La inquietud va llegando a los centros de secundaria. Septiembre queda cerca, muy cerca, y muchos de ellos van a tener que impartir unos estudios de los que se sabe poco más que su nombre. La FP Básica, una de las primeras medidas de la LOMCE que se aplicará en las aulas, está a cuatro meses de aparecer en el sistema educativo y aún ni siquiera se sabe en qué centros se va a impartir.
Las prisas con las que se quiere implantar la LOMCE, dicen, han alcanzado su máxima expresión con estos nuevos estudios. La FP Básica, que podrán cursar alumnos a partir de 15 años, son unos estudios de nueva creación que ocuparán el lugar que dejen los prontamente extintos Cursos de Cualificación Profesional Inicial (PCPI). El espíritu tanto de estos PCPIs como de la nueva FP es ofrecer un recurso a estudiantes de secundaria con dificultades para sacarse el título para evitar que simplemente dejen los estudios y puedan mantenerse en el sistema.
Pero los responsables de aplicar estos programas en los centros sólo ven incertidumbre. Los PCPIs, que actualmente ofrecen alrededor de un tercio de los centros, ofrecen una formación básica y los rudimentos de algún oficio para alumnos a partir de 16 años que han fracasado en secundaria. Duran un curso académico. El alumno puede, voluntariamente, realizar un segundo año, que le da el título de secundaria si se supera, aunque ésta es una opción minoritaria. En el curso 2011-2012 un total de 84.217 alumnos cursaron un PCPI. De ellos, 11.178 se graduaron en secundaria, uno de cada ocho prácticamente.
La FP Básica ocupará el lugar de los PCPIs, pero nace con el espíritu de ser algo más. Para empezar tendrá dos cursos en vez de uno. Además, podrán matricularse alumnos de 15 años con carácter excepcional. Presenta un catálogo de 14 títulos (Cocina y Restauración, Carpintería y Mueble, Peluquería y Estética, etcétera). Pero, a diferencia de los PCPI, no ofrece el título de secundaria a su conclusión. Para ello habrá que realizar la reválida de la ESO, una vía que para los expertos se antoja poco probable por el perfil del alumnado que cursará esta FP y el carácter de esta prueba. Su salida natural es pasar a una FP de grado medio.
“Está todo bastante parado”
La ley establece la desaparición de los PCPIs este curso. Los alumnos que lo estén cursando pueden terminar, pero los centros no podrán ofrecerlo a nuevos estudiantes. Tendrán que ofrecer la FP Básica a cambio, aunque como se pretende que no sea exactamente un sustituto, aún no se ha decidido en qué centros se implantará. Es el primer problema para los institutos en un complicado equilibrio entre las prisas del Gobierno central, las dificultades de aplicación que plantean las Comunidades Autónomas, responsables últimas de desarrollar las leyes educativas y la realidad del día a día de los centros.
A día de hoy, de la FP Básica está aprobado el decreto base del Ministerio, y las Comunidades tienen que legislar su parte. “Está todo bastante parado”, alerta José Antonio Martínez, presidente de la Federación de Asociaciones de Directivos de Instituto (Fedadi). “Hay que organizarlo todo: qué se da en clase, cómo se da, quién... Ha sido todo ir deprisa, deprisa, y las prisas no son buenas consejeras”, añade.
“Los centros estamos a la espera para saber si vamos a tener o no FP Básica. No sabemos nada, hay mucha incertidumbre”, confirma Miguel Recio, director del Instituto Vega del Jarama de San Fernando, en Madrid. Y aunque queda un cierto tiempo hasta que en julio comiencen las matriculaciones, la cuestión no es baladí ni tan sencilla como cambiar el nombre del título correspondiente en un papel.
“Desarrollar los currículos, quién va a dar la clase... porque la ley habla de profesores de secundaria, pero está en el aire”, empieza a enumerar Martínez la lista de aspectos por tratar. “Hay un tiempo más bien escaso, por no decir que no hay tiempo”, insiste.
Por ejemplo para algo tan básico como adaptar el espacio físico a las nuevas necesidades. La LOMCE aumenta el ratio en las aulas. Donde en los PCPIs había 20 ahora tendrán que entrar 30 (para malestar de los profesores). En el instituto de Recio se imparte un curso en rudimentos informáticos: montar y desmontar torres, placas bases, poner memoria RAM a ordenadores, fuentes de alimentación, etc. “En el taller caben 20, para que quepan 30 tengo que hacer una obra”, explica Recio. “Y en septiembre tiene que estar operativo”, alerta.
¿Una vía intermedia?
Tan justos van los plazos que Nicolás Fernández, presidente del sindicato de profesores Anpe, habla ya de “buscar una vía intermedia”. Fernández apuesta por la FP Básica y la califica como “uno de los pivotes de la reforma”, desliza que hay Comunidades Autónomas que están buscando una salida porque no llegan, y apela a “la voluntad política” para que “lo que se haga, se haga en todo el Estado. No puede ser que haya dos velocidades de implantación”, sostiene.
Solventado el problema de calendario y la posibilidad de que los alumnos quedaran en un limbo que se planteó en un principio, Recio y Fernández ponen el foco también sobre la distribución de los centros en que se ofrecerá la FP Básica. “La FP Básica estará en un 30% o 40% de los centros. ¿En los otros no va a haber alumnos de este perfil?”, se pregunta Recio. “Una cosa era mover alumnos que habían fracasado en la ESO a un centro con PCPI. Ahora dentro de la ESO hay una opción que es la FP Básica. Tiene que estar en todos los centros. Si no estás pensando que determinados centros lo van a necesitar y otros no”, razona pensando en la dualidad público-privado. Y apoya su argumento en cifras: el sistema público acoge al 65,8% de los alumnos pero a un 78% de los que cursan PCPI. En el privado las cifras se invierten son del 30,7% y el 21,9%, respectivamente.
Recio advierte también de una incongruencia. “La FP básica está pensada para alumnos con problemas con el curriculum nuevo de la LOMCE. Pero el próximo curso se va a aplicar a unos alumnos que no han cursado ese curriculum”, señala. Además, en su opinión el formato elegido puede ser desmotivador para los alumnos. Donde antes había un curso obligatorio y un segundo a media jornada que se traducía en un título, ahora son dos. Y el título no está garantizado. “Siendo el perfil muy parecido, ahora se les va a marear mucho más. No sé cómo vamos a conseguir que vaya a FP básica, hay mucho abandono ahí y lo van a ver como una cosa muy lejana”, augura.
Ante los problemas que está planteando la aplicación para el próximo curso de la FP Básica, que han lamentado Comunidades Autónomas y responsables educativos, también los del PP, hay quienes se preguntan por las razones de tanta urgencia.
“Es porque una cosa así que está en marcha ya no hay quien la pare”, opina Martínez, de Fedadi. Según su argumento, el Gobierno es consciente del rechazo frontal que sufre la LOMCE, y quiere que se empiece a aplicar cuanto antes para dificultar su retirada si es que eventualmente pierde el poder en las próximas elecciones. “Estamos hablando de la educación no en términos de los alumnos sino en plazos políticos”, advierte.
Fernández coincide, al menos en parte. “Esto es la consecuencia de que la ley no venga de un consenso mínimo. Nosotros somos críticos con la ley, pero no se puede retrasar su implantación por motivos ideológicos”, lamenta.