¿Qué pasaría si a cada persona sin hogar se le proporcionase un lugar estable para vivir sola? Para esta pregunta no existe una única respuesta. Hay tantas posibilidades como personas sin hogar hay en España y, según los datos de Hogar Sí y Provivienda, en estos momentos son más de 30.000. Antonio, Rita, José Alberto o Andrés han sido algunos de los participantes en el programa Hábitat Housing First en España, que consiste en dar viviendas permanentes y apoyo social y de salud a personas en situación de calle con los perfiles más vulnerables. Los primeros pasos del proyecto se remontan a 2014 de la mano de Hogar Sí. En 2017, se sumó Provivienda a este proyecto.
Para Andrés Alarcón, de Palma de Mallorca, significó tener un espacio para sentirse tranquilo y seguro. “Viví experiencias muy malas. Tenía que dormir con un ojo abierto porque si no me robaban todo lo que tenía”, explica este hombre de 57 años en el salón Ernest Lluch del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. La sala está repleta y Andrés comenta que hace tres años pensar en algo así le hubiera resultado imposible.
“Yo llevaba más de un año en la calle, dormía en un albergue, pero dormir en un albergue es como estar en la calle igual. Lo que vi ahí lo guardo para mí”, dice emocionado. “Cuando me dieron la vivienda lo primero que pensé fue en la suerte que tenía”, añade. Después, tuvieron que pasar unos cuantos días hasta que logró asimilar que tenía una casa, un hogar. Allí empezó a sentirse tranquilo y seguro. “Tuve muchas entradas y salidas en otros sitios, y en ninguno triunfé”.
Un indicador clave en los resultados del estudio de evaluación de Housing First es la tasa de retención de alojamiento. En el caso español, el porcentaje está por encima del 95%, 18 meses después de su incorporación al programa. Esta mejora en la estabilidad no se produce en el grupo de comparación, que siguió utilizando los métodos tradicionales, como son los albergues, centros de acogida o alojamientos para grupos específicos.
“El centro del programa eres tú”, destaca Andrés. “Con el tiempo fui recuperando la dignidad como persona, los valores que había perdido como la familia, la honestidad, la humildad. Yo había llegado a ser una persona soberbia. A mí en la calle no me hacía falta nadie; eso pensaba”. Tener un hogar le sirvió para recuperar todo esto y también para reconvertirse en lo laboral. “Con cincuenta y pico años me propuse cambiar de oficio. Logré trabajar de mecánico. Imaginaos a mi edad cambiar de oficio”, comenta sorprendido.
Desde el Gobierno estudian ahora la posibilidad de adoptar este sistema para atajar el problema de las personas sin hogar. Ignacio Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales, ha asegurado que “poner el foco en la vivienda es crucial para la lucha contra la pobreza y la exclusión social” y que Housing First “ha demostrado resultados y es momento de que se desarrolle como política pública”. En torno a la Ley de Vivienda, que se llevará al Congreso el 26 de este mes, el secretario general de Agenda Urbana y Vivienda, dependiente del Ministerio de Transportes, ha asegurado que la norma “nace con la vocación de que la vivienda se convierta en uno de los pilares básicos del Estado del Bienestar de nuestro país”.
Lo crucial para que todo esto pueda llevarse a cabo es la financiación, idea que han sostenido los ponentes de este encuentro internacional.
28 euros más al mes por cada solicitante
La primera evaluación de esta metodología en España muestra que esta herramienta tiene resultados muy superiores a alternativas como la de los albergues y que puede suponer un gran ahorro en servicios y recursos externos como la alimentación, el tratamiento de adicciones o la atención psiquiátrica y sanitaria con el paso del tiempo.
El gran condicionante de este modelo es el coste del alojamiento. Sin embargo, apunta el informe, a largo plazo este coste no lo es tanto si se compara con el de sus alternativas consideradas en conjunto (por ejemplo, costes de un albergue, de alimentación, sanitarios y de urgencias) y se reduce la diferencia con el transcurso de los meses. “Hábitat tiende a reducir costes, mientras que sus alternativas los incrementan”, indica el texto. La diferencia de coste entre Hábitat y sus alternativas, según la misma fuente, se reduciría a solo el 2,39% a los 12 meses (esto es unos 42 euros al mes) y al 1,64% a los 18 (apenas 28 euros mensuales).
El caso finlandés
Housing First ya se ha puesto en marcha en países como Finlandia, Francia o Bélgica. En el primero lleva funcionando desde el año 2008 y con buenos resultados, destaca Y-Foundation, uno de los principales promotores de Housing First en el país.
“El sinhogarismo se ha reducido a la mitad”, asegura Juha Kaakinen, CEO de Y-Foundation. Según las cifras que repasa, en estos momentos hay 2.300 personas sin hogar en Finlandia, sin contar con aquellas personas que viven en casas de familiares o amigos, y “el Gobierno actual se ha fijado acabar con el sinhogarismo para el 2027”. “Es un gran reto político”, confirma Kaakinen, que no tiene reparos en admitir que “las anteriores políticas tenían un enfoque equivocado”. Para que el cambio de modelo fragüe, añade, tiene que haber un gran consenso político que se mantenga en el tiempo.
Durante la presentación, Freek Spinnewijn, director de FEANTSA (Federación Europea de Organizaciones Nacionales que Trabajan con Personas sin Hogar), ha asegurado que el papel de las instituciones europeas y de los políticos a nivel nacional será crucial para que triunfe este modelo, más instaurado en la parte occidental del continente. Spinnewijn ha indicado que en toda Europa hay 600.000 camas de refugios.
Un modelo similar al de Hábitat Housing First opera desde el año 2009 en Francia, cuyos ministerios de Vivienda y Asuntos Sociales financiaron desde sus inicios al 50%. En estos momentos la herramienta está implantada en 32 ciudades y en dos, concretamente, se trabaja con gente joven. La idea consiste en “pasar de un sistema de albergues y emergencia hacia una política orientada en la vivienda”, asegura Manuel Hennin, responsable de proyectos de la delegación interministerial para el Alojamiento y el Acceso a la Vivienda, del Ministerio de Vivienda francés.
En el caso de Bélgica, se trata de uno de los países en los que Housing First es un complemento dentro del sistema y no una política integral.
La prevención para que nadie termine en la calle, la financiación de los proyectos, la cooperación público-privada o que se dejen de crear alojamientos colectivos son algunas de las claves para encontrar una solución definitiva.