Las declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, sobre el enterramiento del dictador Francisco Franco en la catedral de la Almudena han causado cierto estupor en la Iglesia española. “Lo que acordamos fue estar de manera conjunta tanto el Gobierno como la Iglesia católica para encontrar una salida que obviamente no puede ser la Almudena”, ha dicho este martes Calvo. Estas palabras han sido recibidas con sorpresa en el Arzobispado de Madrid, que asegura no haber llegado a “ningún acuerdo” con el Gobierno, entre otras cosas porque, como ya apuntó en dos comunicados la diócesis, el futuro de los restos de Franco “corresponde decidirlo al Gobierno y a la familia”.
Fuentes del Arzobispado consultadas por eldiario.es han pedido que no se les utilice como “pelota en el juego político”, y aseguran desconocer los términos del diálogo entre Calvo y Parolin. Por ello, la diócesis sigue apelando “al diálogo entre la familia y el Gobierno” que son los que, a su juicio, tiene que consensuar el futuro enterramiento de Franco, toda vez que la Iglesia ya ha admitido que cumplirá la ley y no se opondrá a su exhumación.
De este modo, el Arzobispado dirigido por el cardenal Osoro se mantiene en lo que, “desde el principio”, planteó el cardenal de Madrid: esto es, que la Iglesia no se puede oponer al entierro de Franco en un terreno propiedad de la familia, pero que cumplirán la ley. En este punto, fuentes eclesiales resaltan que la solución está en manos del Ejecutivo, que debería explicitar esos mecanismos para impedir la inhumación en la cripta de La Almudena.