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Los farmacéuticos ante el negocio de la homeopatía: “Solo es placebo, pero si viene alguien y me lo pide, se lo dispenso”

La homeopatía está de moda y durante los últimos años la batalla por que se reconozca la falta de eficacia probada de estos productos ha pasado de ser la lucha de unos pocos a contar con la participación de instituciones nacionales e internacionales. En cuestión de meses, la Real Academia de Farmacia, la Organización Médica Colegial o el Comité Científico Asesor de las Academias europeas publicaron sendos informes en los que alertaban del riesgo que supone esta pseudoterapia.

También a nivel político se han empezado a dar los primeros pasos para limitar las ventajas legales de las que se ha beneficiado la homeopatía durante años. En el plano internacional, destaca el caso de Reino Unido, Suiza y Francia, tres países ligados históricamente a esta pseudoterapia, pero que se plantean dejar de financiar la homeopatía, tras comprobar su falta de eficacia. En España, el Gobierno ya ha planteado en el seno de la Unión Europea la necesidad de cambiar una ley que ofrece a los productos homeopáticos la categoría de medicamento, a pesar de que no tienen por qué demostrar eficacia.

Sin embargo, poco se ha hablado de aquellos encargados de dispensar estos productos ¿Están de acuerdo los farmacéuticos con tener que dispensar homeopatía?¿Confían en su eficacia? ¿Es simplemente un negocio para ellos? Con el fin de recabar la opinión de los que lidian cada día con pacientes y prescripciones de homeopatía, eldiario.es ha realizado un recorrido por más de una docena de farmacias de una ciudad española, Santa Cruz de Tenerife, y esto es lo que nos han contado sus responsables.

“Si alguien viene y lo pide, yo se lo dispenso”

“Solo es placebo”, sentencia un farmacéutico de unos 75 años que no quiere dar su nombre, “porque esto es una comunidad pequeña y no quiero que algunos compañeros crean que les estoy señalando”. Sin embargo, a pesar de reconocer su falta de eficacia, asegura que vende el producto a quien se lo pide. “Si viene alguien y lo pide, yo se lo dispenso”, dice.

Ante la pregunta de por qué vende algo que sabe que no es eficaz, este profesional se encoge de hombros. “Mientras la ley los reconozca como medicamentos, seguiré dispensándolos a quien lo pida”. La posición de este veterano es habitual entre los farmacéuticos. No son pocos los que se escudan en la ley para evitar conflictos o, simplemente, para mantener esta pequeña parte de su negocio.

Sin embargo, en cierta medida, no le falta razón, dado que el hecho de que la ley califique los productos homeopáticos como medicamentos hace que las farmacias no solo estén autorizadas a venderlos, sino que también estén obligadas a dispensarlos.

David Martín, que regenta otra farmacia situada a menos de cinco minutos de la anterior, también considera que en la situación actual no les queda otra salida que dispensar estos productos, pero se muestra claramente en desacuerdo con la actual legislación. “La farmacia es un servicio público y tiene la obligación de dispensar todos los medicamentos legalmente reconocidos”, pero “es un engaño que a estos productos se les denomine medicamento”. David reconoce que trata de informar a los clientes que piden homeopatía sobre lo que se están llevando, pero cree que “se debería prohibir la venta o recomendación de productos que aseguran unos efectos curativos que nunca se han demostrado”.

“No me siento cómoda, es cómo vender humo”

La farmacéutica Eva Sentís es otra de esas profesionales que no se siente cómoda vendiendo estos productos. “No tengo ningún interés en vender homeopatía. No me siento nada cómoda dispensando este tipo de productos, porque es como vender humo, y me consta que a muchos compañeros les pasa lo mismo”, afirma.

Para Eva, estos productos se podrían retirar de las farmacias sin que eso supusiera ningún problema. “Creo que, aunque salga de las farmacias, nosotros podemos seguir respaldando y guiando a los paciente con tratamientos farmacológicos”.

“Sacar la homeopatía de la farmacia no es la solución”

Sin embargo, no todo el mundo comparte esta posición. Para la farmacéutica Carmen Iglesias “sacar la homeopatía de la farmacia no es la solución”. “Si lo hacen y la empiezan a vender en herbolarios o supermercados, el daño va a ser el mismo, salvo que aquí al menos les explicamos las consecuencias que tiene y tratamos de controlar que no abandonen otros tratamientos de eficacia probada”, explica.

Carmen, que apunta que hace un esfuerzo por informar a los pacientes que pasan por su farmacia, vuelca parte de la responsabilidad de la situación actual no solo en la legislación, sino en los médicos que recetan este tipo de pseudoterapias. “El médico es una figura muy relevante y es muy difícil convencer a una persona que viene con una prescripción médica de homeopatía de que lo que se está llevando no le va a hacer nada”.

“La mayoría están hiperconvencidos”

La farmacéutica Caridad Mota también reconoce que la denominación de medicamento homeopático puede generar confusión entre los pacientes, sin embargo, asegura que “rara vez viene alguien que no sepa lo que está comprando” y que “la mayor parte de los que vienen están hiperconvencidos”.

Aún así, la posición de Caridad respecto a la homeopatía es similar a la del resto de los farmacéuticos. “Si quieres mi opinión, es sencilla, la homeopatía no sirve para nada”. Además, firma que “no se puede llamar medicamento a unas bolitas de azúcar”.

Sin embargo, Caridad señala otro de los posibles puntos negros de estos establecimientos, la difusa frontera entre vender medicamentos y productos de consumo. “Aquí puede entrar de todo, yo puedo vender casi lo que quiera”, afirma con tono crítico. No le falta razón, basta echar un vistazo a cualquier farmacia para darse cuenta del arsenal de productos de consumo de dudosa eficacia que se ofrecen.

“No queremos perder a los clientes de homeopatía”

Con respecto a los ingresos generados por la homeopatía en las farmacias, es difícil saber con exactitud qué establecimientos la mantienen solo por los beneficios, pero es cierto que en la mayor parte de las farmacias visitadas no se hacía promoción explícita y apenas disponían de unos pocos productos homeopáticos, que no superaban la media docena.

Sin embargo, en una de las farmacias más grandes de Tenerife, una especie de pequeño supermercado plagado de todo tipo de productos de consumo, desde píldoras adelgazantes de dudosa eficacia hasta cosméticos que hacen afirmaciones sin base científica, sus propietarios no quieren poner en riesgo esa parte del negocio.

Aunque la responsable de esta farmacia acepta inicialmente conceder una entrevista, en la que asegura que la homeopatía no es eficaz, tras hablar por teléfono con la dueña del establecimiento rechaza aparecer en este reportaje. “La dueña prefiere que no nos menciones, no quiere perder a los clientes de homeopatía”. A pesar de reconocer que no es eficaz, no quiere que su establecimiento se asocie con críticas a esta pseudoterapia por miedo a perder clientes. El negocio es el negocio.

“Aquí todos defendemos la homeopatía”

Pero no solo se vende homeopatía por negocio o por imperativo legal. Aunque son muy pocos, algunos farmacéuticos se muestran plenamente convencidos de la eficacia de estos productos. A pesar de ello, no es difícil localizar una farmacia en la que se promocione la homeopatía, ya que este tipo de establecimientos son conocidos por muchos farmacéuticos.

Al llegar a una de estas farmacias y plantear el tema del reportaje, la propietaria señala a una de sus farmacéuticas: “Ella es la experta en homeopatía, te podrá explicar todo mucho mejor que yo, aunque yo también defiendo la homeopatía, aquí todos lo hacemos”.

Antes de comenzar la entrevista la farmacéutica se pasa varios minutos buscando algo en el móvil. Cuenta que tiene un grupo donde varios compañeros intercambian información sobre homeopatía o terapias alternativas. Finalmente, encuentra lo que está buscando. “Aquí está, es un artículo en el que se demuestra científicamente que la homeopatía es eficaz”, dice mostrando su móvil.

Sin embargo, lo que enseña es un artículo de una web conocida por promover bulos sanitarios de todo tipo. Al hacérselo saber, replica: “No, esto es una revista científica”. Tras unos segundos, reconoce que no es una revista científica, pero insiste en el contenido de la noticia.

En la información se asegura que una investigadora ha descubierto que la homeopatía es capaz de “curar el cáncer en células in vitro”. Ante la pregunta de si está afirmando que la homeopatía sirve para curar el cáncer, la farmacéutica recula. “No, la homeopatía no cura el cáncer, pero la medicina alopática [que es como los homeópatas se refieren a la medicina convencional] tampoco”, se defiende, “ahí está la cantidad de gente que se muere de cáncer cada día”.

Insiste en que en esos casos “la homeopatía es un complemento para mejorar la calidad de vida del paciente”, a pesar de que los estudios científicos realizados no han podido demostrar que los productos homeopáticos sean eficaces en estos casos. “A mí me da igual lo que digan la medicina o la ciencia”, replica, “yo lo he probado y a mí me funciona, no sé si puede ser la fe, pero me funciona”.

Al contarle que el resto de los farmacéuticos consultados considera que la homeopatía es una pseudoterapia, menciona los posibles conflictos de interés. “No digo que los demás reciban dinero de las farmacéuticas, pero los que nos dedicamos a la homeopatía somos gente mucho más discreta y no tenemos intereses económicos, lo único que queremos es curar”, afirma.

Antes de finalizar la entrevista, insiste en que ella también recomienda alopatía, pero puntualiza: “Mi primera opción siempre es la homeopatía”. La farmacia está situada en un lugar de mucho tránsito y acuden muchos clientes, así que basta detenerse unos minutos junto al mostrador para comprobar que, efectivamente, a todos se les ofrece algún remedio homeopático.

Deshacerse de los medicamentos no autorizados

Las entrevistas continúan en varias farmacias más y las respuestas se repiten una y otra vez. Prácticamente todos confirman que la homeopatía no es eficaz en ningún caso, pero reconocen que la dispensan sin discutir demasiado.

Ahora enfrentarán esas ventas con una novedad: el pasado miércoles, Sanidad publicó la lista de medicamentos que la industria homeopática quiere regularizar y el resto quedarán prohibidos. Uno de los farmacéuticos comenta la noticia que se acaba de conocer: “¿Se sabe cuáles son?”, pregunta. No y probablemente nunca se sabrá, porque no había un control específico sobre estos productos. “Pues a ver cómo lo hacemos”, dice antes de despedirse.

Ha pasado una semana desde entonces y los farmacéuticos siguen sin saber qué productos deben retirar, ni cuál será el procedimiento para hacerlo. Sin embargo, ese no es el problema. Aunque se haya reducido el número de productos homeopáticos, los farmacéuticos seguirán vendiendo y haciendo negocio con cientos de medicamentos que nunca han demostrado eficacia. Ellos lo saben, según reconocen. Falta por saber si quienes los consumen son también conscientes de ello.