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El efecto de la publicidad de productos insanos en la infancia: “Llegan a consumir 23 kilos más de azúcar en ocho años”

Uno de cada tres menores de entre 8 y 16 años presenta sobrepeso u obesidad en España, según la Fundación Gasol. Esta organización ha lanzado este miércoles el informe Publicidad, alimentación y derechos de la infancia en España, en el que se analizan los hábitos de consumo de los niños, niñas y adolescentes en relación con la exposición a la publicidad de los productos no saludables. Un 81,8% de menores han visto anuncios de alimentos y bebidas en el último mes, según el estudio, y de ellos un 84,5% declara que los productos no eran saludables.

“Las niñas y niños de todo el mundo están sumamente sumergidos en la publicidad de bebidas y productos alimenticios que la evidencia científica ha demostrado que no promueven su salud. Diversas investigaciones muestran que este tipo de exposición induce a un menor consumo de alimentos saludables de forma global y se asocia a comportamientos sedentarios”, sostiene el Informe de la Fundación Gasol. En todo el globo, el fenómeno de la obesidad infantil afecta a 124 millones de niños y niñas de entre 5 y 19 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según el estudio, son precisamente los productos con un perfil nutricional clasificado como bajo, poco o nada saludable los que más se promocionan. Y, si se atiende a la frecuencia, la exposición de los menores a estos anuncios también es reseñable: la mitad de los niños, niñas y adolescentes declaran haber estado expuestos a tres o más grupos diferentes de productos de alimentación y bebidas no saludables durante el último mes. Además, un 57,2% dijo haber visto seis o más veces a la semana publicidad de comida rápida, un 48,8% de refrescos, un 47,1% de bollería industrial y 30,2% de bebidas energéticas.

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha lamentado que no se aprobara finalmente el Real Decreto para limitar la publicidad de este tipo de alimentos, proceso en el que tuvo un papel básico la negativa del Ministerio de Agricultura. Garzón ha querido destacar el papel que tienen las industrias en la puesta en marcha de este tipo de políticas: “Si no se ha aprobado el Real Decreto, que espero que en las próximas legislaturas se haga, es porque existe un choque de intereses porque estamos hablando de mercados donde hay agentes que venden este tipo de productos y sus beneficios se verían damnificados. El 80% de la población es partidaria de regular este tipo de publicidad, pero las empresas son el elefante en la habitación. En esta situación los gobiernos no tenemos que ser árbitros, sino que tenemos que poner en preferencia la salud pública y la de los menores”. 

El ministro también ha señalado la necesidad de crear políticas que aseguren un nivel económico seguro y estable para toda la población: “Estos informes ponen en relieve que las cuestiones de renta influyen. Las familias con menos recursos económicos sufren efectos agregados, no solo de la publicidad, que conducen a un empeoramiento de la calidad de vida y de la alimentación. Tienen menos tiempo para dedicar a la atención y hábitos de cocina que pueda compensar los hábitos o inercias. Esto tiene que cambiar”, ha concluido.

“Se está vulnerando el derecho a la salud”

Según Cristina Ribes, directora ejecutiva de Gasol Foundation Europa, hay que tener en cuenta la “necesidad de proteger los derechos de todos los niños y niñas ante la difusión propagandística de alimentos y bebidas, porque se están vulnerando los derechos a la salud, a la intimidad y a la no discriminación”. “Los menores de 12 años no son conscientes de la intención de la publicidad, por lo que hay que hacer efectivos estos derechos para que puedan crecer de forma saludable”, sostiene Ribes.

El doctor Santi Gómez, director global de investigación y programas de la Fundación Gasol y líder de esta investigación, ha querido destacar que “a un menor que está expuesto a la publicidad de estos productos durante ocho años de vida le supone ingerir 23 kilos más de azúcar en ese proceso de crecimiento frente a la población que declaró no estar expuesta a la publicidad”. Pero la salud orgánica no es el único problema que puede acarrear este tipo de alimentación, según el doctor: “Hemos visto que hay muchos problemas de salud mental, de capacidad de relación social y de concentración en los estudios que están directamente relacionados con una buena o mala alimentación”, ha reflexionado.

Y es que este mayor alcance de los productos no saludables a más población mediante la publicidad parece estar relacionado directamente con los hábitos y la frecuencia de consumo de ciertos alimentos o bebidas, según el informe. La ingesta de productos de alimentación no saludables supera el 80% de participantes en todos los tipos de alimentos o bebidas evaluadas. 

Los datos obtenidos por la Fundación Gasol dejan ver que la bollería, la pastelería industrial, las chocolatinas o chucherías son los productos más extendidos en el patrón alimentario de la población infantojuvenil: el 100% de los encuestados declaran consumirlos en una semana habitual. Existe un cierto porcentaje mayor en la frecuencia de consumo de los que sí están expuestos a su publicidad pero, tanto los que sí como los que no lo están, superan el 83% si se trata de consumir dos días o más este tipo de productos a la semana. 

En cuanto al consumo de comida rápida, entre la población que declaró haber estado expuesta a su publicidad, un 80,7% dice hacerlo de forma habitual y casi un 40% lo hacen dos días o más a la semana. El consumo de aperitivos salados sigue el mismo patrón: un 89,3% de los encuestados asegura hacerlo de forma habitual. El porcentaje de los que declaran consumir estos productos dos días o más a la semana es de un 60% entre los expuestos a un anuncio y de un 42,6% entre los que no lo están. 

Por último, el estudio pregunta por el consumo de bebidas azucaradas. El 65,5% de los encuestados que han visto anuncios de refrescos declara consumirlos de forma regular. En las bebidas energéticas sí hay una clara diferencia entre los que no están expuestos a su propaganda (19,2%) que los que sí (38,2%). 

Las pantallas y el nivel socioeconómico, factores claves

“En la actualidad, la población infantil está creciendo en entornos que dificultan su crecimiento y que fomentan un estilo de vida no saludable, limitando así sus oportunidades de desarrollo”, según el informe presentado en el Ministerio de Consumo. Aparte de la exposición a la publicidad de productos de alimentación y bebidas, los hábitos alimentarios y la ingesta de nutrientes de la población infantil y adolescente en España también analiza las consecuencias del uso de pantallas y el nivel socioeconómico en los patrones de dietética de los pequeños.

La exposición de productos alimenticios dañinos para la salud, según el Doctor Santi Gómez, “se recibe mayoritariamente a través de las pantallas”: los participantes que declaran haber estado expuestos a la publicidad de tres o más productos de alimentación y bebidas no saludables son precisamente los que más tiempo dedican al uso de pantallas (televisión, ordenador, tableta, videoconsola y teléfono inteligente) entre semana (27 minutos al día más de promedio). 

Aunque apenas existen diferencias de sexo y edad en los resultados de los diferentes elementos a estudiar, esto puede influir en un dato que parece reseñable por la adaptación de la publicidad a los grupo según sus gustos: el porcentaje de participantes de género masculino que declaran haber estado expuestos a la publicidad de refrescos y bebidas energéticas durante el último mes es alrededor de un 5% mayor respecto al género femenino. Por el contrario, el porcentaje de niñas y adolescentes que declaran haber estado expuestas a la publicidad de golosinas/chocolatinas es un 2% superior respecto al género masculino, así como también lo es para la comida rápida, bollería/pastelería industrial, aperitivos salados, zumos y batidos, aunque con mínimas diferencias, inferiores al 2%.

“El alcance de la publicidad de este tipo de productos es muy elevado en nuestra sociedad y esto hace que sea difícil identificar ciertos gradientes sociales”, según el informe. “Uno de los grupos poblacionales más vulnerables, y que puede tener una mayor desprotección ante sus derechos y verse más afectado por la exposición a la publicidad de productos alimenticios y bebidas no saludables es la población infantil que crece en situación de vulnerabilidad socioeconómica”, reflexionan. En España, datos del año 2022 exponen que más de un tercio de los niños y niñas crecen en situación de vulnerabilidad y pobreza infantil, y es que su vulnerabilidad es doble: por una parte, por hallarse en pleno periodo de desarrollo cognitivo y, por otra, por crecer expuesta a mayores dificultades de desarrollo debido a su situación social y económica. Asimismo, España tiene una de las tasas de riesgo de pobreza infantil persistente más altas en comparación con los demás países de la Unión Europea.

Basándose en los resultados de los menores con una menor renta media por persona y un porcentaje de pobreza infantil superior a la media española, datos aproximados según dónde estuviera la escuela de evaluación, su sección censal y en los datos del INE, el informe revela que un 80% de los menores con menor renta promedio están expuestos una o más veces a productos no saludables, tres puntos porcentuales más que los de mejor renta media o los nivel de renta general. “Es un cierto gradiente aunque no sea muy significativo porque el nivel de exposición es muy amplio”, según el doctor Gómez. 

Las empresas y las trabas a la mejora de la salud infantil

En base a toda la evidencia científica generada,  diversos países de la Unión Europea han empezado a adoptar diferentes medidas estratégicas para regular la exposición a la publicidad sobre productos de alimentación y bebidas no saludables dirigida a población infantil como por ejemplo, un establecimiento horario regulador que limite la exposición, la eliminación de anuncios entornos en los que la población infantil y adolescente desarrolla su vida cotidiana. Son recomendaciones de organismos internacionales como UNICEF o la OMS. 

Estos establecen que es necesario proteger a las niñas y niños de la publicidad y el marketing de alimentos y bebidas que dificultan el fomento de la salud de los mismos: “La publicidad del alimento sigue siendo una peligro para la salud pública. Se recomienda a los países hagan políticas integrales para que los niños estén protegidos en alto contenido de ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, azúcares libres y sal”, ha reflexionando en Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición de la Organización Mundial de la Salud. 

En algunos casos, estas medidas se encuentran actualmente en plena fase de debate entre la ciudadanía y las instituciones, como es el caso de España. El representante de la OMS ha señalado las medidas actuales son demasiado laxas, por lo que finalmente no protegen a los niños y niñas: “Estas políticas serán más eficaces si son obligatorias, si protegen a los niños de todas las edades, si utilizan un modelo de perfil de nutrientes dirigido por el gobierno para clasificar los alimentos cuya publicidad debe ser restringida y si son lo suficiente exhaustivas para minimizar la publicidad a otros grupos de esas”, ha resumido.