El Gobierno va a destinar 1.056 millones de euros (y otros 500 millones en créditos para empresas) a su plan de choque para recuperar el sector científico e investigador en España durante los próximos dos años. La cifra supone aproximadamente el 10% del presupuesto total que se destina a la I+d+i cada año en el país (del que se acaba ejecutando la mitad). Durante toda la pandemia se destinaron en total 30 millones de euros a la investigación para la búsqueda de una vacuna.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha explicado que este plan, “que se ocupa de lo urgente más que de lo importante” contará con 17 medidas que se articularás en torno a tres ejes: se destinará buena parte del fondo a potenciar la investigación biosanitaria para hacer frente a “futuras crisis sanitarias” mediante un incremento de la financiación del Instituto de Salud Carlos III, que ha llevado la voz cantante en la gestión de la pandemia; se reformará la ley de ciencia para “transformar el sistema de ciencia y tecnología” y la atracción y recuperación de talento; y se reforzará el sistema industrial de ciencia (la innovación en empresas).
El presidente ha explicado que este plan que ha presentado es de choque, y que se imbrica en la planificación a medio y largo que tiene el Gobierno para impulsar el sector, aunque durante toda su intervención no ha especificado cuánto plantea subir la financiación en los presupuestos (el sector le pide que duplique los fondos).
“Parece que se ha leído los últimos artículos sobre el tema que hemos sacado”, se muestra gratamente sorprendido Pablo Giménez, presidente de la Federación de Jóvenes Investigadores (FJI/Precarias), “porque ha incidido en todos los puntos que creemos que están fallando: ha reconocido que la situación de miles de jóvenes es dramática y que no hay industria”, valora. “El plan de choque viene a reconocer que el sistema es precario e insostenible”.
Este joven investigador, muy crítico con el Gobierno y escéptico hasta ayer mismo con los anuncios que haría el Gobierno, sostiene también que “las cifras nos parecen escasas, pero es un primer paso por el camino correcto. Nos falta por ver cómo se articula, dónde va ese dinero, cómo... Pero es muy positivo si supone un punto de inflexión y se refleja en los presupuestos”, concede.
Sánchez ha realizado un discurso en el que ha admitido que España se ha quedado atrás en la ciencia, ha reconocido la problemática que supone la fuga de talento, que ha achacado a situaciones pasadas para sorpresa de los investigadores porque sigue una realidad muy presente, y se ha comprometido a mejorar la situación del sector, presupuestos mediante.
Protestas con las ayudas
El anuncio del Gobierno se produce apenas unos días después de que se hayan publicado las resoluciones de los principales programas de ayuda a los investigadores postdoctorales, los que ya tienen la tesis leída: los contratos Ramón y Cajal, Juan de la Cierva en sus modalidad de incorporación y formación, y los Torres Quevedo, con duraciones entre los 5 y 2 años y salarios que van desde los 21.000 euros hasta los 31.000 en el caso de los Cajales, los mejor dotados y que permiten una cierta estabilidad a quienes los consiguen. Pero las adjudicaciones no han caído bien entre los aspirantes, que critican que las poco más de 800 ayudas concedidas en total dejan fuera a miles de candidatos, algunos con expedientes valorados con un 93 sobre 100.
“Es imposible estar contento”, explicaban desde la Federación de Jóvenes Investigadores (FJI/Precarias). “En este país no es que tengas que se excelente, es que tienes que ser el mejor entre los mejores para obtener un contrato precario”, lamenta.
Los científicos denuncian que el sistema de I+D+i en España está prácticamente desmantelado, lo cual plantea un problema para el país (“cuando haya una vacuna para la COVID, no vamos a llegar y tendremos que gastarnos miles de millones en acceder a ella a través de las farmacéuticas”, aventura Giménez) y para los investigadores, abocados a una difícil decisión en muchos casos, como ha explicado durante el propio acto la joven investigadora Nerea Luis Mingueza: “Tuve que tomar una de las decisiones más difíciles de mi carrera tras leer la tesis: si irme fuera y seguir engordando mi currículum o quedarme”. Ella tuvo suerte, y como además tiene talento pudo elegir quedarse. Para otros la decisión se toma sola: o salir o cambiar de rama. Y la opción de emigrar está más complicada este año por el cierre de fronteras de varios países, entre ellos EE UU, o trabajar de manera precaria (o gratis incluso) para hacer currículum.
Por estas y otras razones, los científicos exigen subir la financiación hasta el 2% del PIB, la cifra considerada óptima y a partir de la que se manejan los países punteros en tecnología, como EE UU, Alemania, Reino Unido o Japón. España tiene camino por recorrer desde el 1,2% actual. El anuncio del Gobierno de este jueves es un primer paso, conceden desde la FJI, pero estarán atentos a su ejecución.