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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los estudiantes de la Rey Juan Carlos exigirán al rector elecciones anticipadas o amenazan con una moción de censura

La crisis institucional de la universidad pública Rey Juan Carlos no cesa. Una vez abierta por el caso del máster de la expresidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, que desveló el ecosistema donde creció el Instituto de Derecho Público en el que cursó su posgrado, el rector Javier Ramos sigue acorralado. El sector crítico del claustro de la URJC va a exigir Ramos que convoque elecciones. “Suponemos que se va a negar, entonces intentaremos registrar una moción de censura”, apunta uno de los portavoces de la asociación de estudiantes URJC Crítica. El claustro es el único órgano de la comunidad universitaria con capacidad para echar al rector.

La representación de estudiantes en el claustro tiene claro que su objetivo es que Ramos abandone el cargo. Así lo anunciaron en la campaña electoral para entrar en este foro y ese es su primer (y casi único) objetivo. De hecho, si tienen éxito en su empeño, la moción desencadenaría la convocatoria de elecciones al claustro, lo que implicaría su disolución. Este miércoles tomarán posesión los nuevos miembros que salieron elegidos tras las elecciones celebradas hace un mes. En los últimos comicios, el sector más crítico con la gestión de Javier Ramos arrasó entre los estudiantes. URJC Crítica consiguió 38 representantes de los 61 puestos reservados al alumnado.

Aunque entre los puntos del día no figura ninguna revocación al rector, fuentes consultadas aseguran que solicitarán en el turno de “ruegos y preguntas” que se convoque elecciones. Ya lo han hecho en privado y ya han recibido la negativa de Ramos, explican las fuentes: “Vamos a solicitarlo públicamente, delante de todos los claustrales, para que nos dé su negativa en público”. Una vez realizado este paso, se registrará la moción. Pero será en septiembre, con toda probabilidad, para evitar que el verano eche por tierra el resultado por falta de claustrales.

Daño de imagen

Los representantes de la la asociación estudiantil Despierta URJC, que tiene 12 claustrales, también pedirán su dimisión. Este colectivo ha emitido un comunicado en el que justifican esta decisión. En él destacan que la gestión de Ramos del caso Cifuentes dejó “en evidencia su poca preparación para asumir cualquier crisis institucional”. Asimismo añaden que los problemas al aportar documentación a la jueza en la investigación del máster de Pablo Casado han dañado la imagen de la Universidad y lamentan que nombrase a Amalia Calonge, la funcionaria que modificó las notas de la expresidenta, como jefa del servicio de promoción de asociaciones. Si el rector no dimite, uno de sus portavoces asegura que “tal vez” se unirán a la moción.

Para registrar esta propuesta necesitan que sea apoyada por 100 de los 300 miembros del claustro. Según fuentes de URJC Crítica, el grupo de estudiantes con más representantes en el claustro, los opositores a Ramos ya tienen los 100 votos que necesitan para forzar la moción de censura. Entre ellos, los alumnos cuentan con casi 50 votos. La otra cincuentena vendría, aseguran, del pesonal docente y administrativo (los PDI y PAS).

Para que esta propuesta salga adelante se necesita el apoyo de dos tercios del claustro (200 personas). Si se llega a plantear la moción y más de la mitad del claustro la apoya, el rector quedará tocado. Si finalmente saliese adelante, según la normativa de la URJC, la aprobación de esta propuesta supondría el cese de Ramos y la disolución del claustro, procediéndose, en ese mismo acto, a la convocatoria de elecciones a rector y a claustro, que se celebrarán en la misma fecha.

¿Tienen votos suficientes los críticos para, además de forzar la votación de la moción, ganarla? “No lo sabemos aún”, admite un portavoz de la asociación. “Mucha gente no quiere firmar la moción porque las firmas en este caso son públicas y no se atreven para no poner en riesgo su puesto de trabajo”, añade en referencia a trabajadores temporales como profesores asociados o personal laboral, “pero luego la votación de la moción en sí es secreta”, añade. Esa es su esperanza de que salga adelante.

En cualquier caso, eso no ocurrirá en esta primera reunión, que solo es constituyente del claustro. Para provocar la moción, primero hay que pedirla a través del Registro de la URJC. A partir de aquí, el rector tiene un mes para convocar un claustro extraordinario en el que ya se sometería a votación la remoción en sí misma.

Fuentes consultadas entre el PDI y el PAS coinciden en que la primera reunión del claustro va a ser “tensa” en el turno de ruegos y preguntas. Los estudiantes pedirán elecciones y muchos profesores exigirán explicaciones, según admiten varios claustrales.

Relación de fuerzas

Pero realmente nadie sabe cómo está la relación de fuerzas en el claustro. La mayoría de los estudiantes son críticos. Un sector del Personal de Administración y Servicios (PAS), entre ellos la anterior gerente, Teresa Sánchez Magdaleno, despedida de su cargo por Ramos, también. Igual que muchos PDI. Pero nadie conoce el recuento aproximado, o al menos no lo dice.

El claustro es el máximo órgano de representación de la comunidad universitaria y en él tienen cabida todos los sectores que la conforman. Está presidido por el rector y lo componen 300 personas divididas en cuatro grupos: el A lo forma el Personal Docente e Investigador (PDI) funcionarios o contratados y tiene 160 representantes; el B son los PDI que no cumplan los requisitos del anterior y tiene 45 miembros; el C son los estudiantes, que disponen de 61 plazas; y el D es el Personal de Administración y Servicios (PAS), al que le corresponden 34 representantes. Las elecciones se realizan cada cuatro años (excepto los estudiantes, que se renuevan cada dos) y cada colectivo vota únicamente a los suyos.