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Uno de cada tres estudiantes de 12 a 16 años reconoce haber agredido a un compañero

EFE

Madrid —

Uno de cada tres estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria (de 12 a 16 años) reconoce haber agredido físicamente a otro compañero y la mitad de los alumnos admite haber dicho palabras ofensivas a alguien. Son datos que se desprenden del informe Yo a eso no juego. Bullying y ciberbullying en la infancia, presentado este jueves por la ONG Save the Children.

Dentro de las víctimas de acoso escolar, tres de cada diez denuncia que ha recibido golpes físicos (un 6,3 % de ellos de manera frecuente), y seis de cada diez dicen que alguien les ha insultado en los últimos meses. A más de un tercio a través del móvil o de Internet.

Este es el panorama que refleja la organización en el estudio, para cuya elaboración ha entrevistado a casi 21.500 estudiantes con el fin de analizar esta lacra tanto desde el punto de vista de la víctima como del acosador y de plantear soluciones. El informe distingue algunas de las dinámicas que caracterizan al acoso, entre las que destaca la “intencionalidad del agresor, repetición y frecuencia en el abuso y desequilibro de poder” entre agresor y víctima.

Save the Children analiza, además, la incidencia del problema por sexos y concluye que los chicos se autoperciben en mayor medida como acosadores (6,3%) que las chicas (3,5%). Por el contrario, el porcentaje de ellas que se reconoce como víctima de acoso es mayor (8,5%) que el de ellos (5,3%).

La mayoría de los agresores asegura que “no sabe por qué” lo hace y la segunda respuesta más común es que lo hace para “gastar una broma”. Con estos datos Save the Children alerta de que “la violencia está presente en el entorno escolar y que ”el acoso y el ciberacoso son formas de violencia entre iguales que muchas veces quedan invisibilizadas“. La organización hace hincapié, además, en que el acoso no solo se da en las aulas, si no en otros espacios y en redes sociales.

“Al acoso hay que llamarlo por su nombre, es una forma de violencia. No es un juego de niños y no podemos justificarlo. Como sociedad no podemos permitirnos fallar a niños que están sufriendo situaciones de estrés o ansiedad y que, como hemos visto recientemente, a veces llegan incluso hasta el suicidio”, señala Andrés Conde, director general de Save the Children España.