Madrid, 8 jul (EFE).- Los oncólogos cuentan con nuevas técnicas para predecir el riesgo a padecer cáncer de mama, factores genéticos y no genéticos que permiten individualizar las recomendaciones de detección precoz como la edad de inicio de la mamografía, su periodicidad, o incluso la necesidad de incluir resonancia mamaria.
Sobre estos factores han conversado virtualmente este miércoles los oncólogos que han participado en la VI edición de la Jornada en Cáncer de Mama Hereditario organizada por los grupos referentes en la investigación de esta patología, Solti y Geicam, en colaboración con la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Actualmente se estima que entre un 5 y un 10 % de las pacientes diagnosticadas con cáncer de mama tienen una mutación germinal, es decir, hereditaria.
Pero tener una alteración genética no significa que la persona vaya a desarrollar el tumor, sino que tiene más probabilidades de desarrollarlo a lo largo de su vida.
Las mutaciones genéticas en BRCA1 y BRCA2 (los genes con mayor frecuencia asociados) se detectan en el 30 % de las mujeres que cumplen los criterios de cáncer de mama hereditario, aunque existen más genes implicados, como el PALB2, PTEN, CDH1, TP53, CHEK2, ATM, entre otros.
El cáncer de mama hereditario afecta habitualmente a mujeres jóvenes y se calcula que, aproximadamente, 1 de cada 400/500 personas es portadora de una mutación en los genes BRCA1 o BRCA2.
La biopsia líquida y los paneles de secuenciación genómica son herramientas eficaces para diagnósticos más precisos, y para predecir el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer lo es el conocimiento de los factores genéticos y no genéticos.
Tener en cuenta los factores genéticos de bajo riesgo y los factores ambientales también será relevante en las recomendaciones clínicas para mujeres con genes de predisposición al cáncer de mama.