Un estudio en China sitúa la máxima capacidad de contagio de la COVID-19 dos días antes de que aparezcan los síntomas
La COVID-19 puede alcanzar su máxima capacidad de contagiarse unas 48 horas antes de que los pacientes presenten síntomas que pueden empezar a ser infectivos incluso varios días antes, según un estudio recién publicado en la revista Nature Medicine. “Una proporción sustancial de transmisión presintomática hace que las medidas reforzadas de higiene personal y distanciamiento sean probablemente herramientas cruciales para el control de la enfermedad a nivel comunitario”, concluye.
El estudio, llevado a cabo por el hospital público y la Facultad de Medicina de Guangzhu (China) en colaboración con el Centro Colaborador de la OMS de Epidemiología de Enfermedades Infecciosas, se realizó con 94 pacientes con test positivo de PCR para el SARS-CoV-2 y 77 pares de pacientes contagiados entre ellos. Los investigadores han cruzado, entre otras cosas, los datos de carga viral en las muestras de los pacientes, los intervalos entre la presentación de síntomas de casos sucesivos dentro de una misma cadena de transmisión (intervalo de la serie) y los tiempos transcurridos entre la infección y la aparición de síntomas (la incubación).
Si el tiempo medio de los intervalos de la cadena de contagio es más corto que el periodo medio de incubación “indica que una proporción considerable de la transmisión puede haber ocurrido antes de que las personas infectadas hubieran desarrollado los síntomas”, explica el documento.
Precisamente, los contagios desde personas con el virus, pero sin presentar sintomatología es la hipótesis que se baraja para explicar el “estallido” de la enfermedad en algunos países como España.
El estudio muestra que el virus tiene un importante potencial de transmisión antes de que haya sintomatología. “Nuestro análisis sugiere que la diseminación viral puede ocurrir dos o tres días antes de los síntomas y que la capacidad va decayendo una vez que se presenten”. Aunque las muestras tienen carga viral hasta 20 días después (algunos pacientes han llegado a 37 días), “la infecciosidad puede decaer significativamente ocho días después de los primeros síntomas”. La tasa de transmisión presintomática de las cadenas estudiadas se situó en el 44%.
Los encargados del trabajo estiman que su estudio revela que el perfil del SARS-Cov-2 se parece menos al SARS que se transmite muy eficientemente sobre todo entre 7 y 10 días después de los síntomas y se comporte de manera más parecida al virus de la gripe “que se caracteriza por incrementar su infecciosidad en torno o incluso antes de la sintomatología”.
“Una transmisión significativa presintomática probablemente reduciría la efectividad de medidas de control que se inician cuando hay síntomas como el aislamiento, el rastreo de casos y el uso de máscaras en personas con síntomas”, describen los científicos.
Según las conclusiones del estudio, una buena parte de las transmisiones secundarias estudiadas a partir de un caso positivo “probablemente ocurrió antes de los síntomas del caso inicial”. Esto hace que el rastreo de casos debería ampliar “con urgencia” el criterio de búsqueda de contactos a los dos o tres días previos a que el paciente se sintiera enfermo“.
Los autores incluyen que el trabajo tiene la limitación de que debe fiarse de la memoria de los pacientes para recordar, tras ser diagnosticados con un test, cuándo comenzaron a identificar los síntomas. También que los datos de diseminación del virus se extrajeron de pacientes que recibieron tratamientos, lo que “podría haber modificado los patrones del virus” .
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