El Gobierno plantea aplicar restricciones al tráfico y la industria ante picos de contaminación
El Gobierno prepara un plan común para que comunidades autónomas y grandes ciudades actúen ante picos de contaminación del aire. El documento marca unos umbrales de alerta y medidas específicas para revertir episodios de alta concentración de dióxido de nitrógeno (NO2), ozono troposférico (O3), micropartículas (PM 10 y 2,5) y dióxido de azufre (SO2).
El Ministerio de Transición Ecológica ha diseñado un plan marco para que a partir de él se elaboren los protocolos a los que están obligados tanto las comunidades autónomas como los municipios y aglomeraciones de más de 100.000 habitantes en la Ley de Calidad del Aire de 2007. Hasta el momento existen 19 protocolos de ámbito municipal de las 63 urbes con esa población y seis autonómicos, según recopiló la organización Ecologistas en Acción en julio de 2020.
El documento establece unos límites mínimos, en principio vinculantes, para cada tóxico a partir de los cuales hay que activar el protocolo y sus medidas. En todos los casos se ha trazado un “umbral de activación”, otro de “información” a la población y, por último, el de “alerta”.
Para el NO2, el primer nivel se establece en 180 microgramos por metro cúbico de aire en una hora, el segundo en 200 y el último en 400. Para las PM 10, serán 40, 50 y 80 microgramos de media diaria, respectivamente. Para las PM 2,5 los umbrales serán: 25, 35 y 50 microgramos. El ozono troposférico es más complejo, pero el guarismo básico son 120 microgramos, el segundo será 180 como media horaria y el de alerta 240. Para el dióxido de azufre se activará el protocolo con 200 microgramos de media horaria, el siguiente nivel con 350 y el último con 500, medidos durante tres horas seguidas. El Ministerio pretende que esos valores sean un mínimo obligatorio para toda España.
Medidas en el nivel III
Miguel Ángel Ceballos, de Ecologistas en Acción, considera “positivo que se hayan incorporado las PM 2,5”. Al fin y al cabo, han pasado a ser uno de los tóxicos que más preocupan a los sanitarios ya que son 100% respirables por su ínfimo tamaño y llegan a las zonas de intercambio de gases de los pulmones. Sin embargo, cree que “los umbrales son un poco laxos. Con el nivel II deberían ponerse en marcha acciones más allá de la información. En todo caso, es una herramienta útil”, concluye.
Efectivamente, las medidas concretas se activarían al llegar al tercer nivel. En este sentido, el plan marco también enumera una batería de acciones “de urgencia necesarias para poner fin a esa superación”. Las directrices especifican que “deberán mantenerse” cuando las previsiones meteorológicas sean negativas (la estabilidad atmosférica impide la dispersión de contaminantes) “o incluso reforzadas”.
Entre las medidas que se mencionan, una buena parte se refiere al tráfico de vehículos. Se incluye la restricción del tráfico en determinados viales de las zonas de aplicación de plan, la prohibición de circulación de automóviles contaminantes y el estacionamiento dentro de esa misma zona. Se señala la regulación horaria para el tránsito y la limitación de la “ventana de carga y descarga”. También la reducción de la velocidad máxima en 20 km/h respecto a la normalmente permitida y la adecuación de la oferta de transporte público a la demanda prevista durante esos episodios.
En las áreas industriales, se pide que se reduzcan las emisiones “incluso con la reducción de la producción” si fuera necesario. También aplazar o reprogramar actividades que vayan a generar más contaminación, favorecer la entrada y salida escalonada de los trabajadores y reforzar el control de la calidad del aire en la zona.
En el sector agrícola se aborda, sobre todo, las emisiones de amoniaco provenientes de la actividad ganadera y los fertilizantes. Así, se indica que debe evitarse esparcir esos fertilizantes, y exige almacenar y cubrir estiércoles y purines ganaderos. Tampoco podrá labrarse intensivamente cuando haya episodios de PM agudos o quemar biomasa para deshacerse de los restos de poda con el objetivo de aliviar los niveles de material en suspensión.
El documento incorpora medidas para un cuarto sector: el residencial y de obra pública, al que le pide que mientras dure el episodio extremo se regulen los equipos que usen combustible con alto impacto en la calidad del aire y que se aplace y limiten las labores que impliquen utilizar disolventes orgánicos, las demoliciones o los raspados de asfalto porque generan contaminación.
Más contaminantes de los considerados hasta ahora
Además, se indica que las “administraciones competentes”, es decir, los gobiernos autonómicos y municipales, deben detallar en esos propios planes las medidas que se adoptarán cuando haya picos de contaminación. Con todo, los Ejecutivos regionales y ayuntamientos podrán adaptar y graduar las actuaciones.
Una de las novedades más relevantes del plan es la inclusión de cinco contaminantes, cosa que apenas aparece en los protocolos hoy en marcha –solo incorporan todos las ciudades de Cádiz, Valladolid y la comunidad de Castilla y León–. Muchos se han limitado al dióxido de nitrógeno: Zaragoza, la ciudad de Madrid y la Comunidad de Madrid –del que derivan los de 12 ciudades de la región–. Algunos han combinado el NO2 con algún otro elemento: Barcelona, Valencia, Asturias, Sevilla o Murcia y la Región de Murcia.
Ciertas comunidades tienen protocolos “puramente informativos”, se quejan en Ecologistas en Acción, “como Baleares y Cantabria, sin previsión de otras medidas”. También critican que, en Bilbao, Castelldefels, Las Palmas de Gran Canaria, Puertollano, San Vicent del Raspeig, Talavera de la Reina y Vigo, las regulaciones “se basan en normativas de los años 70 y 80”.
Hay incluso un grupo de grandes ciudades que carecen de instrumento como Málaga, Palma, Alicante, Córdoba y Vitoria. Es debido a este panorama tan heterogéneo por lo que Miguel Ángel Ceballos pide que este plan marco adquiera fuerza reglamentaria para “obligar” a todas estas administraciones a elaborar sus protocolos de acuerdo con estas directrices.
Mensajes a la población
Añadido a las medidas para rebajar el pico de polución, el plan prevé que se trasladen mensajes y recomendaciones para la salud según sea el umbral de concentración. La idea común es que, a medida que el episodio de contaminación es más agudo tiene que reducirse la actividad en el exterior. Van desde avisar en los primeros niveles de que la calidad del aire todavía no es lesiva para la población en general, pero sí para los grupos de riesgo –a los que se les pide reducir acciones enérgicas fuera– hasta advertir de que las condiciones son de “emergencia para la salud pública de la población entera”.
Las recomendaciones se refieren, básicamente, a las actividades en el exterior y siempre afectan antes a esos grupos más vulnerable. En el caso más extremo llegan a pedir que se reduzca toda actividad al aire libre y que se utilice protección adecuada para trabajar en el exterior.
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