Las cumbres de la Sierra de Guadarrama se convierten en Parque Nacional casi cien años después de las primeras reivindicaciones con un proyecto que cuenta con muchas oposiciones, entre ellas las de los ecologistas y partidos de izquierda.
Sobre el mapa, el área protegida por el Estado con la distinción de Parque Nacional adquiere una extraña forma de ancla. Un, a primera vista, caprichoso perímetro que cubre 33.960 hectáreas pertenecientes a las Comunidades Autónomas de Madrid y Castilla y León.
Ascensión de las Heras, diputada de Izquierda Unida, participó en la Ponencia que redactó el Proyecto de Ley que se ha aprobado definitivamente por el Congreso este miércoles 20 de marzo. De las Heras criticó duramente en el hemiciclo el dibujo de este Parque el pasado mes de noviembre, enmendándolo en su totalidad. Aunque el Proyecto de Ley se denominó “Parque Nacional de las Cumbres de la Sierra de Guadarrama”, la Ley ha dejado el nombre del Parque en Sierra de Guadarrama. A pesar de eso, no se recogió la petición de IU, que defendió “un parque de sierra y no uno de las cumbres dando por resultado un parque de pseudo cumbres”. Este grupo pedía la ampliación a 14.000 hectáreas más para acabar con unos defectos de planteamiento que, en su opinión, incumplen la Ley 5/2007 de Parques Nacional. Para De las Heras, el diseño del Parque se ha realizado siguiendo criterios económicos y privados, “excluyendo el suelo privado e incluyendo exclusivamente todo el suelo público” siendo esa la razón del espacio protegido “irregular” y las zonas de “estrangulamientos”. Un ejemplo de este criterio es que se incluyen los Pinares de Navarredonda, sin especial relevancia natural, y se excluyen las 2.000 hectáreas del Monte Cabeza de Hierro en el Pinar de los Belgas, que alberga la mayor colonia de buitre negro de la Comunidad de Madrid y la segunda de España de una especie en peligro de extinción. La finca en la que se alza este monte es de propiedad privada. “Se han priorizado los intereses de aquellos que se mantienen ajenos a su verdadera conservación, respaldados por la Comunidad de Madrid y la Junta de Castilla y León”, arguyó la diputada en la sesión de aprobación de la Ley este miércoles
Ecologistas en Acción denuncia de igual manera la exclusión de otras fincas de valor ambiental como las 10.000 hectáreas de los montes Valsaín en Segovia, donde mora el águila imperial y el buitre negro o el monte de La Cinta-Cabeza de Hierro en Madrid, dotado de bosquetes y tejos, siendo ambos terrenos de propiedad pública. Estas montañas son colindantes a las estaciones de esquí de Navacerrada y Valdesquí, “por ello en la zona de confluencia de montes y estaciones de esquí se crea un enorme estrechamiento que pone en riesgo la viabilidad del espacio protegido, dividiendo el parque nacional en una parte norte y otra sur”, explican. Tampoco se ha valorado el impacto mediambiental de las infraestructuras existentes en Navacerrada, indican los activistas.
La organización ecologista considera también “absurdo” y “ridículo” diseñar un espacio protegido donde la zona periférica de protección tendrá más valores naturales que el propio Parque Nacional, como los Montes Matas o el Pinar de Valsaín. Dos territorios éstos propiedad del Organismo Autónomo Parques Naturales y que se incorporan “parcialmente”, según indica la Ley, debido al mantenimiento de la central hidroeléctrica del Salto del Olvido, la ganadería extensiva y la actividad y comercialización forestal, denominadas ambas como “tradicionales”. Solo en el caso de que la tala forestal de los Montes de Valsaín sea abandonada, en su totalidad o en parte, se propondrá en un futuro su incorporación al Parque Nacional, según la Ley. Por estas carencias, Ecologistas en Acción define a este parque como “mutilado” ya desde su creación.
Para Izquierda Unida los principales peligros medioambientales que, en su opinión, no salvaguarda este Parque Nacional, es la posibilidad de urbanizar hasta con 40.000 viviendas en laderas y pies de monte, la temida unión de las estaciones de Navacerrada y Valdesquí y el desdoblamiento de la carreta del puerto, que atraviesa territorio protegido.
Aunque el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuló en mayo de 2012 las posibilidades de conectar ambas estaciones de esquí, el Parque Nacional excluye una franja de terreno situada precisamente entre una estación y otra. Es el punto en el que la silueta del Parque dibuja el mencionado “estrangulamiento”, a la altura de Navacerrada. Esto levanta las sospechas de los ecologistas sobre una futura unión de ambos negocios deportivos.
Para el grupo socialista, representado por Rafael Simancas en la Comisión de Medio Ambiente, han de incluirse las estaciones dentro del Parque Nacional, así como el complejo de antenas de la Bola del Mundo. Simancas declaró como “alarmante” la exclusión del Valle del Lozoya, con sus poblaciones de buitre negro y nutrias, la acebeda de Robregordo, el sabinar de Lozoya, las dehesas de Somosierra, los pinares del Valle de Fuenfría, de la Barraca y del entorno de El Escorial. También alertó, en declaraciones recogidas por Europa Press, de que la normativa permite el desarrollo urbanístico, construcciones y negocios privados en plena Sierra de Guadarrama que, a su juicio, resultan incompatibles con cualquier “protección institucional seria” y que ponen en peligro centenares de especies vegetales y animales, además de destrozar el paisaje.
El colectivo de ciclistas de montaña, agrupados en la asociación internacional IMBA se opone a las restricciones que para ellos supondrá la declaración de Parque Nacional, y por eso se están reuniendo con los diferentes grupos parlamentarios. IMBA llama la atención sobre “las consecuencias por el cierre de caminos y la pérdida de senderos tradicionalmente utilizados por los habitantes de los pueblos y las consecuencias económicas que acarreará una posible restricción al uso de la bicicleta de montaña en la Sierra del Guadarrama”.