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La pandemia dispara las muertes de dependientes hasta casi cuadruplicarlas en Madrid y Castilla-La Mancha

Una mujer, atendida en una residencia esta primavera.

Belén Remacha / Raúl Sánchez

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De entre las más de 40.000 muertes 'no esperadas' que dejó la pandemia de coronavirus esta primavera, 21.621 fueron las de personas que estaban recibiendo algún tipo de prestación a la dependencia, ya fuese una cuantía económica, una plaza residencial o cuidados a domicilio. Son casi la mitad de las muertes 'de más' totales ocurridas durante esta primera ola de COVID-19. Se desprende así de un informe del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), al que ha tenido acceso eldiario.es.



El documento utiliza los datos del Sistema para la Autonomía y la Atención a la Dependencia (SAAD) y los relaciona con los del MoMo, el equipo de vigilancia del Centro Nacional de Epidemiología que ha calculado que entre marzo y abril, las fechas que ha analizado el IMSERSO, que pende orgánicamente de la Vicepresidencia de Derechos Sociales, fallecieron 42.767 personas más de las que se preveían. El dato se obtiene comparando la diferencia entre los decesos observados y las medias de los últimos 10 años para el mismo periodo, no distingue entre causas directas por COVID-19 o no.

En total, fallecieron entre marzo y abril 43.348 personas con algún tipo de prestación por dependencia. Los fallecimientos “esperados”, según esas medias de otros años, eran 21.727. Por tanto, 21.621 muertes constituye un 'exceso' de casi el doble, el 99,5%. Si se tiene en cuenta también a los ciudadanos y ciudadanas en 'solicitud' de dependencia, esto es, que todavía no habían llegado a recibir la prestación, la cifra suma 25.791 personas.

El estudio diferencia por el tipo de servicio que recibía la persona fallecida. En términos relativos, donde más exceso de mortalidad se observa es en los que recibían una prestación económica que podían gastar en lo que ellos decidieran: hubo un 197,4% más de fallecimientos, 7.614 de más. Le sigue la atención residencial, la gente que tenía plaza pública o concertada en un centro sociosanitario, con un exceso de mortalidad del 175,4%, 9.107 de más. Entre los usuarios de servicios para la promoción de la autonomía personal y prevención de la dependencia, es decir, de programas de rehabilitación o preventivos, ha habido un exceso del 165,0%, 1.378 muertes. Y entre los de centros de día o noche, un 112,9%, 1.013, más de lo esperado.



El IMSERSO también realiza una clasificación por regiones. La Comunidad de Madrid, la más afectada por la COVID-19 esta primavera, ha sido la que más 'exceso' para todo tipo de prestaciones del SAAD ha reportado: en total, su mortalidad ‘de más’ entre este colectivo ha sido del 227,5%. Concretamente, también es en Madrid donde más ha golpeado el fenómeno en las residencias de ancianos: la mortalidad se incrementó un 406% en este tipo de lugares, murieron 2.842 personas 'no esperadas'. Para la región, en general, para todo tipo de personas, durante marzo y abril el exceso de mortalidad fue del 202%, la mitad.

El tipo de prestación que menos 'exceso de muertes' tiene es la económica de cuidados familiares, es decir, las personas que han sido cuidadas directamente en casa por alguien de su entorno familiar. Ha habido un exceso del 21,1%, han muerto 1.492 personas más de las esperadas en esa situación. Le sigue la prestación económica de asistencia personal, el servicio menos habitual, pensado para personas con algún tipo de discapacidad pero activas –exceso del 23,5%, han fallecido 40 más de las esperadas–; y la ayuda al domicilio, con un exceso del 49,3%, 2.230 fallecidos.



Estas cifras no incluyen a aquellas personas que han muerto esperando su valoración para la dependencia, solo a las ya reconocidas por el SAAD, aunque algunas aún no hubiesen recibido nada. La Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, referente del sector, elaboró una estimación pero no solo relativa a la pandemia, sino a todo 2020. De enero a finales de mayo, fallecieron en España 7.415 personas que habían solicitado la dependencia pero nunca se les llegó a hacer un estudio. El 80% de las personas que lo piden acaban con un grado u otro –hay tres, según gravedad– reconocido.

Los excesos de muertes que registra el MoMo y, ahora también, los informes del IMSERSO, que todavía son preliminares, según fuentes de la institución, contemplan tres tipos de fallecimientos: casos con COVID-19 confirmada; COVID-19 sin confirmar, y COVID-19 de manera indirecta. En este último, como explicaba hace unas semanas la responsable del equipo MoMo, la doctora Amparo Larrauri, a eldiario.es, están, por ejemplo, las personas con otras patologías que, por haber retrasado acudir al centro sanitario durante los meses más duros a nivel asistencial ya fuese por miedo o por paralización del sistema, empeoraron y fallecieron. El MoMo no especifica cuántas de las muertes son por una cosa u otra y, como señalaba Larrauri, tardarán “meses” en tener conclusiones definitivas.

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