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Evangélicos, más allá de la apóstol Yadira: un credo que empuja hacia una sociedad conservadora a golpe de rezos y palmas

Desde el púlpito, el mensaje no puede ser más claro: “Si algún periodista les pregunta algo, no contesten, porque lo que quieren es ensuciar el nombre de nuestra iglesia”. En el Centro Apostólico Cristo Viene son conscientes de que están en el foco de atención mediática tras la participación de su líder, Yadira Maestre, en un acto del PP el pasado fin de semana, en una intervención que acabó haciéndose viral. 

No es ella la que habla desde el escenario forrado de moqueta roja del templo. Es un martes cualquiera a las siete de la tarde y están ocupadas un tercio de las casi 500 butacas repartidas por esta nave industrial de Usera, un distrito obrero e inmigrante del sur de Madrid. El oficio arranca al ritmo de la música y los versos pegadizos de una orquesta con seis músicos y cinco cantantes, mujeres, que durante 50 minutos van inundando el lugar de energía y propiciando el ambiente para las intervenciones de las predicadoras que vendrán después. Los asistentes, latinos en su inmensa mayoría, bailan, cantan, gritan, lloran y rezan siguiendo el potente chorro de voz de la cantante principal.

El evangelismo prospera en España en un momento en el que la religión católica languidece. Los datos respaldan esta percepción: mientras las personas que se declaran seguidoras de la Iglesia apostólica y romana –no necesariamente practicantes– han pasado en la última década del 70% al 60% de la población, los evangelistas han pasado del 0,2% al 2% de la población en los últimos 20 años hasta rondar el millón de fieles, según datos del Observatorio de las Religiones a partir de encuestas del CIS. Es la religión minoritaria con más lugares de culto en España. Y dentro de ella, el pentecostalismo que practica la iglesia de Yadira Maestre es la rama más extendida.

“Yo llevo diez años trabajando con ellos y las energías en los centros religiosos y los cultos son impresionantes”, intenta explicar el éxito de este movimiento Antonio Montañés, investigador de la Universidad de Oxford y miembro asociado al grupo de Investigación en Sociología de la Religión de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). “Se crean unos ambientes que son muy atractivos para muchas personas. Ambientes muy cálidos, que dan la bienvenida a todo el mundo, dan mensajes muy sencillos, que crean comunidades de esperanza. Todo el mundo espera su milagro, a ver si lo sanan. Y muchas veces sale sanada porque se reconstituye moralmente. Tienen un nuevo grupo de amigos, confidentes, personas que les apoyan...”.

Pero ese toque moderno no debe tapar el hecho, advierten quienes han investigado este culto, de que en su gran mayoría son movimientos muy conservadores. “Hay una afinidad entre los discursos conservadores evangélicos y la derecha tradicional de prácticamente todos los países en asuntos como el aborto, el género... Se organizan en torno a la familia heteronormativa: el hombre es hombre, la mujer es mujer, las relaciones son así y punto. No beben, no fuman”, describe Montañés. Su compañero de instituto Rafael Cazarín añade que dada la diversidad de cultos también hay grupos abiertos e inclusivos, aunque son muy minoritarios por el momento.

Una iglesia cercana que acoge

En el Centro Apostólico Cristo Viene el oficio avanza y la música da paso a la palabra. La pantalla gigante deja de encadenar imágenes psicodélicas para proyectar los salmos del segundo libro de Reyes, del Antiguo Testamento. La misma pastora que advertía de la presencia de periodistas –vestida con ropa de camuflaje, pantalones cargo y gorra incluida– hace una confusa y algo precipitada lectura comunal de un texto poco comprensible sobre batallas y guerras, que al final traduce en mensajes sencillos: Gloria a Dios, aquí eres acogido, no importa lo difícil que sea ahí afuera, aquí estás con el Señor. También anima a relacionarse con la persona de al lado en el banco, a darse mensajes de amor y acogida, a hacer comunidad.

Este modus operandi hunde sus raíces en el origen del pentecostalismo, que nació en Estados Unidos a principios del siglo XX. “Son iglesias disidentes de centros protestantes que surgen detrás de algunos líderes, muchos de ellos negros en una época en la que había una cuestión racial muy importante en Estados Unidos”, explica Rafael Cazarín, doctor en sociología e investigador de la UAB. “Planteaban entonces un acercamiento a la religión cristiana más conectado a sus realidades, que iba más allá de una liturgia más formal en cuestiones como la música, el sentimiento, el baile, la fuerza de la palabra. Cualquiera, inspirado por Dios, tenía la capacidad de hablar. Todo eso era muy revolucionario”. Un proceso similar se dio en África y Latinoamérica después, con líderes regionales emergiendo y desligándose de sus maestros americanos o noreuropeos para adaptar a las necesidades y costumbres locales las iglesias y conectar con la población.

Parte del éxito también se entiende porque son movimientos horizontales, sin un líder lejano en Roma que dicte qué sí y qué no. “Aquí importa el líder, muchas veces es muy local aunque a veces alguna iglesia pueda ganar importancia, crecer y tener miles de seguidores, como la Iglesia Universal del Reino de Dios, de Brasil. Pero lo más común son las células, iglesias pequeñas donde el pastor y la pastora tienen una cercanía muy grande con la comunidad. Todo a un nivel muy micro, que genera fuertes conexiones con las personas”, continúa Cazarín.

También funcionan como referentes para personas migrantes, uno de los colectivos principales de fieles. Personas o familias que si ya eran pentecostales van a acudir a la iglesia de manera natural, y si no lo eran van a encontrar en estos centros la red que no tienen en un país extraño, explica Montañés: “Las iglesias siempre están ahí, es una institución que perdura, no como una asociación, que va o viene. Es un entorno resistente, hacen cultos todos los días... Para los inmigrantes latinos son capitales. Llegas a un lugar nuevo y lo primero que haces es ir a tu iglesia evangélica: tienes amigos, tienes una red, si te falta algo tienes a quién acudir, una red de solidaridad, te buscan trabajo incluso... Son redes de solidaridad”. Incluso hacen oficios en lenguas nativas de los fieles, añade Cazarín.

Pero no solo de migrantes vive el pentecostalismo, matiza el investigador. “También tienen presencia entre las clases medias y entre segundas y terceras generaciones de inmigrantes, que ya son nacionales”. Catalunya es un foco de evangelismo en España, con uno de cada cinco lugares de culto del país. En Barcelona está la iglesia Hillsong, una de las más grandes del mundo, de origen australiano. También se reúnen en el cine Proyecciones de Madrid todos los domingos. Esta iglesia, explica Cazarín, tiene un sello musical que vende millones de discos. “Hay todo un mercado en ese mundo, especialmente potente en Estados Unidos, África o Brasil”.

Avanza el oficio en la avenida de Córdoba de Madrid y una serie de voluntarios que se han pasado la ceremonia entera ondeando banderas de países latinoamericanos a ambos lados del púlpito se despliegan por delante de la oradora mientras esta apela a la unión de los pueblos. En ese momento, la predicadora redobla la apuesta y orienta toda la energía y comunión acumuladas durante el acto para dirigirlos hacia el país de acogida. Pide que se suba una bandera de España junto al púlpito y reza por el país y por “el presidente”, quizá para compensar la imagen que dio la líder el sábado anterior con el PP.

Pero Yadira no ha llegado a hablar en los actos del PP y pedir el voto para Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso o José Luis Martínez Almeida por alabar a Pedro Sánchez. Internet está lleno de intervenciones suyas hablando de “sanar” la homosexualidad, de curar el cáncer rezando, calificando de “corrientes para oprimir la población” la pandemia y las vacunas o contando que Dios la curó cuando le diagnosticaron “una bacteria en el corazón”. También participa en actos donde se obran milagros y se cura a personas in situ.

De Usera a Nigeria

Las iglesias pentecostales tienen un carácter local en su inmensa mayoría y su modo de expansión propicia la creación de comunidades. A diferencia de los católicos, que tienen un sistema de formación de párrocos más reglado, en el evangelismo “normalmente el entrenamiento es de pastor a pastor. Y estos pastores se pueden acabar escindiendo y creando sus propias células”, que estarán ligadas a la primigenia, según Cazarín. “Las reuniones informales en casas o espacios comunes van creciendo y cuando hay una comunidad estable suelen pedir la inscripción en el Ministerio como culto inscrito. Por ejemplo, en las iglesias vinculadas a Remar, que se encarga de la rehabilitación de toxicómanos, muchos de sus pastores son expacientes”, expone Puerto García Ortiz, directora técnica del Observatorio de la Libertad Religiosa. “Hay mucho movimiento entre iglesias de dimensiones distintas, se intercambian pastores. Esto genera una dimensión global, multilingüe, de este movimiento”, rema Cazarín.

Así, algunas comunidades trascienden su ámbito de actuación y trascienden su comunidad. Se vuelven supranacionales, con grandes masas de seguidores que siguen a un apóstol u obispo, como se ha autodenominado el líder de la Iglesia Universal del Reino de Dios brasileña. Una de estas referentes internacionales es la pastora nigeriana Evelyn Onyisi Joshua, ministra de Dios y líder del Ministerio Cristiano carismático La Sinagoga Iglesia de Todas Las Naciones (SCOAN, en sus siglas en inglés), tal y como se presenta en su web, que se acaba de hermanar con el Centro Apostólico Cristo Viene para organizar un macroevento (“cruzada en España”, lo llaman) los días 28 y 29 de abril en el pabellón Fernando Martín de Fuenlabrada, un alquiler por el que han pagado 11.000 euros.

Evelyn Joshua tiene un canal de televisión, Emmanuel TV, en el que pueden verse los milagros que obra. En eventos como el que tendrá lugar en Fuenlabrada se realizan exorcismos y se curan cánceres, ébola, el sida y la homosexualidad.

El experimento del PP

La Federación de Entidades Religiosas Evangelistas de España (FEREDE) no vio con buenos ojos el acercamiento de Maestre a la política –aunque no era la primera vez que participaba en un acto con el PP– y así se lo hizo saber a la opinión pública con un comunicado. “Los pastores no deberían pedir el voto de los fieles”, dice tajante Jorge Fernández, portavoz de la organización. Sin embargo, los evangélicos no cuentan con una estructura de gobierno capaz de dirigir la acción de las iglesias o sancionarlas. En cualquier caso, Fernández lamenta que se tome un caso particular como el todo “cuando las 3.300 iglesias que hay en nuestra federación que no van en esa línea”.

En términos parecidos se manifiesta Puerto García Ortiz. “Es peligroso que una cuestión de instrumentalización política desvirtúe la realidad del culto evangélico en España, que es una realidad muy plural y diversa”, advierte.

El fenómeno ha sorprendido a los investigadores. “Es fascinante”, valora Montañés. “Nunca pensé que Maestre fuera a salir con el PP, ha sido totalmente inesperado. El foco de los estudios sobre evangelismo cristiano y política está básicamente en Brasil, con [el expresidente] Jair Bolsonaro, un poco en Estados Unidos con [el también expresidente Donald] Trump y Costa Rica. Pero en España nunca hemos tenido este fenómeno y creo que la derecha española está intentando emular lo que pasó en Brasil [donde el evangelismo tuvo un gran peso en aupar a Bolsonaro a la presidencia]. Creo que es un experimento, a ver qué sale, y no es casualidad que se haya hecho en Madrid. Creo que es un movimiento inteligente del PP y tiene una posible ganancia grande”, analiza.

Su compañero Cazarín recuerda que “los representantes pentecostales pueden tener un poder sobre el espacio público que al inicio se despreciaba (en todos los ámbitos, desde latinoamerica a Europa pasando por Estados Unidos). En otros contextos los líderes pentecostales ya han sido cooptados y tienen otro papel en la política, precisamente por la cercanía y popularidad que tienen. Son líderes ideales”, opina, aunque admite que “en el caso de Europa son más difíciles de encontrar, también por la secularización social. A nivel político es interesante observar este movimiento porque en países como Estados Unidos, Brasil, Países Bajos o Nigeria hay una tendencia a que líderes pentecostales asuman puestos políticos”, y hace notar el giro vivido en los últimos años: “La iglesia salió de la política hace tiempo y ahora vuelve”.

Un movimiento plural... aunque no tanto

La inexistencia de una jerarquía eclesiástica tiene otra implicación: que, más allá de cuatro pautas religiosas básicas, los diferentes movimientos (o denominaciones) tienen bastante libertad de actuación. Esto propicia que pese a que una mayoría de las iglesias son de marcado carácter conservador, también “hay evangélicos de izquierdas, que creen en la justicia social, hay nuevos movimientos que intentan apoyar desde la minoría el mundo LGTBI”, asegura Montañés. “Si algo caracteriza a este movimiento es la pluralidad. Hay pautas, pero como está tan descentralizado invita mucho a reinventarse”.

Están comprometidos y hacen un proselitismo constante en aras del crecimiento. “Van a la calle, están en internet, crean técnicas de márketing, usan las redes sociales... Son muy sofisticados para llegar a nuevos clientes”, ilustra Montañés. “Se guían por lo que llaman la gran comisión, el deber cristiano de comunicar la palabra de dios a todas las personas. Son infatigables, no dejan de hablar de Dios. Está en todas sus conversaciones, es el centro de su vida y quieren que sea el centro de la vida de la sociedad”.

Este carácter tan abierto descarta que ni siquiera en los casos más extremos se pueda considerar estos movimientos como una secta, opina Montañés. “Es una palabra peyorativa que implica que te separas de la sociedad. Pero estas iglesias realmente lo que hacen es pedirte que vayas a la sociedad y la cambies desde dentro. Siempre hay excepciones, pero lo que te piden como miembro de la iglesia es que cambies como persona, adoptes determinadas creencias y valores y traigas creyentes. Pero no te piden una ruptura con tu familia, te piden que los atraigas”, reflexiona.

“No tienen problemas en conectar lo material con lo espiritual. Es lo que llaman la teología de la prosperidad”, explica Cazarín. “La gente da todo lo que tiene, porque entiende que revertirá en su propio bien”, abunda García Ortiz. Como Caridad, que presta su testimonio milagroso en la iglesia de Yadira Maestre. Cuenta que ha puesto dinero para las actividades del templo –“el dinero de la comida de mis hijos”, explica–, un sacrificio que realiza “con mucho amor y tras el que llega la compensación divina: poco después, relata, su empleadora le informa de que a partir de entonces comenzará a cobrar el salario mínimo al que obliga la ley. Los aplausos llenan la sala mientras se suceden los aleluya y amén de las presentadoras que sostienen el micrófono frente a Caridad. 

Estas iglesias dependen mucho de sus fieles porque se autofinancian. “Para ser miembro pleno de la congregación los creyentes suelen aportar algo cada día. También está el diezmo en algunas iglesias (el 10% de lo que se gana), aunque no es obligatorio. Hacen muchas campañas también de financiación”, explica Montañés. Lo atomizado del movimiento provoca que haya muchas realidades, desde las iglesias que apenas tienen para pagar el alquiler del local y una pequeña cantidad para los pastores hasta las que pueden depender de otra iglesia más potente, extranjera incluso, que les done dinero. “Lo que no suelen tener son subvenciones del estado como la Iglesia Católica”, apostilla el investigador.

En Madrid, el oficio se acerca a su fin y por primera vez en dos horas un hombre sube al estrado. El ministro recuerda que es la hora de la aportación. Una serie de voluntarios pasa por los pasillos repartiendo sobres con el logo de la iglesia para que cada quien deje el dinero que quiera. Se puede hacer en el momento, como el tradicional cepillo católico, o dejar los datos para una aportación mensual o puntual.