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Finlandia y Rusia cierran su frontera norte al paso de refugiados

EFE

Helsinki —

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Las autoridades de Finlandia y Rusia han acordado cerrar su frontera norte a los ciudadanos de terceros países durante los próximos seis meses para frenar la entrada de refugiados a la Unión Europea (UE) a través de la llamada “ruta ártica”, informó hoy el Ministerio finlandés de Interior.

El acuerdo, alcanzado ayer durante un encuentro en Moscú entre el presidente finlandés, Sauli Niinistö, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, limita el cruce de los pasos fronterizos de Salla y Raja-Jooseppi (en Laponia) a personas de nacionalidad finesa, rusa o bielorrusa y sus familias.

“El propósito de esta restricción es evitar la entrada organizada de inmigrantes ilegales. Al mismo tiempo, se refuerza el impacto de las medidas contra la inmigración ilegal adoptadas por Finlandia y Rusia en las pasadas semanas”, explicaron las autoridades finlandesas en un comunicado.

El país nórdico quiere impedir que la zona ártica se convierta en una nueva ruta principal para la inmigración ilegal, especialmente después de que la UE y Turquía acordaran frenar la entrada incontrolada de refugiados a Europa a través de Grecia.

“Finlandia es responsable de su parte de las fronteras exteriores de la UE, que son también la frontera exterior de la zona de libre circulación de Schengen”, recuerdan las autoridades de Finlandia, país que comparte 1.340 kilómetros de frontera con Rusia.

La decisión de Noruega de cerrar sus pasos fronterizos con Rusia a los solicitantes de asilo procedentes de Siria, Irak y Afganistán a finales del pasado año provocó un importante aumento de la llegada de refugiados a Finlandia a través de Laponia.

En los dos primeros meses de 2016 entraron en Finlandia cerca de mil refugiados procedentes de la Laponia rusa, frente a los apenas 700 que cruzaron esa frontera en todo 2015.

Este notable incremento provocó las críticas de las autoridades finlandesas hacia el Kremlin, al que acusaban de no hacer lo suficiente para impedir a las mafias lucrarse con el tráfico de refugiados.

Pese a no ser un destino tan popular entre los refugiados como la vecina Suecia o Alemania, Finlandia recibió 32.476 peticiones de asilo en 2015, casi nueve veces más que el año anterior, cuando llegaron al país nórdico 3.651 refugiados.