Los grandes contaminadores globales ponen en jaque el reto climático

Raúl Rejón

6 de julio de 2022 22:36 h

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Fueron solo dos días. 48 horas que retroceden años en los esfuerzos por mitigar la crisis climática. Los dos principales contaminadores del mundo, Estados Unidos y China asestaron hace unas semanas sendos reveses a la lucha contra el calentamiento global: el Tribunal Supremo de Estados Unidos se puso del lado del carbón y China anunció que incrementará la producción de ese mineral para evitar “cortes de energía”. Para rematar, este miércoles el Parlamento Europeo ha avalado el plan de la Comisión de que las inversiones en infraestructuras nucleares y de gas natural tengan la etiqueta de verdes.

Los votos en el Pleno europeo de populares, liberales, ultraconservadores y extrema derecha han apoyado este plan que había recibido el rechazo de las comisiones de Economía y Medio Ambiente. PP, Vox, Ciudadanos y PNV se han alineado con el resto de las derechas para conseguirlo.

En Estados Unidos ha sido el Tribunal Supremo el que en una “decisión devastadora”, según el presidente Joe Biden, eliminó la capacidad de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) de obligar a las plantas térmicas que usan carbón a que reduzcan sus emisiones de CO2. Esto “retrasa nuestra lucha contra el cambio climático”, ha destacado el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, que recordó: “Ya estamos lejos de la senda para cumplir los objetivos del Acuerdo de París”.

Desde un punto de vista técnico, “el Clean Power Plan de Barak Obama que otorgó estos poderes –ahora anulados por el veredicto del día 30 de junio– a la EPA en 2015 no llegó a implementarse del todo por los recursos judiciales”, analiza el director ejecutivo de Global Carbon Project, Josep Canadell. “El fallo no quiere decir que, necesariamente, vayan para atrás, aunque no avanzaremos a la velocidad que hay que ir”, añade el también integrante del Centro Nacional de Investigación de Australia (CSIRO).

Lo que no dijo pero también es fundamental es que Estados Unidos es una de las principales causas del problema climático mundial. El país es el segundo emisor global de gases de efecto invernadero tras China. Emite alrededor de 5.000 millones de toneladas de CO2 al año y supone, más o menos, el 15% del total mundial. Desde 1901 hasta 2005 ocupó el primer lugar del ránking absoluto de contaminadores.

El problema, según Canadell, “es que, con la nueva decisión de la Corte Suprema, será más fácil que se lleve a los tribunales cualquier decisión relevante que afecte a centrales térmicas”.

Ejemplo negativo que arrastra

Otra cosa es que “el mundo perciba que Estados Unidos hará menos de lo que prometió y eso siempre tiene un impacto negativo, porque el país tiene un liderazgo muy importante”. En conclusión, afirma Canadell, EEUU continuará su camino de descarbonización, pero “probablemente a un ritmo más lento del que se necesita y eso no son buenas noticias porque necesitamos que todos los países tomen los mayores y más rápidos compromisos posibles para disminuir las emisiones”.

China es actualmente la principal emisora de CO2: más de 10.000 millones de toneladas al año y, aproximadamente, el 27% del total mundial. Alcanzó ese puesto en 2006 al superar a EEUU

En este sentido, el ministro de Exteriores de China, Zhao Lijian, ha urgido al Gobierno estadounidense a que cumpla sus compromisos climáticos: “No basta con hacer eslóganes”. También aprovechó para repetir que “los países desarrollados, incluido EEUU, deben afrontar su responsabilidad histórica y ser más ambiciosos”.

“Garantizar el suministro” a costa de más gases

Sin embargo, solo un par de días antes de esa sentencia y las exigencias chinas, el Gobierno asiático había anunciado que la región carbonífera de Shanxi planeaba “aumentar su producción anual de carbón en 107 millones de toneladas en 2022 para llegar a los 1.300 millones”. Aducía que así “se garantiza el suministro de energía”.

En todo el país la producción de este mineral aumentó un 10,5% en los cuatro primeros meses del año: el carbón es el combustible fósil que, a igual cantidad de electricidad producida, emite más CO2.

La demanda de electricidad se disparó en China al soportar a finales de junio una ola de calor en el centro y el norte del país y enchufarse los aparatos de aire acondicionado. Aunque China ha experimentado un fuerte crecimiento en fuentes de energía renovable, todavía más del 50% de su electricidad proviene de la quema de carbón.

“Estoy menos preocupado por China”, admite Josep Canadell. “Es el mismo patrón que se repite cada vez que una crisis interna o internacional afecta a su desarrollo económico, pero son problemas a corto plazo, de pocos años y todavía confío en que China alcanzará su pico de emisiones de CO2 antes de 2030”, calcula el investigador que también forma parte del Panel de Expertos de la ONU, el IPCC.

No es lo mismo que piensan en Greenpeace en China donde consideran que estos movimientos inauguran “un tiempo desfavorable” para la acción climática en el país.

China es actualmente la principal emisora de CO2: más de 10.000 millones de toneladas al año y, aproximadamente, el 27% del total mundial. Alcanzó ese puesto en 2006 al superar a EEUU.

En 1901, el año en el que los estadounidenses sobrepasaron a Gran Bretaña, emitían 721 millones de toneladas de CO2 y China andaba en las 95.000 toneladas. A mitad de siglo XX, EEUU superaba los 2.500 millones y el país asiático los 78 millones. En el año 2000 la diferencia estaba en 6.000 millones para los norteamericanos y 3.400 para los chinos.

Y la guerra en Ucrania

Y sobrevolando todo está la guerra en Ucrania. Rusia –que es el cuarto contaminador mundial– busca ingresos económicos a base de vender combustibles fósiles: gas, petróleo y carbón, que terminarán convertidos en energía a cambio de más CO2 liberado a la atmósfera.

Aunque la cantidad de productos petrolíferos que ha podido vender ha disminuido por las sanciones internacionales, el mayor precio ha hecho que ingrese más dinero, según indica la Organización Internacional de la Energía.

De todas formas, y pesar de su alto nivel de emisiones de CO2, en la contención del calentamiento global, Rusia ni está ni se le espera como ha mostrado el análisis de los planes climáticos remitidos a la ONU a finales de 2021 como mandataba el Acuerdo de París (firmado por Rusia solo en 2019).

Lo que ocurre es que esta coyuntura ha hecho que, por ejemplo, un país como Alemania ya prevea que puede quemar más carbón para sustituir el gas natural ruso que no le va a llegar si la guerra sigue alargándose. “La situación es seria”, ha admitido el ministro de Economía germano, Robert Habeck. El carbón emite, al ser combustionado, entre un 40 y un 50% más CO2 que el gas, según el Ministerio de Transición Ecológica.

Josep Canadell advierte de que, el nivel actual de emisiones apunta a que “llegaremos a temperaturas por encima del limite del Acuerdo de París a finales de este siglo y todas estas indecisiones y falta de capacidad para marchar de forma contundente y agresiva hacia una economía sin carbono en 2050 dejan claro que no estamos haciendo lo suficiente”.