Solo uno de cada 100 jóvenes en edad de estudiar opta por la FP Dual, una de las principales apuestas del Gobierno para reducir el paro juvenil. Aunque la tendencia es positiva –porque el número de alumnos y centros que lo ofrecen se ha duplicado desde el año pasado–, el despegue está siendo lento y apenas 18.000 jóvenes se han inscrito en esta modalidad educativa que combina los estudios académicos con la formación en empresas, según el estudio del IESE 'La Formación Profesional Dual como reto nacional'.
“No va bien ni mal, está en mantillas”, valora José Ramón Pin, profesor del IESE y responsable del informe, aunque sí destaca que, frente a este 1% de España, la FP Dual acoge a un 42% de alumnos en Alemania, el modelo de referencia en el que se fija, en teoría, esta modalidad. El Gobierno tiene grandes esperanzas en esta fórmula educativa para reducir el paro juvenil, que supera el 50%. Son precisamente Cataluña, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana, las regiones con más jóvenes desempleados, las que más están apostando por ella y tienen más alumnos, pero aún con guarismos muy bajos. Pin considera que la FP Dual no debería tener una cuota de alumnos por debajo del 15% (esto sería 270.000 alumnos frente a los 18.000 actuales). Queda un largo camino por recorrer.
Pin destaca que uno de los principales problemas que se encuentra la FP Dual para su desarrollo tiene que ver con el modelo español educativo y productivo. Por un lado hay 18 sistemas de FP Dual, explica. “O 36. Hay un problema burocrático. Cada comunidad autónoma, que tiene las competencias, ha hecho su propia reglamentación. Entonces una empresa con varios centros productivos por España se encuentra diferentes reglamentaciones para cada centro”, argumenta el profesor.
En algunas, como Madrid, los alumnos solo acuden a una empresa. En otras, caso del País Vasco, rotan por varias, como ejemplo de los diferentes modelos. Madrid, que fue pionera en instaurar la FP Dual hace cuatro cursos, ha realizado ya cuatro modelos diferentes, a uno por año, según explica un profesor: “Ha habido mucha improvisación”.
Por otro lado, la FP Dual basa su modelo en que los alumnos combinan la formación teórica en los centros educativos con el trabajo práctico –y formativo– en las empresas, donde acuden a partir del segundo año de sus estudios y son remunerados por ello. Esto ya ocurre en la tradicional FP Presencial, pero en la Dual se aumentan de manera notable las horas que pasan en las empresas, y reciben un sueldo (o a veces beca) a cambio. Pero Pin señala que en España “el tamaño de las empresas es una dificultad”. Para que los alumnos de la Dual trabajen en una compañía necesitan un tutor. Esto es más complicado que ocurra en una pequeña o mediana empresa con pocos empleados. Y sucede que la mayoría del tejido productivo español está formado por pymes.
Tampoco el mapa productivo acaba de ayudar. “La FP Dual es especialmente adecuada para los sectores industriales”, afirma el profesor. Y España es una economía de servicios (este sector representa un 72% del PIB) y no muy industrial (17%). Aun así, señala el informe del IESE, el número de empresas que se ha apuntado a la FP Dual se ha más que triplicado y actualmente 1.517 participan en el proyecto.
Una formación que estimula la contratación precaria
Esta es una de las grandes pegas que se ponen a este tipo de formación. Los sindicatos –y algunos profesores– señalan que en algunas empresas, no todas, se utiliza a estos jóvenes como mano de obra barata en vez de formarles convenientemente. José Ramón Pin defiende que para esto está la inspección de trabajo. Pero el propio informe del IESE señala que “el contrato para la formación y el aprendizaje [característico de la FP Dual, diseñado para trabajadores sin cualificación profesional reconocida y con entre 16 y 25 años] no se está empleando para la franja de edad correcta (16-18 años), sino para jóvenes entre 20 y 24 años, lo que estimula la contratación precaria”.
Pin concede que “las empresas muchas veces tienen miedo de que esto se llame contrato” y se establezca una relación contractual entre el joven y la compañía, de manera que este pueda reclamar después. “Es un debate que hay ahora entre las empresas y las administraciones; hay que encontrar un mecanismo para que las compañías no se vean comprometidas”, afirma.
Y frente a esto, los centros educativos y los profesores de FP Dual no acaban de convencerse con el sistema. Esta modalidad de enseñanza ha reducido los estudios académicos hasta el 55% de lo que se da en la FP Presencial. Pin sostiene que estas críticas se deben a que tanto unos como otros quieren mantener el statu quo actual.
En general, la enseñanza que reciben los jóvenes en los centros se condensa, según la comunidad autónoma, en el primer año de estudios. Durante el segundo, la mayor parte del tiempo se pasa en las empresas. Los profesores explican que esto es un arma de doble filo. “Una empresa es una empresa, y se dedica a una cosa. Por ejemplo, en un curso de informática te pueden mandar a una compañía en la que te pases el año con sistemas operativos pero no hagas nada de programación, con lo cual aprenderás algo muy concreto pero que para el alumno es muy rígido”, explica un profesor del Instituto Clara del Rey de Madrid, uno de los pioneros (la región se adelantó al decreto nacional) en instaurar este tipo de formación. En los sindicatos también cuestionan la supuesta mayor empleabilidad de la FP Dual. Sara Gutiérrez, responsable de FP en Madrid de UGT, señala que “no es mayor” que la de la Presencial.