- “El interés superior del menor debe prevalecer”, dice la experta sobre las familias bloqueadas en Ucrania, que finalmente podrán inscribir a los bebés, aunque la Embajada española ha advertido de que no tramitará nuevos registros
La Embajada de España en Ucrania no tramitará más inscripciones de menores nacidos por gestación subrogada en el país. Lo ha hecho después del bloqueo de varias familias españolas en Kiev, que finalmente sí podrán registrar a sus bebés, y el vaivén administrativo de los últimos días. Coincidiendo con el caso, que una vez más ha hecho emerger el debate, el Observatorio de Bioética de la Universidad de Barcelona (UB) ha publicado un documento de posicionamiento que se une a las voces críticas con esta práctica prohibida en España. Su directora, María Casado, justifica que se trata de una opinión “inaplazable” ante la deriva que el tema “ha ido experimentando en los últimos años”.
Esta investigadora experta en Bioética y Derecho se explica con la intención de serenar la polémica que suele rodear al tema y lamenta la simplificación en la que en ocasiones caen ambas partes. Aunque asume que el Observatorio ha sido “muy poco dado a reivindicar prohibiciones”, en lo que respecta a la gestación subrogada apunta a una práctica “enormemente cuestionable”, sobre todo, “teniendo en cuenta los enormes intereses económicos que hay detrás”.
El documento es especialmente contundente. Entre otras cosas, asegura que la práctica en sí misma “facilita la explotación de las mujeres”...
Sí, sobre todo cuando median situaciones de necesidad económica. Si podemos irnos a países en los que no hay protección para las mujeres cuya única opción para sobrevivir es gestar para otros, ya no estamos hablando de altruismo. Poco a poco ha ido emergiendo un enorme nicho de mercado y la gestación subrogada se ha convertido en un negocio. Cada vez más las cuestiones sobre el cuerpo humano se están alejando de lo que decimos tener: decimos que el cuerpo humano y sus partes no serán objeto de lucro, es algo que está en todas las normas, pero sin embargo todo lo que tiene que ver con el cuerpo cada vez más forma parte del mercado. Detrás de la gestación subrogada hay enormes intereses económicos y eso no lo podemos obviar. Sobre esto tenemos que reflexionar muy seriamente.
¿Cómo hemos llegado a este punto?
Lo que ha ido ocurriendo es que esto se ha ido transformando en algo que tiene que ver sobre todo con el negocio que hay detrás. Hay agencias intermediarias con ánimo de lucro, grupos de abogados que tratan de facilitar los trámites e incluso ferias en las que estas empresas exponen sus servicios. Si en España el contrato por gestación subrogada es nulo, ¿cómo hemos podido permitir que se celebren este tipo de eventos? Ya no estamos hablando del caso concreto de una mujer que quiere gestar para su amiga. Ahí podríamos discutir muchas cosas. Pero en España no hay masas de mujeres pidiendo gestar para otros, lo que hay es una gran demanda de comitentes. Es decir, es una práctica que parte de la demanda.
Este martes han comenzado a inscribir a los 39 menores que permanecían en Ucrania y la Embajada de España en el país ha advertido de que no tramitará más expedientes. ¿Qué le parece la decisión?
Yo creo que es una solución adecuada con el principio de proteger a los niños y niñas que ya están ahí y al mismo tiempo tratar de evitar que haya incentivos permisivos que faciliten el fraude a la ley española, que es contraria a la gestación subrogada.
El problema es que en estos casos se ha llevado la ley al máximo de buscar el resquicio del resquicio. Y claro una vez que haces esto, colocas al Estado entre la espada y la pared. De esta forma, una cosa que está planteada como una excepción, la de inscribir a los menores nacidos por gestación subrogada, tal y como dice el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, se convierte en la regla. Si tenemos a un niño en esa situación, no se le puede dejar sin filiación, hay que inscribirlo y su interés superior debe prevalecer, pero si a partir de ahí hacemos una categoría lo que estamos haciendo es forzar todos los mecanismos.
En todo caso, tal y como están las cosas, estamos desplazando el problema a otros lugares, puesto que si todo sigue igual, seguirá habiendo personas que acudan a esta práctica fuera de nuestras fronteras...
Es que hay una cuestión muy interesante y clave que media en todo esto: el Derecho sigue siendo territorial y las demandas del mercado son globales. Es algo muy complejo y con esa contradicción debemos vivir actualmente. Pero ante esto la vía no puede ser legitimar la práctica. Es un tema de un calado tremendo y la realidad es que nos estamos dejando llevar más por cuestiones emotivas y presión publicitaria y comercial que por una reflexión seria.
Las agencias intermediarias que facilitan que personas españolas acudan a otros países es un negocio en alza. ¿Qué debería hacer el Estado con ellas?
Indudablemente, prohibirlas. Si tú estás prohibiendo el lucro y en España la gestación subrogada es una práctica no permitida, ¿cómo puedes permitir que haya un entramado de negocio como este? Además, estamos posibilitando el negocio de todas las partes menos de la gestante. Es decir, dejamos que todos se enriquezcan y luego decimos que la gestante debe ser altruista. Ya puestos, es injusto e hipócrita.
En este tema se suele hablar de la autonomía, pero más bien se trata del mito de la autonomía en el caso de una sociedad neoliberal como esta. La autonomía es el núcleo duro de la moral, pero no opera en el vacío. El argumento de la autonomía es una premisa enormemente mercantil. Yo creo que esta concepción deberíamos revisarla.
¿Una regulación garantista de la gestación subrogada no evitaría precisamente la explotación de esas personas más vulnerables, en este caso mujeres?
Lo que acabaría con la explotación es una regulación de prohibición completa. En este sentido, nosotros hemos propuesto una regulación ultragarantista en el caso de que el Estado decida regular la gestación subrogada. Son unos requisitos tan estrictos (control judicial, gratuidad, posibilidad de la mujer gestante de revocar el consentimiento o exclusión de cualquier intermediario con ánimo de lucro), que no habría casi gestantes ni comitentes porque ¿quién va a querer encargar un niño sabiendo que la gestante se puede echar para atrás?
¿Qué le parece la regulación que propone Ciudadanos?
Es ultraliberal. Es totalmente garantista para los comitentes y parte de un supuesto altruismo que es falso. Es justo el paradigma completamente contrario a lo que nosotros decimos.
Ante el caso de una mujer que quisiera gestar, por ejemplo, para su hermana o su amigo, ¿estaría de acuerdo con que pudiera renunciar a su filiación?
Yo en principio estaría de acuerdo con eso, con que existiera la posibilidad (es decir, que la renuncia a la filiación no fuera una obligación), pero con una regulación garantista en la que medie un juez, tal y como se hace con los trasplantes de personas vivas. Sin embargo, yo creo que esto podría ser una posibilidad de explorar nuevos modelos de familia que escapen del modelo binario de parentalidad. Si nos hemos acostumbrado a que pueda haber dos madres o dos padres o a que haya familias reconstituidas, ¿por qué no nos hemos de adaptar a que sean tres progenitores? Es decir, que la mujer que geste también se involucre y forme parte de la familia.