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Dictadura de Franco

Denuncian a Patrimonio Nacional por mantener el escudo franquista del águila en El Pardo, la residencia del dictador

La impronta de Francisco Franco sigue estando en la que fuera su residencia oficial. Así lo asegura la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que ha denunciado la persistencia de escudos franquistas a la entrada del Palacio del Pardo, en Madrid. El símbolo corona la valla que funciona como puerta principal de acceso al recinto y también está presente en algunas farolas de la puerta y en las que rodean una pequeña rotonda emplazada en ese misma entrada.

Por ello la asociación ha decidido denunciar a Patrimonio Nacional, del que depende el complejo, ante la Fiscalía General del Estado, a la que insta a iniciar una investigación de “este y otros hechos similares de incumplimiento” de la Ley de Memoria Democrática. Sin embargo, ya la primera legislación, la Ley de Memoria Histórica de 2007, obligaba a las Administraciones Públicas a retirar este tipo de simbología conmemorativa o de exaltación del golpe de Estado o la dictadura.

En el escrito presentado, al que adjunta documentación gráfica de los escudos, la asociación asegura que desde entonces Patrimonio Nacional “ha tenido la obligación de catalogar la existencia de vestigios franquistas en los espacios que gestiona y retirarlos”, por lo que la persistencia de estos escudos podrían ser catalogados de “prevaricación” y reclama a la Fiscalía a que “lleve a cabo las medidas judiciales pertinentes para sancionarla y restablecer la legalidad”.

“Patrimonio Nacional ha conservado la simbología de la dictadura en un ejercicio que además de incumplir una ley parece un homenaje consciente al dictador, al responsable del golpe de Estado de julio de 1936”, sostiene la asociación.

Para Emilio Silva, su presidente, “es especialmente grave” que una institución “que depende del Ministerio de la Presidencia”, que fue el encargado de impulsar la última ley de memoria “mantenga a la vista estos símbolos y los haya dejado permanecer” desde hace más de 15 años. Además, se trata “de un lugar muy prominente y significativo” para la dictadura, “desde donde se firmaron penas de muerte y donde se orquestó la falta de libertades democráticas durante 40 años”.

Construido en el siglo XVI como pabellón de caza de los Austrias y posteriormente usado como residencia real, el Palacio Real de El Pardo fue una vez acabada la Guerra Civil elegido por Franco como su residencia habitual y familiar. El dictador se instaló en él tras ordenar la realización de unas obras y se convirtió también en centro de las decisiones políticas durante la dictadura. Allí se celebraban los consejos de ministros, las audiencias y las recepciones reales.

Actualmente y desde 1983, el complejo es la residencia de jefes de estado extranjeros y está abierto al público para visitas.