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Un grupo de biohackers demuestra que el carísimo EpiPen se puede producir por 30 dólares

Michael Laufer mostrando su EpiPencil casero en un video

Teguayco Pinto

A finales del pasado mes de agosto estalló la polémica sobre el precio de las inyecciones de epinefrina comercializadas por la compañía Mylan y conocidas como EpiPen, que se utilizan como tratamiento de emergencia para tratar reacciones alérgicas graves. En la actualidad cada pack de dos unidades se vende a 600 dólares, sin embargo, un equipo de biohackers asegura haber conseguido crear una dispositivo similar por menos de 30 dólares.

El grupo responsable de esta acción se llama Four Thieves Vinegar (traducido como el vinagre de los cuatro ladrones) y ha utilizado componentes que se pueden comprar a través de internet por un precio que ronda los 30 dólares. El colectivo ha colgado un documento con instrucciones en su página web y ha publicado un vídeo en YouTube en el que explican cómo crear el dispositivo autoinyectable, que han bautizado como EpiPencil.

Esta jeringuilla autoinyectable casera se basa en la utilización de un dispositivo estándar que usan los enfermos de diabetes para inyectarse insulina y que se vende a un precio que ronda los 27 dólares. Lo único que habría que hacer, según explican en el vídeo, es sustituir la jeringuilla interior por una específica que contenga la dosis adecuada de epinefrina, que habría conseguir aparte mediante una receta.

Con esta acción los activistas han demostrado que el dispositivo es relativamente sencillo y barato de producir, algo que ya habían reconocido varias fuentes del sector farmacéutico según informó la cadena americana NBC, que aseguraron que estas inyecciones apenas tenían un coste de 30 dólares o menos. “Hemos desarrollado un autoinyector de epinefrina construido a partir de piezas que se pueden montar en cuestión de minutos por poco más de 30 dólares”, afirma Michael Laufer, uno de los fundadores de Four Thieves Vinegar.

Sin embargo, cabe destacar que los productos farmacéuticos que salen al mercado pasan por una serie de controles exhaustivos y que, aunque pueden resultar útiles para otros propósitos, como plantean los activistas con el dispositivo de insulina, están diseñados para un fin específico, por lo que este tipo de soluciones caseras y no probadas por especialistas no son aconsejables.

Fabricación de sus propios medicamentos

Los llamados biohackers provienen de un movimiento de ciencia ciudadana que trata de crear una versión accesible de la biología, a través de soluciones tecnológicas de bajo coste. A este movimiento se le suele conocer como biología DIY, iniciales en inglés de “hazlo tu mismo” (Do It Yourself), y, como sucede en este caso –Laufer tiene un doctorado en matemáticas–, algunos de sus practicantes no tienen formación específica en biología.

En particular, los miembros de Four Thieves Vinegars, se definen como un grupo de biohackers cuyo objetivo es desarrollar “distintos métodos que permitan a las personas fabricar sus propios medicamentos” y luchar de esta forma contra un sistema que termina privando a muchos “de sus derechos de acceso a la medicina por varias razones”.

Aunque una las principales razones para la falta de acceso a las medicinas suele ser el precio, como el caso de Solvadi, un tratamiento para la hepatitis C que “está muy lejos del alcance de la mayoría de la gente”, los activistas también destacan las trabas legales, como las que sufren la mifepristona y el misoprostol, que no están disponibles en muchos lugares donde el aborto es ilegal.

Para luchar contra la falta de acceso a medicamentos plantean soluciones caseras como el EpiPencil, pero incluso pretenden ir más allá y trabajan en la posibilidad de fabricar medicamentos mediante la creación de laboratorios caseros.

Mylan será investigada por fraude

La enorme subida de precio de las inyecciones, que pasó de cerca de 100 euros a más de 500 en menos de nueve años, suscitó las críticas de varios senadores estadounidenses y la intervención de la candidata demócrata Hillary Clinton, lo que provocó un escándalo que hizo que las acciones de la compañía Mylan, que adquirió la patente del dispositivo en 2007, se desplomaran. El escándalo obligó a la empresa a anunciar una nueva jeringuilla genérica a mitad de precio, 250 dólares, una reacción que levantó nuevas críticas.

Finalmente, a los problemas de imagen pública de la compañía se ha añadido una denuncia por parte del Estado de Virginia Occidental, que ha iniciado acciones legales por fraude.

Según una información publicada en USA Today, el EpiPen se convirtió en la marca más utilizada en las escuelas de Estados Unidos después de que la Asociación Nacional de Juntas Estatales de Educación, encabezada por Gayle Manchin, presionara para para que este tipo de medicación fuera obligatoria en las enfermerías escolares. Manchin es la madre de la directora ejecutiva de la compañía Mylan, Heather Bresch. Curiosamente, su padre, Joe Manchin es senador demócrata por Virginia Occidental.

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