial de la Salud explicaba en abril de este año que “en mercados con un número limitado de productores, una reducción en la fabricación puede hacer que los productos no estén disponibles en la cantidad suficiente para cubrir la demanda”. Y, además, se corre el riesgo de crear una “escasez en cadena” ya que esa demanda “solo puede derivarse a un grupo limitado de alternativas”.
El SAGE ilustra esta observación precisamente con la vacuna de GSK: Havrix. Y detalla que en Francia entre 2015 y 2016 se pasó al producto Avaxim que también escaseó y, de ahí, a Vaqta 50 (ambos de Sanofi) que “se puso en riesgo”.
La AEMPS explica que ha tratado de paliar la situación mediante la autorización de 55.000 viales del producto de Sanofi con prospecto en inglés (los medicamentos en España deben tener instrucciones en español). “Y a finales de julio otras 27.000 dosis”, subrayan en la agencia, que resume: “Vacunas hay. Pero pocas”.