El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado el primer avance de resultados de su Encuesta de Fecundidad 2018, un estudio que no se realizaba desde 1999 y, antes, en 1977 y 1985. Concluyen que, a partir de los 35 años, las razones más frecuentes de las mujeres para no haber tenido el número de hijos que hubiese deseado son laborales, económicas o por dificultades para conciliar la vida familiar y laboral.
Alrededor del 50% de las mujeres residentes en España entre 35 y 44 años que querría tener hijos –o que querría tener más si ya es madre– responden que están en esa situación. Actualmente, la tasa de fecundidad en España es de 1,3 hijos, pero casi tres de cada cuatro mujeres del total querrían tener ahora o en el futuro al menos dos. La fecundidad media en España está por debajo de los dos hijos desde 1982.
Hasta los 34 años, el motivo que más alegan las mujeres para no tener el número de hijos que anhelan es que todavía esperan poder hacerlo, pero a partir de los 35 solo lo creen así el 22% y responden que lo que se lo impide son los motivos laborales. El grupo de edad de mayor fecundidad en la actualidad es el de 30 a 34 años.
Además, la encuesta aduce que el principal incentivo a la natalidad que demandan las mujeres al Estado es que aumente la duración de los permisos de maternidad y paternidad. Lo piden el 31,1% de la mujeres de 30 a 34 años y el 29,1% de 35 a 39 años. De 30 a 40 también piden la flexibilidad en el horario laboral para padres y madres de niños pequeños. A partir de los 41 años aumenta el número de mujeres que pide una ayuda estatal para las familias a cargo de menores de 18. La proporción de mujeres que cree que el Estado debería incentivar la natalidad con políticas públicas va aumentando con la edad.
Por otro lado, el porcentaje de mujeres que no desea tener ningún hijo disminuye a medida que cumplen años. El 27% de las menores de 25 no quiere tenerlos, hasta quedarse por debajo del 10% a partir de los 35. Este avance del INE también incluye números sobre reproducción asistida. El 5,4% de las mujeres de entre 18 y 55 años residentes en España se ha sometido alguna vez a algún tratamiento, llegando al 8,8 en el grupo de edad entre 40 y 44. Los más habituales son la fecundación in vitro (FIV), la inyección intracitoplasmática (ICSI) y la inseminación artificial.
Entre los objetivos del informe completo, que se publicará en abril de 2019, está analizar los elementos que condicionan la decisión de tener hijos, los motivos para no hacerlo, los cambios de las estructuras familiares y sociales o captar la relación entre la emancipación tardía y el retraso de la maternidad y paternidad. Las encuestas se realizaron entre marzo y abril de 2018 a mujeres y hombres entre los 18 y 55 años.
Primera vez para los hombres y “perspectiva de género”
Esta es la primera Encuesta de Fecundidad de las cuatro que ha hecho el INE en su historia en la que se pregunta a hombres, aunque con un muestreo menor que el de mujeres (14.446 frente a 2.591). El objetivo era otorgarle una “perspectiva de género”, explican. Además, tenía que ser así para “examinar no solo los niveles de fecundidad sino también los determinantes”.
Estos primeros datos, que en el caso de los hombres solo informan sobre fecundidad deseada, detectan que “no hay grandes diferencias entre el número de hijos deseados por hombres y mujeres”, aunque sí hay menos hombres que mujeres en todos los grupos que tienen claro que quieren tener hijos. Igual que las mujeres, la mayoría de hombres (casi la mitad entre los 25 y 39 años y más de la mitad para el resto) querrían tener dos.
Cuando en 2017 el presidente del INE, Gregorio Izquierdo Llanes, anunció que se llevaría a cabo este estudio después de casi dos décadas de “cambios sustanciales” en la sociedad española, lo describió como “un hito por la relevancia, por la oportunidad y por la sostenibilidad de la información”. Los resultados completos incluirán datos sobre “nuevas familias” y la nueva “dimensión social” de la reproducción. El INE menciona por ello factores a los que en 1977, 1985 y 1999 no prestaron tanta atención como la adopción o los hijos previos de los cónyuges.