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Fallo o “brecha” vacunal: la pequeña vía de escape inmunológica para la COVID-19

Vacunación contra la COVID. Europa Press

Mónica Zas Marcos

12 de julio de 2021 22:50 h

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El ritmo de vacunación en España ha superado todas las expectativas seis meses después de su comienzo. 22 millones de personas tienen la pauta completa y casi 28 millones al menos una dosis. Gracias a esto, el país se ha adentrado en una fase desconocida de la pandemia, en la que una explosión de casos como la actual no ha derivado en un colapso de los hospitales ni de las UCI. La velocidad de transmisión y el predominio de la variante Delta, no obstante, han alterado un poco las reglas de juego. 

Contra la estrategia de inmunizar al mayor número de población con una dosis, como hizo Reino Unido, se ha impuesto la de completar las dos inyecciones cuanto antes. La razón es que la efectividad de las vacunas frente a la mutación Delta se reduce hasta un 30% con la primera dosis, mientras que con ambas llega al 80%, en el caso de AstraZeneca, y al 92% en el de Pfizer. Se habla en porcentajes y no en números absolutos porque la vacunología no es una ciencia exacta. Es más, habrá personas que no generen ningún tipo de inmunidad o que la pierdan pasado un tiempo. Es lo que se conoce como “fallo vacunal” y sobre lo que los expertos piden divulgar antes de que se desate el alarmismo.

En las últimas semanas han llegado datos descontextualizados de países como Reino Unido o Estados Unidos que hablaban de muertos y hospitalizados con la pauta completa. Se ha afirmado que el 29% de los británicos fallecidos por COVID habían recibido las dos dosis de vacuna o que el 30% de los hospitalizados estaban totalmente inmunizados. “Es un dato tramposo porque no se menciona cuántos son ni cuántos representan sobre el total de vacunados”, advierte Bea Mothe, viróloga en el Instituto del Sida de IrsiCaixa y especialista en Enfermedades Infecciosas en el Hospital de Badalona. 

“Hay casos de reinfección o de fallo vacunal, pero en proporción son muy pocos, y todavía menos los que acaban en UCI o falleciendo”, espeta Mothe. Ella evita la palabra “fallo” porque tiene una connotación negativa hacia las vacunas. “Prefiero la expresión inglesa de breakthrough, que sería una especie de brecha vacunal”, reconoce. Pero ¿qué es y en qué consiste este concepto al que se le da cierto mal uso? 

“Significa que no hay vacuna perfecta que proteja a todo el mundo de una enfermedad para toda la vida”, resume Antoni Trilla, investigador de ISGlobal y jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona. “Hay gente sin inmunidad vacunal que responde bien ante el virus y gente con anticuerpos que se acaba infectando”. Aun así, eficacias del 95% y del 97%, como las que están mostrando las vacunas contra la COVID-19, son una rareza digna de celebrar. “No solo son buenas en el laboratorio, sino que son efectivas en el mundo real”, añade Mothe, que estudia actualmente otros sueros más complejos como el del VIH. “Sin vacunas y con la transmisión actual, estaríamos cayendo como chinches”, asegura. 

Pero por muy perfectos que sean, todos los fármacos cuentan con un porcentaje de fallo o de brecha. La parte buena es que los expertos tienen bastante identificados a quienes les puede afectar, aunque siempre hay un componente de azar o “lotería”, como dice Trilla. “En gente de edad avanzada anticipamos que la respuesta inmune no va a ser tan buena porque la inmunidad también envejece”, menciona en primer lugar. “Después, los transplantados, algunos grupos con VIH y los que reciben tratamientos inmunosupresores o quimioterapia”, prosigue. Estos últimos eliminan las poblaciones de células encargadas de responder al virus y generar anticuerpos. “Pero esto pasa con todas las vacunas, no solo con las de la COVID”, precisa Mothe.

En gente de edad avanzada, transplantados, ciertos grupos con VIH y en quienes reciben tratamientos inmunosupresores o quimioterapia anticipamos que la respuesta inmunológica no va a ser tan buena

Antoni Trilla Jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona

¿Qué opciones hay? Ambos expertos mencionan la posibilidad de dar a estos segmentos muy concretos de población una tercera dosis de refuerzo o booster, como dicen los anglosajones. “Es poco probable que sea necesario a nivel de población general porque la inmunidad sana está aguantando muy bien, a no ser que aparezcan nuevas variantes con mayor escape vacunal”, dice la investigadora del IrsiCaixa. Mothe no se refiere a la delta ni la épsilon, recién encontrada en California. “Para que se escape de toda respuesta inmunológica debería mutar muchísimo más, y los coronavirus no tienen esa capacidad; por eso lo máximo que están haciendo es aumentar la transmisibilidad, pero no la brecha vacunal”, tranquiliza.

Trilla menciona otras “estrategias” para quienes estén recibiendo un tratamiento inmunosupresor, como vacunarlos varios meses antes de que empiecen el tratamiento o suspenderlo durante un tiempo si es posible. “Es como hacer un traje a medida para cada paciente”, reconoce. Pero en general, para proteger a los más susceptibles al fallo vacunal, recomiendan alcanzar de una vez la tan ansiada inmunidad de grupo. “Las nuevas variantes nos van a exigir un porcentaje más alto de vacunación porque son más rápidas”, explica Bea Mothe, y “ahora mismo necesitamos un 70% u 80% para considerarnos protegidos del todo”.

Ni test de anticuerpos a lo loco ni alarmismos

Algo que los expertos quieren evitar a toda costa es el alarmismo sobre los fallos vacunales. Recomiendan que se tome con la naturalidad que afecta a otras enfermedades y que no cunda una obsesión por comprobar cuántos anticuerpos nos han generado las vacunas. “En medicina nada es blanco o negro y si hay algo realmente complejo, eso es la inmunidad”, advierte Trilla. “Puede ser que no tengas anticuerpos circulantes, pero tengas poblaciones de células de memoria que están allí y que respondan en el momento de exponerte al virus. Igual no evitan la infección, pero sí evitan la severidad”, apunta Mothe. 

En cuanto a los test de anticuerpos, considera que es como “si hicieras una foto de una décima parte de tu sistema inmunológico” porque “no sabemos ni el umbral de corte”. No tiene ningún valor clínico ni se toma ninguna decisión basada en ellos. Para lo único que sirven, en su opinión, es para llenar algunos bolsillos. “Se habla mucho de la guerra comercial de las vacunas, pero la verdadera guerra es la de los test diagnósticos”, critica la científica. 

Puede ser que no tengas anticuerpos circulantes, pero tengas poblaciones de células de memoria que están allí y que respondan en el momento de exponerte al virus evitando la severidad

Bea Mothe Especialista en Enfermedades Infecciosas en el Hospital de Badalona

“Por lógica, conforme vaya aumentando la población vacunada, habrá más riesgo de fallo vacunal, pero seguirá siendo una situación comparativamente menor”, tranquiliza Trilla. La prueba para ambos está en la situación actual. “Parece que tengamos dos pandemias: la de vacunados, con casos más o menos leves; y la de no vacunados, con un subidón de contagios que no llegan a los hospitales”, compara el jefe de Preventiva. En el hospital de Mothe hay 10 pacientes ingresados en planta y 4 en UCI, mientras que llegaron a tener 200 y 80 respectivamente en las peores olas de la pandemia. “Es una foto optimista”, dice ella. De todos modos, piden acordarse de Atención Primaria y de Salud Pública, que “van a trabajar a todo trapo”, y de los vulnerables sin la pauta completa

“¿Que vamos a tener un aumento de hospitalizados? Seguro. ¿Es alarmante? No, para nada”, plantea Mothe. “La gripe mata a 6.000 u 8.000 españoles al año. En plena epidemia todos sabemos que habrá enfermos fastidiados en las UCI, con neumonía y con complicaciones. La COVID probablemente acabará convirtiéndose en esto”, piensa Trilla. En cuanto al fallo o brecha vacunal, lo compara con la meningitis meningocócica, “para la cual tenemos un tratamiento extraordinariamente eficaz y con el que se muere un 10% de la gente que la tiene”.

En definitiva, “hay que ser muy cautelosos con las cifras y los porcentajes”, pide Mothe, porque “habrá casos graves y hasta mortales, pero las vacunas los reducirán al mínimo”, añade el médico de Barcelona. “Lo más importante es 'normalizar' la enfermedad, combatir contra ella con las mejores armas que tengamos y conseguir que el sistema sanitario recupere su trabajo normal y que los pacientes COVID no le obliguen a dejar de hacer todo lo demás”, pide Antoni Trilla. “Esto es convivir con ello, y creo que es lo mejor a lo que podemos aspirar”.


La vacunación, por franjas de edad, en cada comunidad

Porcentaje de la población de cada franja de edad que ha recibido al menos una dosis de la vacunación contra la Covid-19 o la pauta completa, sobre el total de habitantes de ese grupo

NOTA: para el caso del grupo de 20-49 años, antes del 21 de junio incluye a 18 y 19 años

Fuente: Ministerio de Sanidad

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