El historial de más de 30 años del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), ahora cuestionado por la fiscalía mexicana, ha estado lleno de logros, entre ellos la identificación de decenas de muertos en el apartheid sudafricano, de más de 620 víctimas de la dictadura argentina o de los restos del Che Guevara.
“Es uno de los equipos más reconocidos a nivel mundial, de los mejores que hay América Latina y que ha hecho trabajos muy profesionales en diversas partes del mundo, ampliamente avalados en el mundo de los derechos humanos y de las ciencias forenses”, dijo a Efe el director de Amnistía Internacional México, Perseo Quiroz.
Creado en los años ochenta en Argentina por iniciativa de las Abuelas de la Plaza de Mayo, quienes buscaban que se identificaran a sus hijos muertos en la dictadura (1976-1983), sus miembros fueron formados por el prestigioso forense estadounidense Clyde Snow.
Desde entonces se ha convertido en una toda una prestigiosa institución a nivel internacional, especialmente en la documentación de violaciones a los derechos humanos.
“No solo usan buenos métodos científicos, sino que son acordes a los más altos estándares internacionales y eso lo reconoció el Comité sobre las Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas”, apuntó el coordinador de incidencia de la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho (FJEDD), Samuel Kenny.
Treinta años en los que han abierto “camino para muchos otros equipos”, ya que “existen pocos capaces de investigar eventos de masacres, por ejemplo”, apuntó.
La fiscalía mexicana publicaba el lunes un comunicado crítico con el EAAF, en respuesta a un informe del caso de los 43 estudiantes desaparecidos en México el 26 de septiembre en el que los argentinos denunciaban las numerosas irregularidades y errores en la investigación oficial.
“No es aceptable que ante el cúmulo de evidencias, peritajes, confesiones, declaraciones e inspecciones ministeriales, se pretenda sembrar la duda de que en ese lugar fueron ejecutadas e incineradas alrededor de 40 personas”, apuntaba el documento de la fiscalía, una institución que previamente había elogiado el profesionalismo y el valor de los argentinos.
En una conferencia de prensa el 9 de octubre, cuando los expertos del EAAP acababan de llegar a México llamados por las familias de los estudiantes, quienes no confían en las investigaciones oficiales, el fiscal general, Jesús Murillo, confesaba que tenía “mucha confianza en esos peritos”.
El pasado 27 de enero, en su última comparecencia al respecto, Murillo decía sobre ellos: “Estamos muy agradecidos con su trabajo, son muy profesionales”.
Ese día el fiscal confirmó que había suficientes “pruebas científicas” para concluir que los 43 estudiantes habían sido asesinados y quemados en un basurero del municipio de Cocula, en el estado mexicano de Guerrero, y sus cenizas esparcidas a un río cercano.
Sin embargo, en su informe más extenso sobre el caso, el EAAF habló de distintas evidencias que no permiten cerrar el caso y denunció, por ejemplo, que no estuvieron presentes cuando fueron recuperados los restos óseos que han permitido identificar a uno de los alumnos, ni tampoco cuando recogieron pruebas balísticas en la escena del crimen.
“Solamente dominaban las disciplinas de antropología, criminalística y genética, por lo que sus alcances en conocimiento de otros dictámenes no son válidos como expertos”, argumentó después la fiscalía.
Sin embargo, el equipo sostiene que cuenta con 30 profesionales que cubren esas especialidades y otra amplia gama de técnicas como la medicina forense, la arqueología forense, la botánica o la criminalística especialidad en fuego, entre otras.
“No es cualquier cosa que el Estado arremeta de esta manera en contra de una organización tan seria”, añadió Quiroz, una entidad que la propia PGR “ha valorado” y “ahora que las opiniones no coinciden”, vienen “estas dudas respecto a la profesionalidad”.
El representante de AI apuntó que la organización está preocupada porque las opiniones no abonan “hacia el esclarecimiento de la verdad de las investigaciones”, sino hacia “deslegitimar el trabajo que están haciendo”.
La FJEDD ha trabajado de cerca con el EAAF, pues están dentro de una alianza para la identificación de migrantes y se han logrado grandes avances en casos como la matanza de 72 de ellos en el estado de Tamaulipas, en el noreste de México.
Para Kenny, “no es únicamente un equipo de técnicos de renombre mundial, sino que tienen una cercanía con las víctimas y hacen todo lo posible para hacer valer sus derechos”.
Así, por ejemplo, en el proceso de notificación “explican todos los pasos que indican que los restos corresponden a un familiar” y esto es muy importante porque “muchos de los casos de desaparecidos hay la duda” por lo deteriorados que están los cuerpos.
El año pasado, el fundador Clyde Snow moría y el equipo celebraba también sus décadas de vida con un recuento de sus hitos, entre otros, 1.200 cuerpos recuperados en medio centenar de países y su participación en la identificación de personajes históricos como Ernesto “Che” Guevara, Salvador Allende o el mismísimo poeta chileno Pablo Neruda.