“A nivel mundial, el 15% de las aguas superficiales continentales están cubiertas por áreas protegidas”. Esta es la principal conclusión de un estudio sobre ríos, manantiales, lagos o humedales de todo el planeta, elaborado por el Joint Research Center (JRC). El dato se aproxima al objetivo del 17% fijado para 2020 en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Sin embargo, los autores del estudio alertan de que “los niveles de protección son muy desiguales entre los países” y que más de la mitad están muy lejos de cumplir el objetivo.
Según la meta 11 del CDB, “para 2020, al menos el 17% de las zonas terrestres y de las aguas interiores, especialmente las que revisten particular importancia para la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas, se habrán conservado por medio de sistemas de áreas protegidas”. Sin embargo, la protección de las aguas superficiales está muy por debajo de ese objetivo en el 53% de los países, según señala el estudio, que ha sido publicado en la revista PLoS One.
La cobertura más baja se encontró en varios países de África y Asia, en las que no se llega al 5% de superficie protegida, mientras que los que tienen más aguas protegidas se encuentran fundamentalmente en Europa, además de otros como Sudáfrica o Australia, con porcentajes superiores al 30%. Los resultados del estudio para España indican que prácticamente la mitad de las aguas interiores del país, un 49%, están protegidas, un dato inferior a Francia (57%) o Alemania (71%), pero muy superior a Suecia (22%) o Noruega (11%).
Pérdida de superficie de agua a nivel mundial
A nivel internacional, la mayor parte de los esfuerzos y las evaluaciones globales sobre la cobertura de las áreas protegidas se han centrado principalmente en los hábitats terrestres, como los bosques. Sin embargo, estudios recientes han mostrado que, en promedio, los humedales disminuyeron alrededor de un 31% entre 1970 y 2008, lo que ha llamado la atención de los investigadores sobre estas áreas.
Entre los mecanismos de presión a los que el ser humano somete a estas fuentes de agua, el estudio destaca el consumo insostenible, el drenaje de los humedales, la intensificación del uso de la tierra, la desviación de los cursos de agua y el cambio climático, especialmente en las zonas secas.
El nuevo estudio ha realizado un análisis de 359 millones de hectáreas de masas de agua permanentes y estacionales. Además de calcular la cantidad de agua que está protegida formalmente, también se ha realizado una estimación de los cambios netos en la extensión de la superficie de agua dentro de las áreas protegidas, en el periodo comprendido entre 1984 y 2015. Según sus resultados, “en el 38% de los países, las áreas protegidas perdieron más del 5% del agua permanente”.
El estudio señala a España como uno de los países que ha tenido un balance neto positivo en la superficie total de agua continental en los últimos treinta años. Sin embargo, el catedrático de la Universidad de Girona y subdirector del Instituto Catalán de Investigación del Agua ha asegurado a eldiario.es que “este dato puede ser engañoso, dado que el hecho de que la superficie de agua haya crecido no significa nada, salvo que puede haber más embalses”.
Según este investigador, los recursos hídricos han ido bajando en prácticamente todo el territorio, salvo en el norte del país. “Los hidrogramas están bajando continuamente, debido al cambio de los usos del suelo o la ampliación de la irrigación y, en menor medida, por el cambio climático”, afirma.
Las cifras engañosas de España
No es la única cifra que puede resultar engañosa para el caso de España. A pesar de que, según los resultados del estudio, el país se sitúa entre los que tienen mayor porcentaje de áreas protegidas, por encima de la media de la UE, la situación de estas áreas está lejos de ser ideal. “Es cierto que tenemos muchas más zonas protegidas que otros países de Europa, pero porque han sido más cautelosos”, explica Sabater.
“Cuando España se sumó a la red Natura 2000 lo hizo de forma muy alegre y apuntaron muchas áreas, pero este tipo de categorización conlleva costes y una protección legislativa que aquí se está regalando con mínimos”, asegura este investigador. “España es campeón de incumplimientos, ya que tenemos muchas zonas que están protegidas en las que no se pueden realizar determinadas acciones que se siguen haciendo”, asevera.
Uno de los casos más emblemáticos de sobreexplotación de un área protegida es el Parque Nacional de Doñana, cuyos recursos hídricos han sido expoliados durante años, lo que ha llevado a la Comisión Europea a llevar a España ante el Tribunal Europeo. “En España hay un uso excesivo de los recursos hídricos y el caso de Doñana, que es la joya de la corona, es paradigmático”, explica Sabater.
Juan José Negro, exdirector de la Estación Biológica de Doñana, relataba en este mismo diario la degradación que ha sufrido el parque durante años. “Un repaso a la hemeroteca de los años 80 del siglo pasado indica ya preocupación por los recursos hídricos en la zona”, asegura este especialista, que además recordaba como varios comités de expertos han recomendado en diversas ocasiones “poner coto a las extracciones insostenibles, muchas de ellas, y no es un secreto, completamente ilegales”.
Sobre esta cuestión, Sabater recuerda que “España está agujereada, ya que se estima que hay un millón de pozos ilegales que no están controlados”. Para este investigador es necesario que “nos responsabilicemos de las áreas que decidimos proteger en su momento y hacer una revisión más profunda del uso del agua si queremos que nuestros ríos, lagos o zonas húmedas no se sigan degradando”.