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Feminismo en campaña, ese aliado que todos querían y que ahora incomoda

22 de junio de 2023 22:45 h

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Una lona gigante desplegada por Vox en la que el feminismo se va a la basura. Un Partido Popular que pacta con la extrema derecha en decenas de ayuntamientos y comunidades, con acuerdos que borran la violencia machista. El presidente de un Gobierno progresista que habla en sus entrevistas de “hombres de entre 40 y 50 años que se han visto en algunas ocasiones incómodos” por algunos discursos feministas. Pese a lo que pudiera parecer, solo han pasado cuatro años de otra foto muy distinta, esa en la que, en vísperas de las elecciones de 2019 y con un 8M en plena agitación, casi todos los partidos querían hacer del feminismo su compañero de campaña. Desde entonces, ¿qué ha cambiado?, ¿ha habido realmente un viraje en la intención de voto?, ¿tiene que ver el feminismo con la reacción machista?, ¿están cambiando los hombres de mediana edad su preferencias políticas?

El Director de Investigación de Opinión Pública de Ipsos España, Paco Camas, analiza algunos datos y parte de una premisa: “Establecer una relación de causalidad entre feminismo y voto es una quimera. Es muy difícil asignar lo que pueda significar el feminismo y cómo la gente lo percibe a la adhesión de su voto”. Camas explica que ni en las elecciones de 2019 ni en los años posteriores hubo grandes movimientos entre los bloques de izquierda y derecha... hasta la llegada de Feijóo a la presidencia del PP y las elecciones andaluzas en las que Juanma Moreno arrasó: “Ahí empieza un cambio y hasta hoy se mantiene una tendencia de transferencia de voto del PSOE al PP que ha ido variando entre el 5 y el 10%. No es un movimiento de la izquierda a la extrema derecha, es más bien de centro izquierda a centro derecha, seguramente por el descontento con la acción de Gobierno, por su propia gestión interna, gente que entiende que Feijóo es mejor alternativa para este tiempo”.

Si en 2019 el 20,7% de los hombres votaron al PSOE, hoy ese porcentaje en intención de voto es del 19,9%. “Otra cosa es que no sean los mismos hombres, pero el nivel de apoyo masculino se mantiene”, apunta Camas. Tampoco hay apenas cambio en Vox, que pasa de un 9% entre los hombres a un 9,4%. Donde el cambio es significativo es en el PP, que pasa del 11,1% de voto masculino a una intención de voto entre los hombres del 21,9%. “Bebe mucho del votante de Ciudadanos, también algo del PSOE y de la abstención”, sostiene el experto. Entre los hombres jóvenes, tanto PSOE como Unidas Podemos pierden apoyo de manera relevante, un apoyo que gana el PP: si en 2019 fue la elección del 5,3% de hombres jóvenes ahora lo sería para el 17,5%. En ese grupo de población Vox se mantiene o incluso pierde algunas décimas de apoyo.

“El PP ha ensanchado su electorado masculino. Lo que hay es una gran desmovilización de la izquierda que afecta a todas las edades y géneros. O bien se está pensando el voto o bien se pasará a la abstención”, señala el Director de Opinión Pública de Ipsos, que destaca que la extrema derecha no se beneficia del descontento de la izquierda, se deba este descontento al motivo que sea.

Es probable que muchos hombres de mediana edad estén incómodos con el feminismo porque el feminismo incomoda, busca cambiar un país. Incluso hombres de izquierdas que no se consideran machistas de repente se sienten así porque les señalan comportamientos

“Lo que Pedro Sánchez dice sobre el feminismo puede ser un elemento más. Es probable que muchos hombres de mediana edad estén incómodos con el feminismo porque el feminismo incomoda, busca cambiar un país. Incluso hombres de izquierdas que no se consideran machistas de repente se sienten así porque les señalan comportamientos. Puede que eso esté influyendo algo, pero no sabemos cuánto ni si realmente ese factor está siendo tan significativo”, prosigue Camas. El director de IPSOS apunta a otros factores relevantes, como el cambio de clima político, la crispación generalizada, la pérdida de peso de la economía como factor movilizador del voto, o las posiciones sobre Catalunya. “En mi opinión está siendo mucho más importante la reforma del delito de sedición y malversación”, apunta.

Si se toma como referencia la simpatía por el partido más la intención de voto del CIS, se refuerza la tendencia que muestra cómo el PP gana votantes masculinos de todas las edades mientras que el PSOE y Unidas Podemos los pierden, especialmente entre jóvenes.

Movilizar o no

Marta Fraile es científica titular del CSIC en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos y ha investigado la relación entre voto, género y feminismo. En 2019, opina, el feminismo entró en las urnas. “Nunca había habido grandes diferencias en el voto en democracia. Sí sabíamos que las mujeres tendían más a votar al PSOE y menos a los partidos más extremos. Cuando surgió Podemos, vimos que las mujeres tendían a votarles menos que los hombres. Pero esa tendencia cambió en 2018 y lo que vimos es que quienes participaron en las manifestaciones de ese año y de 2019 y también todo aquel que se declaraba cercano a la causa feminista mostraba más propensión a votar al PSOE y a Unidas Podemos. El feminismo fue un factor de movilización”, argumenta.

No tengo claro hasta qué punto las mujeres van a estar más movilizadas por el feminismo. Tiendo a pensar que sí, a pesar de los debates que ha habido, e incluso de la animadversión que parece que un sector ha generado contra Irene Montero

En estas elecciones, Fraile cree que el feminismo “que llegó para quedarse” también entrará de alguna manera en las urnas, aunque está por ver si funcionará como elemento aglutinador. “No tengo claro hasta qué punto las mujeres van a estar más movilizadas por este tema. Tiendo a pensar que sí, a pesar de los debates feministas que ha habido, e incluso de la animadversión que parece que un sector ha generado contra Irene Montero y que, si ponemos en perspectiva, se parece mucho a lo que sucedió con Bibiana Aído”, agrega la experta.

Fraile es escéptica respecto a la pérdida de votos que el PSOE pueda realmente sufrir ente el electorado masculino concretamente por este tema: “Los pactos de PP y Vox, las declaraciones desafortunadas de Feijóo... Me cuesta creer que realmente haya tantos votos perdidos justo por ahí, a pesar de las polémicas y de que pueda haber gente enfadada”. Marta Fraile sí apunta a que muchos hombres que en 2019 votaron a Ciudadanos, que están en una franja de edad media o madura y con actitudes menos favorables a la igualdad, puedan pasarse al PP, que juega con un “discurso ambiguo respecto a la violencia de género”, algo que para captar a este grupo de votantes puede funcionar.

También gana apoyo el PP entre las mujeres de todas las edades, aunque PSOE y la mezcla de Sumar y Unidas Podemos mantienen su nivel de apoyo femenino, según la intención de voto. La investigadora predoctoral de la Universidad de Murcia Claudia Mayordomo, que también indaga sobre voto, actitudes políticas y género, explica que dos investigaciones que han llevado a cabo sobre polarización afectiva señalan que el asunto que más polariza a los hombres son las políticas públicas feministas, pero también el nacionalismo y la unidad de España. En cuanto a posicionamiento ideológico, las mujeres se sitúan en mucha mayor medida como feministas y progresistas que los hombres, por eso Mayordomo no comparte la idea, sugerida también por Pedro Sánchez, de que el PSOE vaya a perder voto femenino.

Un clima derechizado

Un estudio del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas publicado este mismo año mostraba de qué manera la reacción contra el feminismo es uno de los factores que explican el ascenso del voto a Vox desde 2018. El conflicto territorial junto al rechazo por una sociedad más diversa e igualitaria, tanto en términos de género como de migración, serían algunos ejes que impulsan el auge de la extrema derecha en nuestro país, apunta el estudio. Los autores subrayan que el feminismo es el blanco de sus ataques “por ser la fuerza más exitosa entre el conjunto de valores a los que se oponen”. “El feminismo es ahora su objetivo preferido precisamente por su notoriedad y su capacidad de movilización en los últimos años”, afirman. Los expertos tampoco están de acuerdo con que Vox esté consiguiendo fomentar el descontento de forma transversal y aseguran que, respecto a la extrema derecha europea, es mucho más infrecuente encontrar antiguos votantes de izquierdas en sus filas.

Estamos viendo como incluso el 'mainstream político' está abonando la idea de que el feminismo está yendo demasiado lejos o de que le pierden las formas... Cuando esto sucede se está abonando el terreno para que otros los adelanten por la derecha

Pero más allá de quiénes sean los votantes de Vox, el foco está también en el clima social actual y su influencia en el conjunto del voto. La tele, las redes, las conversaciones familiares, los chats, los streamers, los patios de instituto. El investigador sobre extrema derecha Arsenio Cuenca afirma que ese clima social en España “está mucho más derechizado tanto a nivel institucional y mediático” que en países como Francia. Frente a ese clima derechizado, el feminismo aparece ahora como un movimiento más extremo y radical que hace solo cinco años. La idea de que, de alguna manera, el feminismo ha ido demasiado lejos ha calado más allá de la extrema derecha que representa Vox.

“Si la extrema derecha se está pudiendo beneficiar de un discurso antifeminista es en gran parte porque las condiciones son muy favorables para ello. Estamos viendo como incluso el mainstream político está de alguna manera abonando la idea de que el feminismo está yendo demasiado lejos o de que le pierden las formas... Cuando esto sucede se está abonando el terreno para que otros los adelanten por la derecha”, asegura.

Sobre el dilema entre hacer pedagogía o confrontar: no puedes creer que las feministas van a cogerte de la mano y explicarte todo. Hay ansiedad masculina, igual que en EEUU se habla de ansiedad blanca por ver cómo las personas negras ocupan más espacios

Cuenca cree que el señalamiento que parte de la izquierda también hace al feminismo contribuye al escepticismo hacia el movimiento y sus ideas. Y hace un paralelismo con el ecologismo y las declaraciones de Pedro Sánchez sobre la carne después de que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, incidiera en la necesidad de moderar su consumo. “Cuando quien debería respaldar un discurso emancipador y crítico se aleja y pide contención y empieza a poner comas está contribuyendo a escorar la crítica política hacia la derecha. ¿Quién no tiene un conocido cercano de izquierdas que dice 'es que ya no se puede decir nada'? Al feminismo se le ha atacado tanto en los últimos años que le salen enemigos por todas partes, incluso de donde no debería tenerlos. Está el dilema entre hacer pedagogía o ir a la confrontación. Pero aún pensando en lo primero, no puedes creer que las feministas van a ir a cogerte de la mano y a explicarte todo. Hay mucho de ansiedad masculina, igual que en EEUU se habla de ansiedad blanca por ver cómo las personas negras van ocupando más espacios”, reflexiona el investigador.

No obstante, Arsenio Cuenca tampoco cree que la extrema derecha esté captando votos de la izquierda por este motivo. Ve más plausible la idea de que ese grupo de población, especialmente formado por hombres, estuviera antes refugiado en las filas del PP o incluso en la abstención, hasta que Vox explotó el cabreo y el miedo “de los hombres abrumados por los avances del feminismo y de derechos LGTB”.

En 2018 el feminismo vivió su mejor momento, hubo una sensación de avance y de conexión con la ciudadanía. Eso ha cambiado y hoy el feminismo expresa división, y podría haber mujeres que castiguen esta situación absteniéndose o dudando sobre su voto

Paco Camas también cree que el clima social ha cambiado mucho: “En 2018 el feminismo vivió su mejor momento y generó una ola de concienciación y agitación, hubo una sensación de avance y de conexión con la ciudadanía. Eso ha cambiado y hoy incluso el feminismo expresa división. Quizá eso alimente la idea de que la política no es la solución, y podría haber mujeres que castiguen esta situación absteniéndose o dudando sobre su voto. Lo que está claro es que no son factores movilizadores como lo fueron entonces”. Por eso, el Director de Opinión Pública de Ipsos no descarta que el ambiente, en términos de feminismo, sí pueda contribuir a desmovilizar a una cierta parte del electorado progresista, junto con otros factores.

Marta Fraile cree que tanto al PSOE como a Sumar les interesa explotar en campaña los mensajes y propuestas centrados en los derechos de las mujeres porque les supone una ventaja comparativa que también puede traducirse en votos. “Cuando hay cambios grandes en términos de adquisición de derechos, que se expanden para colectivos históricamente escondidos, discriminados, hay una primera reacción de rechazo intensa pero luego, poco a poco, cuando se percibe que la gente ejerce sus derechos y no sucede nada, el escenario se pacifica. En este caso, aún no ha dado tiempo a que eso suceda”, concluye Fraile.